Nescientes, por 15nuxalxv.

C'est fini!

¿Eres un artista y te gusta dibujar o escribir? Entra aquí y comparte tus dibujos / historias con nosotros.

Re: Nescientes, por 15nuxalxv.

Notapor 15nuxalxv » Jue Dic 20, 2012 10:32 pm

Capítulo 22: Triangulo Amoroso.
Spoiler: Mostrar
-¡Te lo has buscado!-exclamó una chica, desde el tercer nivel.
El receptor de la frase era Lea. Según parecía, Lea había intentado ligar con ella (por cuarta o quinta vez), se había cansado y lo había empujado, hasta llegar al primer piso de los jardines. Ahora, su pierna estaba en muy mala posición, prácticamente retorcida.
-¡Era mi pierna buena! ¿Lo captas?
-Bueno,-le dije- ahora es la mala.
-¡No tiene gracia! ¿Lo captas?
-Vamos, te llevaré a la enfermería.
-¡Ey, ey! ¡No quiero que una chica me lleve en brazos! ¡Tengo dignidad! ¿Lo captas?
-Creo que después de esto, ya la has agotado definitivamente-anunció Isa, bajando por las escaleras.- Pero te llevaré yo, si insistes tanto.
-Gracias, Isa. Eres un gran amigo, ¿lo captas?
Isa levantó a Lea (según la expresión de su cara, pesaba más de lo aparente), y se encaminó a la enfermería del castillo, con Ienzo y yo detrás. La chica ya se había ido.
Llegamos a la enfermería. Dejamos en una camilla al desdichado Lea y hablamos con la enfermera, alias Zora (o Sol). Mientras Isa y yo le explicábamos lo sucedido, Ienzo se quedó callado, mirándola como un bobo.
-Muy bien. Vamos a mirar esa pierna. ¿Podéis iros? No creo que sea muy agradable mirar cómo le pongo la pierna en su sitio…
Nos dirigimos a la salida. Tuve que volver a por Ienzo y arrastrarlo. <<Adolescentes>>, pensé. Salimos y nos sentamos en la sala de espera. Al rato, Zora salió y dijo:
-¿Lea está bien? ¿No se ha muerto?-pregunté.
-Está bien. Tendrá que ir durante tres meses con muletas, pero creo que podrá soportarlo.
-Qué pena. Otra vez será-inquirió Isa.
Entonces, salió Lea con sus muletas. Llevaba una escayola que le recogía media pierna, y una venda encima que la cubría entera. Tenía la mirada perdida y a la vez brillante.
-Ienzo, ¿podrías traerme un café? Descafeinado y con leche, si puede ser-le pedí.
-Que sean dos-añadió Isa.- Lea, ¿tú quieres algo?
Él sacudió la cabeza. Ienzo se fue, y Lea murmuró:
-Creo que me he enamorado.
-¿Qué?-preguntamos Isa y yo, a la vez.
-¡Creo que me he enamorado!-repitió, alzando la voz.- ¡¿Lo captáis?!
-¿De quién? ¿De Zora?
-No es ninguna novedad que Lea babee por alguna chica…-repuso Isa.
-Esta vez es diferente. ¡Me he enamorado de verdad! ¡De verdad de la buena! ¡De corazón! ¿Lo captáis?
Y se fue silbando hacia la salida. Increíble: Lea e Ienzo enamorados de la misma chica, de la hermana de Zor. Era… entre otras cosas, un tanto curioso, dos chicos tan diferentes enamorados de la misma chica.
-No puede ser…-susurré- Debe de estar bromeando…
-¿Por qué? Ya sé que Lea suele ser un cerdo, pero ¿no tiene derecho a enamorarse de verdad?
-No lo entiendes, Isa. Ienzo también se ha enamorado de Zora. Y ella es el ángel de la muerte; es decir, es inmortal.
-¿En…serio? Vaya, parece que nos hemos topado con un triángulo amoroso… Y bastante peculiar, si se me permite decirlo.
Entonces, Ienzo volvió con los dos cafés. Isa cogió el suyo y fue tras Lea. Yo tomé el mío, entré en la clínica y le dije:
-Eje… Zora… Tal vez hayamos empezado con mal pie…
-Sí, tal vez. También estaba nerviosa por el trabajo…
-¿Por qué no hacemos borrón y cuenta nueva?
<<-Ya que mi hermano se ha enamorado, lo menos que puedo hacer es llevarme bien con ella-pensé>>.
-De…acuerdo.
-¿Qué tal si mañana quedamos? En la plaza.
-Vale. Hasta entonces. Espera… ¡Tengo que trabajar! Si vuelvo a fallar me despedirán, y…
-Zora. Tranquilízate. Mañana es domingo, Zora.
-¿De verdad? Vaya, no tenía ni idea, hace ya mucho que perdí la noción del tiempo. Si yo te contara…


