[Ciudad de Paso] Caza fallida

por **Suzume Mizuno** » Jue Ene 29, 2015 9:50 pm

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Fátima comprobó la hora en el reloj de una tienda. Las ocho. Todavía faltaba un poco para que se hiciera de noche y cerraran todos los negocios. Tenía que darse prisa.

Clío le había mandado un mensaje, comentándole que había visto en una librería un par de volúmenes que podrían interesar a Malik en su investigación y Fátima no se lo había pensado dos veces en coger el glider. Clío estaba ocupada trabajando de camarera, por lo que sólo había podido saludarla un momento, tomarse un café y anotar la dirección de la tienda. Quizás luego se pasaría, dependiendo de lo que le llevara encontrar los libros. Algo le decía que quizás no llegara a tiempo. Los comerciantes de Ciudad de Paso eran muy estrictos con sus horarios; nadie quería encontrarse con Sincorazón de vuelta a casa.

Si hubiera visto el mensaje un poco antes, pero había estado entrenando otra vez con la guadaña y se había dejado el dispositivo en la habitación para que no se le rompiera…

«Venga, a correr y a ver si llego», se dijo, dando un vistazo una vez más a la notita de Clío para asegurarse de que no se confundía de calle.

Después echó a correr a un ritmo ligero, bajando por una cuesta, imaginando la cara que pondría Malik si esa noche le entregaba al menos un libro.

por **Astro** » Jue Ene 29, 2015 9:54 pm

Con las manos en los bolsillos y silbando una alegre melodía, Adam caminaba por la calle con total tranquilidad. Había acabado de dar un paseo por aquel mundo, uno que le habían recomendado los moguris del castillo para que lo visitara, ya que era muy conocido entre los aprendices o algo así, y la verdad era que estaba encantado con la ciudad.

Calles oscuras, muchos habitantes, callejones, gente que pasea sola por la noche... El lugar perfecto para que un vampiro pudiera tomar un tentempié cuando quisiera.

Que ahora le permitieran visitar otros mundos con libertad llegó en el momento justo. Por mucho que Nanashi cada vez fuera más dura con los entrenamientos (y con los castigos), haber estado tanto tiempo encerrado en el castillo le había empezado a volver loco. Al menos, ahora podía curiosear a su antojo y hacer cosas de vampiro sin que la Maestra se enterara. ¿No?

Andaba sin prestar mucha atención, distraído con su propia canción, que cuando giró la esquina no vio venir a alguien que bajaba corriendo.

El choque entre ambos fue inevitable.

—¡Epa! —exclamó Adam, consiguiendo mantener el equilibrio.

por **Suzume Mizuno** » Jue Ene 29, 2015 9:55 pm

Normalmente habría sido capaz de esquivar a un peatón despistado que se le cruzara de pronto en el camino. La entrenaban para cosas bastante más difíciles de evadir. Y, sin duda, podría haberlo hecho de no haber estado fijándose en lo alto de los edificios, buscando los nombres de las calles. Por tanto, cuando quiso darse cuenta, prácticamente se estaba chocando contra una persona. El golpe la mandó hacia atrás, pero recuperó sin demasiados problemas.

—¡Epa!

Se llevó las manos a la nariz, que había impactado contra el duro pecho del desconocido, y soltó un pequeño quejido mientras levantaba la vista. Porque, vaya, el hombre era alto.

—¡Lo siento! —se apresuró a decir, extendiendo una mano al frente, preocupada—. No iba mirando como debería, disculpe.

Pero él parecía entero mientras que a ella se le habían saltado las lágrimas por culpa del encontronazo.

Bajó las manos y no pudo evitar repasar con la mirada al desconocido. Ya no sólo por su altura, considerable, sino porque era… llamativo. No es que tuviera ojos castaños con un toque rojizo, es que eran de un color escarlata que resaltaba muchísimo gracias al contraste de pelo blanco. Además iba… ¿Iba descalzo? Arqueó las cejas y se preguntó si no estaría un poco ebrio. Mejor largarse. Aunque… Ya que estaba, no perdía nada por preguntar. Así, quizás, no perdiera tanto tiempo buscando.

