La sala de mando del Transporte Penitenciario Durgon era un lugar más bullicioso de lo normal, incluso para un lugar tan transitado como lo era la colosal nave. Fátima y Light habían sido convocados allí personalmente para recibir información más detallada sobre el objetivo de su misión de busca y captura. Criaturas de todas las formas, colores y sabores se encontraban tecleando y operando llamadas, comunicándose con patrullas de la milicia de la Federación Galáctica, orientándolos en sus misiones. El que parecía el mandamás de aquel lugar se había presentado como el Capitán Gantu. Su ingente tamaño y facciones animales lo hacían una figura bastante imponente.
—La información más importante estaba en el anuncio de la misión —dijo Gantu. Sostenía algo en la mano—. El sujeto ha sido avistado por última vez en La Cité des Cloches. No hemos revelado su aspecto por seguridad, aunque si se da una situación de emergencia puede que acabe siendo necesario colgar carteles en el propio mundo. Este es el convicto.
Gantu extendió el objeto que tenía en la mano, que resultó ser una hoja de papel bastante grande con la foto de una persona y una recompensa. Debía ser uno de los carteles que tenían planeado colgar si todo fallaba.
—Al parecer debéis capturarlo con vida —dijo Gantu, aunque se notaba un cierto resentimiento en sus palabras—. Podéis partir en cuanto queráis. Buena suerte, Portadores.
Gantu se despidió con un saludo militar y salió de la sala de mando como una exhalación.