Capítulo 23: La traición.
Spoiler: Mostrar
-¿Así que se han enamorado? ¿De la misma chica?
-Sí, Nela. ¿No es increíble?
-Más que eso, es alucinante. ¿Lo captáis?
Estaba en el ático de Nela, contándoles a ella y a Ena las últimas noticias. Ambas estaban impresionadas.
La cafetera silbó desde la cocina. Zora había prohibido a Ena y a Lea tomar café, así que Nela había preparado té de hierbas. Mis dos amigas se dirigieron allí, y yo me quedé sentada en el sofá del salón. La puerta se abrió lentamente: Lumaria entró y la cerró detrás de sí. Entró en el salón y me dijo:
-Hola, Luna. No sabía que estuvieras aquí. Mejor, así no tendré que buscarte.
-¿Qué ocurre?-pregunté, levantándome.
-Conoces a un tal Isa, ¿no?
-Sí, es amigo mío. ¿Por?
-Ayudó al Maestro Xehanort cuando nos atacaron.
-¿Qué?
-Alguien tendría que haberlo hecho, ¿no? Las esferas gigantes de oscuridad no aparecen así como así.
-¿Por qué no me lo cuentas desde el principio?-propuse, mientras me sentaba.- Antes que me entre dolor de cabeza.
Lumaria también se sentó y me explicó:
-Un día, Xehanort se presentó en nuestra casa con Isa. Estaba buscando un “corazón de pura luz” o algo así. No teníamos ni idea de a lo que se refería, así que nos explicó su plan de un modo…
-Sí, de la manera que habla las cosas Xehanort: explica la cuarta parte de lo que pasa, y de lo que cuenta la mitad es mentira.
-Exacto. Habríamos conseguido que se marchara, pero entonces Demy y Nela entraron. Al parecer, Nela era un “corazón de pura luz”, y quería llevársela. Conseguimos echarle, pero nos amenazó diciendo que lamentaríamos ese día. Y al parecer, si lo hicimos…
-Es decir, que el Maestro Xehanort e Isa os… ¿arrancaron las alas?
-Sí- Lumaria tardó en responder.
-Nunca dejará de sorprenderme. Quince minutos después de que… eso ocurriera, estaba en su casa tan campante.
Nela y Ena volvieron. Lumaria se fue escaleras arriba, y yo les dije que me iba. No cambié de opinión.
Al salir, me encontré a Isa y a Lea. Sin decir nada, agarré a Isa del brazo, torcí la esquina y le pegué un buen puñetazo en el estómago y una patada en la espinilla.
-¿Pero qué te pasa? Eso duele, ¿sabes?
-¡¿Y sabes también que duele?! ¡Que te arranquen las alas de cuajo, o enterarte que un amigo tuyo es un maldito traidor!
-Tranquilízate, Luna. Veo que ya te has enterado. Yo… tuve que hacerlo, sino lo hacía Xehanort no cumpliría su promesa…
-¡¿Qué promesa?! ¡¿Qué te puede prometer un psicópata como Xehanort?!
-Créeme, me prometió lo que más deseo en el mundo.
-¿Aparte de que Lea desaparezca de la faz de la tierra?
-Sí, aparte.
-¡¿Entonces qué te prometió?!
-Sí te tranquilizas y no se lo dices a nadie, te lo diré.
-De acuerdo, me tranquilizo. Pero no pienso prometerte no decírselo a nadie.
-Prométemelo.
-De acuerdo… Juro que no se lo diré a nadie excepto a la almohada. Y ahora… ¡dímelo, cobarde traidor!
-Lo que más deseo en este mundo es… Vergel Radiante.
-¿En serio? ¿Vergel Radiante?
-¿Qué pasa?
-Pues que ya tiene dueño, ¿recuerdas? Ansem el Sabio.
-Créeme, no dudará mucho más. Xehanort lo dijo.
-¿Qué? ¿Os vais cargar a Ansem?
-Yo… No puedo decir más, lo siento. Él nos está vigilando.
Me di la vuelta. A lo lejos, reconocí unos ojos naranjas. Los ojos de Xehanort.
-¿Pero qué demonios? Isa…
Me di la vuelta. Isa no estaba.
-¡Maldita sea!


Aquí acaba la segunda parte de Nescientes. El año que viene publicaré la tercera.
Avatar de Usuario
15nuxalxv
49. Mandrágora
49. Mandrágora
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 1461
Registrado: Dom May 20, 2012 3:55 pm
Dinero: 13,680.84
Banco: 33,068.83
Ubicación: Kimbolton Castle
Sexo: Femenino
Estantería de objetos
Karma: 14

Re: Nescientes, por 15nuxalxv.