—Discúlpeme, no sabrá por casualidad dónde está esta calle, ¿verdad?—Y le extendió la nota para que pudiera ver el nombre que había escrito Clío.

por **Astro** » Jue Ene 29, 2015 9:57 pm

—¡Lo siento! —exclamó la persona con la que Adam había chocado—. No iba mirando como debería, disculpe.

Se trataba de una chica joven, bajita (bueno, a Adam casi todo el mundo le parecía bajito), de pelo castaño, delgada y con unos grandes ojos marrones. Parecía la típica jovencita educada, sobre todo viendo cómo se estaba disculpando por el choque. El vampiro no pudo evitar esbozar una sonrisa.

—Tranquila, no ha sido nada —comentó, volviendo a meter las manos en los bolsillos con naturalidad mientras se encogía de hombros.

—Discúlpeme, no sabrá por casualidad dónde está esta calle, ¿verdad? —preguntó ella, enseñándole un papel con una dirección escrita.

Adam cogió el papel, fingiendo que leía lo que había. Casi no se podía creer la suerte que estaba teniendo: justo terminaba su paseo y empezaba a pensar en ir a comer algo cuando aparecía una linda muchachita preguntando una dirección.

Sólo tendría que llevarla por un callejón oscuro y... Bon appetit.

—¡Sí, claro! —mintió, con una sonrisa de oreja a oreja, devolviéndole el papel—. Me dirigía hacia allí, puedes seguirme y te llevo.

»Soy Adam —«Y tú vas a ser mi cena»—. ¿Vamos?

Le dirigió una amistosa sonrisa, esperando impaciente su respuesta.

por **Suzume Mizuno** » Jue Ene 29, 2015 10:02 pm

—¡Sí, claro! —Le dirigió una amplia sonrisa. Fátima iba a devolverle el gesto, pero se le congeló en el rostro cuando vio los colmillos del hombre—. Me dirigía hacia allí, puedes seguirme y te llevo.

—Ah… Pero no quiero molestar…—titubeó.

Volvió la mirada, buscando un reloj, y pegó un respingo. ¡Faltaba nada para que cerraran! Se mordió la lengua y se asestó una bofetada mental. En Tierra de Partida había visto a gente mucho más extravagante. ¿No había visto a gente que con características de animales? Lyn, su Maestra, sin ir más lejos. Se estaba comportando como una estúpida. Ciudad de Paso era el lugar en el que se juntaba mayor cantidad de gente de todos los mundos, por supuesto que habría personas con rasgos extraños.

—Soy Adam. ¿Vamos?—Su voz la trajo de vuelta a la realidad.

—Muchísimas gracias—dijo. Esta vez sí consiguió dirigirle una sonrisa sincera. Encima de que la ayudaban… Eso sí, seguía pareciéndole cuanto menos extraño que no llevara calzado—. Necesito llegar a una librería antes de que cierre y ya creía que no lo conseguiría a tiempo. Me salva la vida.—Se dio cuenta de que no se había presentado y dijo—: Yo soy Fátima. Encantada de conocerle—añadió, extendiéndole la mano para estrecharla.

por **Astro** » Jue Ene 29, 2015 10:03 pm

—Ah… Pero no quiero molestar… —contestó, con cierta inseguridad.

—Que no molestas, tú tranquila —insistió.

—Muchísimas gracias.

Al final, acabó cediendo, e incluso le devolvió la sonrisa a Adam. El vampiro suspiró mentalmente: había conseguido el primer objetivo. Que la presa se fiara de él.

—Necesito llegar a una librería antes de que cierre y ya creía que no lo conseguiría a tiempo. Me salva la vida. —«Algo me dice que no lo vas a conseguir, tú tranquila»—. Yo soy Fátima. Encantada de conocerle

Estrechó la mano que la chica le ofrecía, aunque sin darse cuenta lo hizo seguramente con más fuerza de la que debería. Rápidamente, y esperando que no le hubiera hecho daño, sacó otro tema de conversación

—Eh, vamos, deja de tratarme de usted, que tengo el pelo blanco pero no soy tan viejo —comentó entre carcajadas, empezando a andar—. Así que buscas una librería, ¿eh? ¿Algún libro en especial?

Adam guió a Fátima por las calles traseras del Distrito 2, aunque en el fondo el vampiro tampoco tenía ni idea de dónde estaba exactamente. Se había paseado antes por la ciudad, pero ni siquiera se había molestado en memorizar los lugares o los nombres de las calles. Total, con el glider podía irse en cualquier momento.

Debía entretenerla un poco para que se confiara. Jugar con ella. Fátima era como un pequeño y dulce caramelo que Adam estaba deseando comerse. Pero si era demasiado brusco, acabaría escapando o pidiendo ayuda inoportuna.

En resumen: la entretendría un poco, como solía hacer cuando vivía en Ciudad de Halloween con las doncellas que conocía en las tabernas, antes de hincarle el diente.

Colocándose un poco más cerca de ella mientras caminaban, con total naturalidad, soltó lo primero que le vino a la mente:

—Eres guapa para ser tan joven —le comentó, dirigiéndole una mirada pícara.

En parte lo decía para halagarla, en parte de verdad. Fátima era mona, aunque nada demasiado llamativo como para captar la atención de Adam. Bueno, que estaba llena de sangre, claro.

—¿Tienes novio?

por **Suzume Mizuno** » Jue Ene 29, 2015 10:06 pm

—Eh, vamos, deja de tratarme de usted, que tengo el pelo blanco pero no soy tan viejo —rió Adam, después de darle un apretón que le había hecho crujir los dedos. Si no hubiera tenido endurecidas las manos gracias al entrenamiento, seguramente le habría hecho bastante más daño. Sin embargo, se limitó a sacudir un poco la mano para desentumecerla y a sonreírle con educación—. Así que buscas una librería, ¿eh? ¿Algún libro en especial?

—Sí, uno de Historia—respondió, sin especificar sobre qué mundo. Algo le decía que a Adam no le interesaría demasiado.

Se quedó sin saber bien qué decir y se limitó a seguir caminando al lado de Adam, comprobando con creciente nerviosismo la hora. Lo veía, al final, cuando llegaran, estaría cerrado. Y todo el camino habría sido para nada. En fin, suponía que podía intentarlo de nuevo al día siguiente, o cuando estuviera libre…

De pronto sintió que Adam acortaba el espacio entre ambos.

—Eres guapa para ser tan joven.

Fátima se quedó clavada en el sitio. Primero, para digerir el piropo —aunque no sabía qué tenía que ver ser joven para ser guapa—. Después, por lo inesperado. Nunca le habían dicho que fuera guapa, por motivos evidentes. No solía atraer la atención de los hombres. Así que de pronto se sintió violenta y no supo cómo se suponía que tenía que reaccionar. ¿Debía dar las gracias? ¿Sentirse ofendida? ¿O qué?

—¿Tienes novio?

Se quedó en blanco. Dios santo, ¿de verdad estaba…? Era surrealista. Le entraron ganas de reírse por lo estúpido de la situación y, a la vez, que se la tragara la tierra. Por otra parte, se sonrojó sin poder evitarlo y se preguntó qué dirían sus hermanos si la vieran en una situación así.

—S-sí.

Y no pudo decir nada más. Se imaginaba que le estaba tomando el pelo o algo por el estilo, pero nunca le había pasado nada similar y no tenía ni la más remota idea de qué se suponía que tenía que hacer… O decir. Porque una cosa era Malik. Y otro que… Ni siquiera podía asumir que estuviera coqueteando con ella.

«¿Qué hago?».

Al final optó por quedarse callada y seguir caminando, mientras por dentro se moría de vergüenza. Nunca había pensado que pudiera ser tan inepta socialmente.

por **Astro** » Jue Ene 29, 2015 10:08 pm

—S-sí.

La reacción de Fátima fue tremendamente divertida para Adam. Había dejado de andar, claramente avergonzada, ¡e incluso se había puesto colorada! Ni siquiera la respuesta parecía demasiado sincera, aunque al vampiro no le importaba demasiado si decía la verdad o no con lo de tener novio.

—¡Pero si te has puesto roja! ¡Qué mona! —exclamó entre risas, esperando a que la chica se pusiera a andar de nuevo.

Si era de las vergonzosas, sería fácil. Adam sólo tenía que volver a decirle algo por el estilo y voilà, presa fácil a la que hincar el diente. Sin cortarse ni un pelo, se acercó un poco más a ella cuando retomaron la marcha, silbando tranquilamente mientras doblaban una esquina.