Notapor 15nuxalxv » Lun Feb 18, 2013 5:07 pm

Aquí traigo la tercera parte y última parte. Gracias por leer ^^

Tercera Parte


Prefacio.
Spoiler: Mostrar
Busqué a Isa por toda la ciudad. Parecía que la tierra se lo había tragado. Ni siquiera Lea sabía dónde estaba (me costó explicarle porqué había arrastrado así a Isa), aunque desde que vio a Zora estaba más abstraído que se costumbre. Tras cruzar Vergel Radiante de norte a sur y de este a oeste, me rendí. Había desaparecido. Volví a casa. En el pasillo me encontré con Even, que me pidió que fuera a los laboratorios.
-He revisado tu sangre, y he encontrado algo extraño. No sabría decir con certeza qué es. ¿Te has sometido a alguna operación últimamente?
-No que yo recuerde. Pero hace cuatro horas que tenemos enfermera, así que no creo.
-¿Qué podrá ser? Quizás sea el responsable del color de tus iris.
-¿Qué?
-Mírate aquí- sacó del bolsillo de su bata un espejo.
-Vaya, ahí llevas de todo-silbé, mientras lo cogía.
Ahora me daba cuenta. Bueno, tampoco me he parado a mirarme mucho al espejo. Mis ojos no eran del color marrón que siempre he creído, más bien eran de color verde muy claro con destellos marrones (tal vez por ese detalle los haya confundido).
-No tenía ni idea de que mis ojos fueran de este color.
-Antes se acercaban más al marrón, pero poco a poco han ido cambiando. Es extraño, tal vez…
La puerta se abrió. Era Ena, con mi bandolera.
-Luna, se te había olvidado la bandolera en casa de… Oh, hola, Even. ¿Lo captas?
-Hola, Ena. Bueno, ya hablaremos más tarde. Puedes irte, tengo trabajo.
Las dos salimos al pasillo y nos dirigimos a la enfermería, Ena quería conocer a, según ella, “mi futura cuñada, o la tuya”. Por el camino, le dije:
-Hmm… Ahora que me doy cuenta, siempre que está Even en la misma habitación que tú te pones muy nerviosa, tal vez demasiado…
Ena no dijo nada, sólo se sonrojó.
-¡No me lo puedo creer! ¡Te gusta!
-¡No es verdad! ¿Lo captas?
-¡Sí lo es! ¡Ya verás que ara pone Nela cuando se lo cuente! Por no hablar de la que pondrá Lea...
-Jura que no se lo dirás a nadie. ¡Júralo! ¿Lo captas?
-Vale. Juro que no se lo diré a nadie, excepto a la almohada, claro. Además, ¿no es un poco mayor para ti?
-¿Cuántos años crees que tiene?
-No lo sé… ¿Treinta, cuarenta?
-Oh, ¡vamos! ¡Tiene veinticinco! ¿Lo captas?
Arqueé una ceja, y ella asintió. Llegamos a la enfermería, pero Zora no estaba. Ena resopló y se fue.
No sabía qué hacer, así que me senté en el sillón de la sala de espera. Me di cuenta que la Llave de los Nescientes ya no estaba colgada de mi cuello. La encontré en medio del pasillo, en el suelo. No me había dado cuenta de que se había caído. Me agaché y la cogí. Noté que vibraba, y me la acerqué al oído. Escuché una voz grave que apenas se oía:
-Los nescientes, con la muerte de su creador Vanitas, han desaparecido para siempre. La cerradura debe ser sellada para que jamás vuelvan a aparecer.
Dicho esto, apareció una pequeña ranura y la llavecita le disparó un rayo de luz azul celeste. Cuando el cerrojo desapareció, la Llave de los Nescientes fue desintegrándose poco a poco hasta desaparecer.
-<<Bueno-pensé-, otro asunto pendiente acabado>>.
De pronto, una esferita transparente salió de mi bolsillo, brillante.
-¡Zack!-exclamé.
Abrí un pasillo oscuro (en una de las clases del instituto aprendimos cómo se creaban) y cuando iba a pasar, apareció Zora detrás de mí.
-¿Adónde vas?
-A ayudar a un amigo.
-Te acompaño. Vamos.
Antes de poder protestar, ya había cruzado el portal.
Lo que no entendí es cómo pudo hacerlo si la magia oscura podía matarla.