—Debes tener un novio muy desconsiderado, si no te acompaña por estas oscuras calles —comentó, poniendo una mano sobre el hombro de Fátima—. Uno nunca sabe qué cosas podrían aparecer y atacar a una bella doncella como tú...

»No te preocupes, yo puedo protegerte —le susurró al oído (aunque tuvo que agacharse un poco).

Aquel fue el momento. Aprovechando que Fátima estaría digiriendo lo que acababa de escuchar, Adam apretó con fuerza el hombro de la joven para agarrarla y, con la boca abierta de par en par y los colmillos listos, se abalanzó sobre su cuello.

¿Ñam?

por **Suzume Mizuno** » Jue Ene 29, 2015 10:10 pm

—¡Pero si te has puesto roja! ¡Qué mona!

Fátima experimentó un pinchazo agudo de vergüenza y le dirigió una mirada fulminante. Pero obligó a sus piernas a moverse y se puso una vez más en marcha, gruñendo por lo bajo. No había tenido una buena reacción, no, ¡pero tampoco había que burlarse así de ella!

Adam se puso a silbar alegremente y, de nuevo, empezó a cerrar la distancia entre ambos. Las alarmas saltaron en la cabeza de Fátima, que recordó de pronto que sí había tenido una experiencia así. Hacía mucho tiempo. Con Ivan Kit. Sólo que lo suyo había sido tan ridículo que, ante todo, le había hecho gracia. Esto era diferente. E Ivan Kit no tenía, lo que se dice, un aspecto amenazador. Adam, en cambio, imponía. Y que fuera casi de noche no ayudaba.

—Debes tener un novio muy desconsiderado, si no te acompaña por estas oscuras calles. —Le puso una mano en el hombro. «Oh, oh…». Sin embargo, al haber mencionado a Malik, la vergüenza y la tensión se deshicieron a toda velocidad, para ser sustituidas por una creciente irritación. ¿Pero qué le pasaba?—. Uno nunca sabe qué cosas podrían aparecer y atacar a una bella doncella como tú...

—No creo que me pasara nada—dijo con cierta hosquedad, haciendo amago de apartarse de él.

—No te preocupes, yo puedo protegerte —insistió Adam, agachándose sobre ella para poder susurrarle al oído. Se le puso la piel de gallina y pensó que esa era la gota que colmaba el paso. No tenía porqué seguir soportando aquello.

Fue todo muy rápido. Quizás fue gracias a los reflejos, a que estaba alerta desde que se topó con él, o a cómo le apretó el hombro. Ni siquiera llegó a ver cómo intentaba clavarle los colmillos. Sólo reaccionó invocando una Serpe acuática a la vez que dejaba salir un grito de alarma.

Retrocedió atropelladamente y chocó contra el muro. Tardó un instante en comprender que el muy cabrón había intentado atacarla. Se llevó una mano al cuello para comprobar si le había hecho algo, pero no, estaba intacta. Furiosa, invocó un Piro + que iluminó el callejón y le mostró con claridad la posición de Adam. Se preparó para lanzarlo si intentaba hacer algo extraño.

—Pedazo de…—siseó, fijándose una vez más en sus dientes—. ¿Qué pretendías hacer, eh? Respóndeme clarito o te calcino hasta los huesos

Estaba de muy mal humor y no dudaría en cumplir sus palabras si ese tío insistía en sacarla de sus casillas.

por **Astro** » Jue Ene 29, 2015 10:13 pm

—¡Uooo!

Para Adam, lo que ocurrió cuando intentó morder a Fátima fue toda una sorpresa. Sobre todo, porque fue todo muy rápido. Un trompa de agua impactó en el pecho del vampiro, empujándolo unos metros hacia atrás con violencia.

Cuando se incorporó, estaba empapado y perplejo. ¡Había usado magia! Maldita magia. Y aún no lo había visto todo: una gran bola de fuego surgió en la mano de Fátima, iluminando la calle y apuntando con ella al chupasangre.

Lo más raro era que no había ni pizca de miedo en el rostro de la chica. ¡Parecía hasta enfadada! Adam se rascó la cabeza, con una mezcla de confusión y diversión en el cuerpo. ¡Menuda sorpresa!