Capítulo 24 La competición.
Spoiler: Mostrar
-¿Y a quién se supone que buscamos?-preguntó Zora, pasado el rato.
-A un amigo mío. Su nombre es Zack. Alto, moreno, ojos azules…
-Ajá. Pues aquí no está. Miremos en el Coliseo.
Subimos al Coliseo. No estaba en el patio donde lo conocí, así que entramos en el edificio. Allí había un ser extraño, mitad cabra (o cerdo, no estaba segura) mitad humano.
-No sé por qué, me apetece comer cerdo-me susurró Zora, no pude evitar reírme.
-Eh, ¿qué os parece tan gracioso? Salid a la arena ahora mismo.
-Pero…
-Nada de excusas, jovencita.
-Pero…
-¡Salid ya!
-¡Nos quiere escuchar!-gritó Zora repentinamente.- ¡No tenemos ni idea de lo que está hablando!
-Oh, lo siento mucho-se disculpó, después de mirarnos.- Os he confundido con otras personas.
-Menudo carácter tiene el angelito-dije.
Ella me sonrió y luego le dijo al híbrido:
-¿Conoce a un tal Zack?
-¿El Capitán Agonías? Está en la arena, preparándose para la competición.
-Y… ¿podríamos apuntarnos nosotras dos?
-¿Qué?-preguntó Zora.- Un momentito.
Me agarró del abrazo y me arrastró al patio.
-¿Pero en qué piensas?
-¡Será divertido! Además, yo ya gané a Zack hace tiempo.
-Pero…
-¡Venga! ¡Nos apuntaremos juntas, seguro que ganamos!
Zora lo pensó durante un momento, y después me dijo:
-De acuerdo… pero no esperes de mí más que disparar de lejos y curarte.
Volvimos a entrar, nos apuntamos y entramos en la arena: era de forma cuadrada, con gradas a la izquierda y a la derecha. Había bastantes participantes. Los que me parecieron más peligrosos fueron una pareja y un chico que estaba más apartado que los demás. La pareja estaba formada por una chica morena y bajita y un chico alto y de pelo castaño. El otro era un chico rubio, alto y de aspecto amenazador. Me sonaba de algo. Me acerqué a él, y le dije:
-Hola.
-Hola.
-Te parecerá raro, pero me suena tu cara. Soy Luna, ¿y tú?
-Cloud. Si no te importa, estoy entrenando. Deberías hacer lo mismo.
Dicho esto, se fue. Zora vino hacia mí y me preguntó:
-¿Quién era?
-Un chico. Se llama Cloud, y es tremendamente borde, por lo visto. Vamos, busquemos a Zack.
Lo encontramos un poco más allá, haciendo sentadillas. A su lado estaba Hércules, menos delgaducho; pero sólo un poco. Zora se puso pálida.
-¡Zack, Hércules!-les saludé.- Esta es Zora, mi amiga.
-Buenas.
-Zack… –murmuró Zora.
Me sorprendí.
-No… sabía que os conocíais –dije.
-¿Te conozco?-preguntó Zack, arqueando una ceja.
-Se supone que estás… -murmuró Zora, más blanca que el papel- muerto.
-Esto…-dijo Hércules.- ¿Me he perdido algo?
-No, nada…-dijo Zora.
-¿Te encuentras bien?-le pregunté a Zora.- Estás pálida…
-Hace tiempo… -recitó Zora- soñé con él, y estaba muerto.
-¿Soñaste conmigo?-preguntó Zack.- Vaya, tengo hasta fans que no conozco.
-Sí, claro…-dije yo.- Fans…
-Lo digo enserio –replicó Zora muy seria- soy el Ángel de la Muerte, y siempre, he soñado con los muertos.
-Pues yo no me siento muerto…-bromeó Zack.- Y creo que eso se suele notar, no sé.
-¿Os habéis apuntado?-cambió de tema Hércules.
-Sí, las dos juntas.
-Seguro que ganáis-aseguró Zack, más tranquilo- el segundo puesto, claro está.
-Muy gracioso. Te recuerdo que te gané. Y pongo a Hércules como testigo.
-Es verdad- aceptó él.
-¡Ey!-exclamó Zack.
-Lo siento, pero Luna me da más miedo.
-Más te vale... Ah, por cierto, ¿me has llamado?
-Claro, para que te apuntaras. Ahora que lo recuerdo: ¿sabéis que en la otra arena hay un tío súper poderoso? Dicen que puede matarte de un solo golpe. ¡Por fin un contrincante a mi altura!
-Claro-dije, sarcásticamente.- Ahora, entrenemos un poco.
-De acuerdo- accedió él.- ¡Creo que empezaré con unas sentadillas!