—Pedazo de…—gruñó, amenazante—. ¿Qué pretendías hacer, eh? Respóndeme clarito o te calcino hasta los huesos

—¡Eh, eh, eh, cuidado con eso! ¿No te han enseñado a que no hay que jugar con fuego? —respondió Adam.

Se levantó con las manos en alto, no demasiado rápido, para que viera que no iba a hacer nada. Sin embargo, no podía evitar sonreír. ¡Quién iba a imaginar que esa chica tan mona y de aspecto inocente era toda una hechicera!

—Tendrás que, bueno, perdonarme o algo así. —¿Esas eran las palabras correctas? No estaba seguro, no solía hacer esto—. Pensaba que eras una presa fácil, pero resulta que la niña mona sabe pelear. Bah, no te preocupes, me buscaré otra cena.

Iba en serio, no le apetecía pelear contra ella, sobre todo si era una maga. Adam odiaba la magia con toda su fuerza, aunque ni siquiera él sabía muy bien por qué. Además, tampoco tenía tanta hambre y... Le había hecho tanta gracia su reacción que se había ganado que la dejara tranquila. ¡Ninguna antes había reaccionado así!

»¿O es que tienes algo en contra de los vampiros, monada?

por **Suzume Mizuno** » Jue Ene 29, 2015 10:16 pm

—¡Eh, eh, eh, cuidado con eso! ¿No te han enseñado a que no hay que jugar con fuego?

Fátima torció el gesto.

—Encima grasiocillo, ¿eh?—La tentación de lanzarle la bola de fuego era muy grande, pero se contuvo porque Adam parecía estar a la defensiva.

—Tendrás que, bueno, perdonarme o algo así. —¿Cómo que «o algo así»? ¿Es que se creía que era un juego, que no estaba dispuesta a dejarle un par de buenas quemaduras?—. Pensaba que eras una presa fácil, pero resulta que la niña mona sabe pelear. Bah, no te preocupes, me buscaré otra cena.

—¿Qué…?

¿Otra cena? ¿De qué diantre estaba hablando…?

—¿O es que tienes algo en contra de los vampiros, monada?

Se quedó paralizada, asumiendo la declaración. Al principio tuvo ganas de reírse. Luego le repasó con la mirada y vio que tenía sentido. Había intentado atacarle al cuello, después de todo… O eso, o era un enfermo que tenía ideas muy extrañas… Y peligrosas. Pero estando donde estaban y sabiendo que los vampiros existían, no le resultó demasiado complicado de creer.

—Tengo algo en contra de cualquiera que me engaña e intenta pegarme un mordisco, lo reconozco—respondió con lentitud, moviendo suavemente la mano y haciendo ondear el fuego, amenazante—. Y contra personas que atacan a otras… Aunque sea para comer. Me imagino que es lo que tienes que hacer, pero… Supongo que comprenderás que no puedo apartarme e ignorar lo que has dicho.—Esbozó una sonrisa desagradable.

El corazón le latía con fuerza en el pecho, y estaba asustada, a la vez que enfadada. Lo había imaginado desde el principio, que era demasiada casualidad, que no tendría que haberse fiado. ¡Y lo había hecho! ¡Era patético! Y encima se había metido en el callejón. Había dejado que la llevara por la ciudad y quién sabía qué habría pasado si no hubiera reaccionado a tiempo. Joder.

No tenía ni idea de qué debía hacer. Ese tipo iba a hacer daño a otras chicas y no era probable que pudieran defenderse como ella. Además. Frunció el ceño.

—Si eres un vampiro, ¿qué haces fuera de día?

Hablando de eso, estaba a punto de anochecer por completo. Era el momento de olvidar la tienda. Había que poner pies en polvorosa cuanto antes, así que debía decidir pronto.

por **Astro** » Jue Ene 29, 2015 10:16 pm

Fátima tardó más de lo normal en responder. Estaría asimilando que Adam fuera un vampiro, imaginó él. Lo malo: seguía manteniendo la bola de fuego de su mano, e incluso la movía un poco para mantener la distancia con el chupasangre.

¡Maldito fuego! O maldita magia, mejor dicho.

—Tengo algo en contra de cualquiera que me engaña e intenta pegarme un mordisco, lo reconozco.

—Eh, yo no te he engaña... —empezó a decir Adam, pero se paró antes de terminar la frase al caer en la cuenta—. Oh, sí, lo de la librería esa. Vale, sí te he engañado.