Capítulo 25: Directas a la final.
Spoiler: Mostrar
-¡Las clasificatorias están a punto de comenzar!-anunció el cerdo (o cabra).- Venid a ver contra quién vais a combatir.
Todos nos acercamos a verlo. Conseguí abrirme camino a empujones hacia el tablón: luchábamos contra la pareja, León y Yuffie. Salí de la masa de muchedumbre y se lo dije a Zora. León y Yuffie se acercaron a nosotras, y nos dijeron:
-Así que luchamos contra dos niñas…-suspiró León.
-¡Oye, que yo tengo dieciocho años!-repliqué.
-¡Y yo…! Perdí la cuenta- me secundó Zora.
-¡De acuerdo! Yo soy Yuffie, y este es Squ…
-León-corrigió.- ¿Y vosotras sois?
-Yo me llamo Zora, y ella es Luna.
-Pues... ¡nos veremos en la arena!-exclamó Yuffie.- ¡Y no vale llorar si perdéis!
-Lo mismo digo-contesté.
Los dos se fueron, y Hércules y Zack vinieron hacia nosotros:
-¡Voy a luchar contra un tal Cloud!-nos informó Hércules.
-Y yo contra una chica. Va a estar chupado.
-¿Quién es?-pregunté.
-Ella. ¿La ves?
Era la chica que había empujado a Lea. Parecía decidida a ganar como sea. Fui a hablar con ella.
-Hola. No sé si me recuerdas: tiraste a mi amigo por las escaleras. Me llamo Luna.
-Oh, sí. Se lo merecía. Yo soy Tifa. Por cierto, ¿contra quién lucho?
-Contra Zack. Es ese chico de allí.
-¿El de las sentadillas? Bueno, me voy. Nos vemos en los cuartos de final.
-De acuerdo… ¡Ey! ¿Qué insinúas?
Ya se había ido. Zora me llamó, nuestro combate comenzaba.
-¡Tres, dos, uno… ya! ¡Comienza el combate!
Zora y yo habíamos quedado así: ella contra Yuffie y yo contra León. Saqué mis llaves-espada, Zora su arco, Yuffie unas estrellas ninja y León un sable-pistola, un arma extraña que nunca había visto, pero había oído que era difícil de manejar.
León era fuerte pero lento; esperaba a que atacara para esquivarlo o bloquearlo y contraatacar. Me di cuenta que Yuffie curaba a León, así que las dos fuimos a por ella. Tras dejarla KO, unimos nuestras fuerzas para conseguir derrotar a León. Al terminar el combate, le llegó el turno a Hércules. No tardó mucho en caer derrotado ante Cloud. Tras este breve combate, le tocaba a Zack y a Tifa. El combate que largo e intenso, pero Tifa alcanzó la victoria. Zack murmuró:
-¡Vencido por una chica! Increíble…
-Deberías estar acostumbrado…-me mofé.
Fuimos al tablón para ver a nuestro próximo contrincante.
Combatíamos contra… ¿Braig?

-¿Pero qué demonios?-pude decir.
-Anda, combato contra el cerebrito y el piojo-dijo una voz a nuestras espaldas. Era Braig.
- ¿A quién llamas tú piojo, eh?-replicó Zora.
-A ti –sacó de dudas.- Bueno, si me disculpáis, tengo un combate que ganar. Y creo que vosotros uno que perder.
Se fue. Zora me miró a los ojos y me dijo, furiosa:
-Aplastémoslo.
Asentí y fuimos hacia allí. El combate fue bastante… interesante: tanto Zora como Braig eran francotiradores, así que yo me dedicaba a proteger a Zora devolviéndole a Braig sus propias balas mientras ella le disparaba a todo trapo. Conseguimos vencerle fácilmente, no es que fuera un rival muy poderoso. Mientras Zora me curaba unos pocos arañazos por los proyectiles de Braig, Tifa y Cloud luchaban. Había algo raro en ese combate, no sabría decir el qué. Me dediqué a ver el numerito de Braig por perder ante nosotras; resultaba muy cómico ver como pataleaba y se estiraba de la coleta mientras le gritaba al híbrido. Al final ganó Cloud, así que combatiríamos contra él en la semifinal. Nos preparamos para el combate. No podíamos fallar ahora.
Comenzó el combate contra Cloud. Les daba cien vueltas a los anteriores contrincantes. Tuvimos que esforzarnos al máximo, no dar ni un solo paso en falso. Conseguimos vencerle por tan poco que pensábamos que habíamos perdido.
-Buen… combate- dijo Cloud.- Tened cuidado en la final, un fallo y estáis muertas.
-Gra…cias.
Quedaban quince minutos para la final, así que nos curamos, nos equipamos lo mejor que pudimos y entrenamos a fondo. Después de ese tiempo, nuestro contrincante llegó. Era alto y musculoso, con el pelo larguísimo y plateado y unos profundos ojos verdes. Blandía una gran catana de dos metros por lo menos.
-Por el amor de Gallifrey-me susurró Zora.
-¿Gallifrey?-pregunté.
-Oh, un planeta. Vivía allí antes. Ya te contaré la historia en otro momento.
-Sefirot-dijo Cloud, a nuestras espaldas.- Se llama Sefirot.
-¿Sefirot?-repitió el cerdo (o cabra).- Eh, no se permiten profesionales. Aunque ya es demasiado tarde para volver a hacer la competición…
-¿Y qué hacemos?-pregunté.
-Visto esto, supongo que podéis luchar todos contra él.
-Yo paso-sentenció Braig.- Es un suicidio.
-¿Y vosotros que decís?- cuestionó Zora.
Tifa, Cloud, Zack, León, Yuffie y Hércules querían ayudarnos; pero el híbrido se lo prohibió a éste último, echándole un sermón al que no me apeteció prestar atención. Después de la retirada de Hércules, el combate comenzó. Era verdaderamente complicado. Yuffie, León y Zora se dedicaron a lanzar flechas, conjuros y demás desde lejos, y Cloud, Tifa, Zack y yo le atacamos desde más cerca. Media hora después, Yuffie, Tifa y León estaban fuera de combate, y yo me retiré a ayudar a Zora a lanzar conjuros. Después de otra media hora, le quedaba poquísimo, estaba a punto de caer. Cloud y Zack iban a darle el golpe final, pero Zack apartó a Cloud y se lanzó a Sefirot. Consiguió darle, pero… ¡Sefirot le atravesó con la catana!
Me quedé totalmente paralizada. Él me miró. Su mirada estaba llena de dolor, terror y desesperación.
-¿Pero qué?-dijo, antes de que Sefirot retirara su espada y él se desplomara en el suelo.
-¡Zack!-chillé, mientras me arrodillaba junta a él.
Estaba muerto.
Avatar de Usuario
15nuxalxv
49. Mandrágora
49. Mandrágora
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 1461
Registrado: Dom May 20, 2012 3:55 pm
Dinero: 13,680.84
Banco: 33,068.83
Ubicación: Kimbolton Castle
Sexo: Femenino
Estantería de objetos
Karma: 14