—Y contra personas que atacan a otras… Aunque sea para comer. Me imagino que es lo que tienes que hacer, pero… Supongo que comprenderás que no puedo apartarme e ignorar lo que has dicho.

—Poder puedes, otra cosa es que no quieras. —No pudo evitar que se le escaparan unas risitas, aquello le resultaba la mar de divertido—. Eh, vamos, solo habría sido un mordisquito para calmar un poco el hambre. ¡Ni que fuera un crimen! Espera, ¿en este mundo lo es?

Se rascó el pelo, confuso, todavía manteniendo una prudente distancia con la chica y su bola de fuego. ¿Por qué veían tan mal que un vampiro quisiera alimentarse? ¡Ni que tuviera que morirse de hambre! Si no tenía suficiente con las normas de Nanashi en el bastión, ahora se encontraba con esto. Uno no podía comer tranquilo.

Aunque tampoco era que le importara demasiado. Las normas y Adam nunca se habían llevado bien, ni siquiera en su vida humana.

Hubo un momento de silencio, que fue roto finalmente por Fátima:

—Si eres un vampiro, ¿qué haces fuera de día?

—Tengo mis trucos —Se encogió de hombros, sin llegar a dar más detalles—. Oh, oh, ¿jugamos al juego de las preguntas? Me toca.

»¿Cómo una chica tan mona como tú sabe usar magia tan peligrosa?~

por **Suzume Mizuno** » Jue Ene 29, 2015 10:19 pm

—Tengo mis trucos.—Fátima no protestó porque no le contestara; tampoco lo había esperado. Aunque con la lengua más larga que tenía, había supuesto que quizás querría vanagloriarse un poco—. Oh, oh, ¿jugamos al juego de las preguntas? Me toca. ¿Cómo una chica tan mona como tú sabe usar magia tan peligrosa?~

—Me parece que si vas a asumir que las personas «monas» no tienen porqué ser peligrosas, vas a terminar muy mal—respondió con una sonrisa acerada—. La próxima vez puede que te partan en dos en vez de darte sólo un golpe de agua.

Se quedó mirándolo, notando el calor de la llama sobre su mano. Se preguntó si sería un criminal buscado. Si iba mordiendo por ahí a las mujeres, sin duda se habría buscado ya muchos problemas. ¿Y si se lo llevaba a Clío? Quizás ella supiera qué hacer. No quería presentarse con un vampiro en su casa —pensó, con algo de irritación, que ya que Clío era muy guapa, quizás se comportara como un imbécil con ella— ni molestarla en su trabajo, pero no se le ocurría nada más. Y no quería dejarlo suelto…

Sí, era lo mejor. Abrió la boca para decirle que iba a acompañarla sin intentar hacer ninguna tontería, cuando escuchó ese sonido tan familiar. Se giró con brusquedad hacia un extremo del callejón, en el cuál resplandecían dos ojos dorados… A mucha altura sobre el suelo.

Recapituló a toda velocidad: tenía dos opciones. La primera, luchar y arriesgarse a que el vampiro intentara atacarla por la espalda. La segunda, escapar antes de que el callejón se llenara de Sincorazón —y Ciudad de Paso al completo, también—. No le hizo gracia, pero su sentido común la ayudo a decantarse por la segunda. De modo que arrojó el Piro + contra el Sincorazón, retrocedió, giró sobre los talones y echó a correr.

Justo a tiempo porque, en el extremo del callejón se estaban despertando otros tantos Sincorazón, atraídos, sin duda, por la presencia de un portador. Fue ahí donde realizó un Doble Salto para trepar a un balcón cerrado a cal y canto y subir a un tejado, donde esperaba que sólo las criaturas con alas pudieran perseguirla. Dirigió una breve mirada hacia el vampiro, que no sólo había aplaudido, sino que se despedía alegremente de ella y rechinó los dientes. Después le hizo un corte de manga.

Se había salvado, por muy poco. Pero informaría a Clío sin perder tiempo. No pensaba quedarse de brazos cruzados mientras un chupasangre iba atacando a gente inocente. Dio la vuelta y desapareció sobre el tejado, perdiéndose de vista.