Re: Nescientes, por 15nuxalxv.

Notapor 15nuxalxv » Lun Mar 11, 2013 11:18 pm

Aquí traigo los dos siguientes capítulos. ¡La cosa está que arde!

Capítulo 26 Recuerdos.
Spoiler: Mostrar
-No era el verdadero Zack-dio Sefirot, inexpresivo.- El verdadero murió hace ya tiempo.
-¡¿Pero qué demonios dices?!
-Tú tampoco eres la verdadera Luna. Eres una simple copia, ella ha muerto.
-¡Cállate! ¡No eres más que un…!
-Luna, déjale en paz-me aconsejó Cloud.- Está como una cabra.
-¡Dejadme en paz! ¡Zack, vamos, despierta!
-Luna, está muerto-me dijo Zora.- Déjalo.
-¡Tú!-le grité.- ¡Tú puedes salvarle! ¡Eres el ángel de la muerte!
-Este cuerpo no sirve, Luna-dijo Zora.-Necesitaríamos...
-El ángel de la muerte, ¿eh?-le interrumpió Sefirot.- Vaya…
-¡Cállate! ¡Zack, Zack!
-¡Luna! ¡Reacciona!
Zora se puso delante de mí y empezó a zarandearme mientras me miraba, preocupada. El mundo fue apagándose poco a poco, hasta que solo veía los ojos de Zora, tan marrones como el chocolate.
<<Chocolate. Chocolate. Chocolate.
Estaba en una sala con una gran mesa con muchas sillas y ordenadores. Había mucha gente seria sentada y hablando de algo que no conseguí entender. Yo estaba en el extremo, junto a... Zack. Él estaba aburrido, haciendo caso omiso de los demás. Disimuladamente, se metió la mano en el bolsillo del pantalón y saco una barra de chocolate.
-Me encanta el chocolate. ¿A ti no?>>.


<<Me desperté en medio de… nada. No había nada. Solo oscuridad. Me levanté a duras penas, parecía que mi cuerpo pesaba cinco veces más de lo que debía. Intenté dar un paso, y el resultado fue caer hacia el fondo de un interminable abismo.
Caí y caí. Parecía que aquel barranco iba a parar al centro del mundo, si es que este vacío era un mundo. De repente, llegué al suelo. Debí de caer centenares de metros, pero no me hice el más leve rasguño. Me incorporé e intenté vislumbrar algo. Apareció ante mí una puerta del blanco más puro e involuto que se pueda imaginar. Entonces supe que aquel era ese sueño que hacía unos tres años tuve. Me acerqué a ella y la abrí. De repente oí una voz:
-Hace tiempo que no nos vemos, ¿eh?
-¿Quién eres?- le pregunté, desafiante.- ¿Qué quieres de mí?
-Supongo que deberías comenzar a saber algo. Aún no estás preparada, así que habrá que prepararte, ¿no crees?
Sentí que me empujaba hacia la puerta y la cerraba a mis espaldas>>.
<<Vi dos niñas. Una era bajita y delgada, con los ojos verdes y el pelo castaño recogido en una trenza y vestida con un vestido rosa; y la otra era más alta, de pelo negro y de ojos de un color verde vibrante y luminoso, vestida con un jersey negro sin mangas con unos pantalones y unas botas a juego.
-¡Aeris, espérame!
La niña del vestido se volvió y sonrió, entrecruzando las manos sobre el pecho.
-¡Vamos! Mi madre se va a enfadar mucho si no llego a tiempo a casa.
-Ya, pero no quiero quedarme sola. Nunca he bajado a los suburbios, y podría perderme.
-¿No deberías irte a tu casa?
-Ya sabes que me he escapado. El doctor Hojo nunca me deja salir de mi habitación, sólo puedo hacerlo si él me lo permite. La verdad, no sé por qué tanta cosa con Shin-Ra y SOLDADO, si una niña de cinco años se ha escapado.
-Pero creo que deberías volver.
-Yo también lo creo, renacuajo-dijo una voz a sus espadas.
Aeris y la otra niña se giraron. Era un niño de unos diez años, alto y delgado, con el pelo plateado y los ojos parecidos a los de la otra chica. Vestía la misma ropa que la ella, y parecía enfadado.
-¿De verdad creías que podrías escapar de mí?
-¡Oh, vamos!-protesta la niña.- ¡No quiero volver, Sefirot! ¡Es injusto!
-La vida es injusta, renacuajo. No me obligues a llevarte a la fuerza.
La chica cruzó los brazos y frunció el ceño. Sefirot se encogió de hombros, agarró a la niña y se la echó al hombro como si fuera un saco. La niña refunfuño y pataleó un poco, pero después bostezó. Se frotó un ojo con el puño y se despidió de Aeris. Ella sonrío y dijo
-¡Adiós, Gix!>>.



Capítulo 27: Despertar.
Spoiler: Mostrar
Me despertaron varias voces. Por un momento vi a Ven, Vanitas y el Maestro Xehanort el día que me encontraron en la Necrópolis, pero entonces me di cuenta que eran Lea, Ienzo y Zora, en la enfermería. Y en el fondo, Xehanort. Quise pedirle a Zora alguna jeringuilla letal o algo por el estilo, pero me dolían demasiado las sienes.
-¿Me he... desmayado?
-Sí. ¿Lo captas? Una de las vencedoras de los Juegos del Coliseo desmayada por ver un poco de sangre.
-No era un poco de sangre, Lea-replicó Zora.- ¿Lo-cap-tas?
-¿Por qué no me avisaste, Luna? ¿Por qué te fuiste sin decirme nada?
-Todo sucedió muy deprisa, Ienzo. Pero no te preocupes, tu hermana ya las ha pasado canutas otras veces. Esta no será diferente-le intenté tranquilizar, pero un dolor repentino en la sien izquierda me delata.
-Tu hermana tiene razón, Ienzo-me respalda Zora.- Estará bien. Lo prometo.
Miro a Lea, queriendo que se llevara a Ienzo. Él parece comprenderme y los dos de van. Zora va a buscar unas medicinas Murmuro, mirando al techo:
-Desde que puedo recordar, dos personas que conozco han muerto, otra anda perdida por la oscuridad, tres han perdido sus alas, y otra...-miro a Xehanort y no puedo comprimir una sonrisita irónica, pensando en Terra.- ¿Por qué demonios esta es diferente a las demás?
-Tal vez la conocieras de antes. De tu vida antes de que aparecieras en la Necrópolis-reflexiona Xehanort.- Ya sabes.
-Supongo. ¿Pero sabes qué? Nunca te he hablado sobre cuando me encontraron en la Necrópolis de las Llaves Espada, ni siquiera que no recuerdo que pasó antes.
Xehanort se puso serio y salió por la puerta sin decir ni una palabra. Sonreí, no porque ahora me odiaba (que también), sino porque había sido más lista que él y ahora sabía que lo recordaba todo (o la mayor parte) y que tramaba algo. Faltaba averiguar el qué.
Zora volvió. No pareció darse cuenta de la ausencia de Xehanort. Me miró pensativa y sonreí, intentando parecer sana. Ella sonrió y dijo:
-Luna... ¿Si te dijera que lo mejor es quedarte en cama y no hacer nada tú qué harías?
-Escaparme lo antes posible y volver al Coliseo -admití. Cómo ya he dicho otras veces, no se me da bien mentir.
-¿Y allí qué harías?
-Buscar a Hércules y preguntarle qué hicieron con… Zack.
-No hicieron nada con él. Unos quince minutos después de morir... se desintegró.
-¿Se... desintegró?-repetí, incorporándome.- ¿Desapareció?
-Sí, y creo que Sefirot tenía razón. Con lo de la réplica de Zack… Piénsalo. Lo de mi sueño, en el que él moría. Sé que Sefirot está loco, pero puede que… ya sabes, tuviera razón.
-Imposible. Además, también dijo que soy una copia, y no es verdad.
Zora no respondió.
-Porque no es verdad, ¿no?
-¿Qué crees que hacía Xehanort aquí?-cambió de tema.
-Yo... no tengo ni idea. Tal vez quisiese comprobar si estaba muerta. A veces pienso que sería lo mejor. Pero después pienso: << ¿Quién se encargaría de sobreproteger a Ienzo y a ti>>?
-¿A mí? ¿Por qué?
-Es una larga y tediosa historia que no me apetece contar-sentencié, levantándome.- Por cierto, ¿y mi ropa? Porque no me apetece pasearme por ahí en camisón...
-Está ahí, en aquella silla. Puedes cambiarte en el baño.
Después de ducharme y cambiarme, me senté en la camilla. Zora me trajo chocolate caliente, y mi cuerpo agradeció la dulce y cálida bebida.
-Por cierto, Zora. Antes habías dicho que ese cuerpo no servía, que necesitábamos...
-Déjalo, Luna. No le des más vueltas, tienes que descansar.
-Pero…
-Nada de peros… Necesitas relajarte… Aunque creo que ya sé cómo…
Avatar de Usuario
15nuxalxv
49. Mandrágora
49. Mandrágora
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 1461
Registrado: Dom May 20, 2012 3:55 pm
Dinero: 13,680.84
Banco: 33,068.83
Ubicación: Kimbolton Castle
Sexo: Femenino
Estantería de objetos
Karma: 14

Re: Nescientes, por 15nuxalxv.