****

Al final se quedó a dormir con Clío, que la acogió sin problemas. La joven se sorprendió al escuchar hablar de un vampiro y le aseguró que no había oído que Ciudad de Paso hubiera tenido problemas con ninguno. Pero prometió avisar a sus compañeros y estar al tanto. Al día siguiente la acompañó hasta la librería, donde pudo, ¡al fin!, comprar los dichosos libros. Los puso a buen recaudo en una cartera; con lo que le había costado conseguirlos, más le valía tratarlos como oro en paño.

Aun así, cuando se marchó de Ciudad de Paso, no podía dejar de pensar que había dejado un vampiro suelto.

Bueno. Al menos había dejado claro su aspecto. Dudaba que un tío de ojos rojos, pelo blanco y que iba descalzo pudiera pasar desapercibido. Se sintió un poquito mejor y se concentró en las ganas que tenía de llegar a Tierra de Partida y darle su regalo a Malik.

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por **Astro** » Jue Ene 29, 2015 10:20 pm

—Me parece que si vas a asumir que las personas «monas» no tienen porqué ser peligrosas, vas a terminar muy mal

—Mona y peligrosa no puede ir en la misma frase, es de cajón —comentó él entre risas, con aire divertido—. Lo que quiere decir...

—La próxima vez puede que te partan en dos en vez de darte sólo un golpe de agua.

Adam no lo pudo evitar, y se echó a reír a carcajada limpia. ¡Le parecía todo tan gracioso! Fátima no tenía un aspecto para nada amenazante, y por mucho que pudiera usar trucos de magia baratos, no consideraba que realmente fuera una amenaza.

La idea de que pudiera "partirle en dos" era divertidísima.

—¿Ves? No te pega nada decir cosas como esa, Fátima —le dijo, con cierta sorna—. Aunque no has respondido a mi pregunta, ¡no sabes jugar!

Ambos permanecieron en silencio durante unos minutos, sin que ninguno llegara a decir nada. Adam disfrutaba de la cara de Fátima, que parecía tener un debate interno. ¿Qué haría? ¿Acabar con el malvado vampiro? ¿Entregarle a las autoridades de aquel mundo? ¿Marcharse sin más?

¡Se moría de ganas por averiguarlo! Y luego escaparse, claro.

Pero no hubo ocasión para llegar a verlo. Fátima iba a decir algo cuando, de pronto, el típico sonido que hacían los sincorazón al aparecer puso en alerta a ambos. Levantaron la cabeza, descubriendo efectivamente a un monstruo volador de ojos amarillos acechándoles.

—¡Tenemos compañía! —anunció Adam, sonriendo de oreja a oreja.

Machacar sincorazón siempre era divertido. Pero antes de que pudiera moverse, Fátima reaccionó antes: disparó su hechizo de fuego contra la criatura voladora, y echó a correr a toda velocidad.

Adam, sin llegar a moverse, la observó subirse a un tejado con bastante agilidad, llegando hasta a aplaudir cuando lo consiguió. ¡La chica era incluso rápida! Menuda caja de sorpresas que era aquella jovencita.

—¡Hasta que volvamos a vernos! —le gritó el vampiro, sonriente, haciendo un gesto de despedida con el brazo cuando ella se giró para mirarle.

Pudo ver que le hacía un corte de mangas, pero no tuvo más tiempo para fijarse por dónde se fue: uno de los sincorazón que habían aparecido por allí embistió contra él, arrojándolo al suelo. Casi lo había olvidado: tenía trabajo que hacer.

* * *
Tuvo que emplear toda su fuerza bruta, pero transcurridos unos diez minutos ya andaba con total tranquilidad por uno de los callejones traseros del Distrito 2. Aunque, bueno, iba lleno de heridas.

—Ya ha anochecido... Será mejor que vuelva —decidió.

Por lo que había escuchado, en aquel mundo cuando caía la noche la gente evitaba salir de sus casas, por miedo sobre todo a los sincorazón. Así sería imposible volver a encontrar una nueva cena, por no mencionar que Fátima podía estar buscándole.

Bueno, eso último no sería malo. Le encantaría volver a encontrarse con ella. ¡Tenían un juego de preguntas pendiente!

Se enfundó la armadura, invocó su glider y salió disparado hacia el intersticio. En el bastión, le esperaba una bolsa de sangre calentita... O un moguri fresquito. Sí, mejor lo último.

Ñam.

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