Notapor Black Rose » Mar Mar 19, 2013 5:28 am

Un par de cosas tengo que decir, y es que estaría bien que ordenases todos los capítulos en el primer post. Solo cortar y pegar, editar y listo.

Por lo poco que he leído está bien, sigue así. Y otro consejo, está bien que cuando te apetezca, leas las cosas que vas escribiendo de nuevo, quizás veas algo que puedes cambiar a mejor, o algo que antes te parecía bien ahora te parezca mal y mejorable. Otro día lo leo entero y te comento más, que de momento ha sido una lectura corta y superficial. Solo quería decir eso ^^
Black Rose
3. Opera Amarilla
3. Opera Amarilla
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 69
Registrado: Jue May 17, 2012 5:08 am
Dinero: 2,645.67
Ubicación: On di Bed.
Sexo: Femenino
Karma: -1

Re: Nescientes, por 15nuxalxv.

Notapor 15nuxalxv » Vie Ago 09, 2013 2:55 pm

Graicas por tus consejos :)
Esta vez no añado capítulos debido a un problemilla que se me ha presentado: estoy a kilómetro de todos mis trabajos, incluído este, desgraciadamente :(
Perdonad mi cabecita loca y mi memoria de pez. En septiembre podré subir más.
I'm sorry about that.
Avatar de Usuario
15nuxalxv
49. Mandrágora
49. Mandrágora
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 1461
Registrado: Dom May 20, 2012 3:55 pm
Dinero: 13,680.84
Banco: 33,068.83
Ubicación: Kimbolton Castle
Sexo: Femenino
Estantería de objetos
Karma: 14

Re: Nescientes, por 15nuxalxv.

Notapor Enix » Mié Ago 14, 2013 5:32 pm

Oh, que pena, quería más :cry: . Por lo demás, ¡sigue así, es muy entretenido!
Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
Enix
12. Neosombra
12. Neosombra
The Unknowns
 
Mensajes: 333
Registrado: Dom Ago 11, 2013 7:27 pm
Dinero: 78,021.04
Banco: 15,119.65
Ubicación: Zaragoza
Sexo: Moriré solo y virgen
Clan: The Unknowns
Estantería de objetos
Karma: 4

Re: Nescientes, por 15nuxalxv.

Notapor 15nuxalxv » Lun Sep 02, 2013 5:52 pm

Bueno, bueno, cuanto tiempo! Como dije, siento este lapsus, pero os aseguro que no ha sido voluntario :P
Para compensar, no os traigo dos, sino ¡TRES capítulos fresquísimos, señora! ¡Fresquísimos! (?)
En fin, mejor que los publique ya.
Por cierto: gracias por tu comentario, Enix. Me alegro que te gusten mis delirios ^^



Capítulo 28: Babylonya
Spoiler: Mostrar
El viento hacía revolotear mi cabello, el de Ienzo y el de Zora desde el mirador del castillo de Ansem, donde la enfermera nos había llevado a los dos. No nos había dicho nada sobre el por qué de estar allí, ni el para qué. Simplemente, nos había medio dirigido medio arrastrado hasta allí.
-¿De qué va esto, Zora?-le pregunté mosqueada.- Casi me mato en las escaleras, te recuerdo que hace casi una hora estaba inconsciente.
-Que quejica eres. Vamos, poneros aquí, al lado de la barandilla-dijo, ignorando mi pregunta y señalando al borde.- ¿No tendréis vértigo?
-¿Qué? ¿Por qué lo preguntas?-Ienzo parecía asustado.
-Oh, vamos hermanito, ni que nos fuera a tirar al vacío.
-Ahora, subiros a la barandilla-nos ordenó en ángel.
Arqueé una ceja, pero Zora no pareció captar el sarcasmo e insistió.
-Subiros de una vez.
-De acuerdo, pero si me caigo, ¿me salvarás?-bromeé.
Zora rio y luego, muy seria, respondió:
-No.
Ienzo sonrió, y nosotras no pudimos evitas reír también.
-Venga, confiad en mí. ¿Cuándo os he fallado?
-Esa pregunta no vale, nos conocemos desde hace poco y no has tenido oportunidad de fallarnos-repliqué, en tono ocurrente.
-Venga Luna, confía en Zora-me animó Ienzo.- Yo lo hago.
-Oh, qué bonito. Mi hermano me abandona en cuanto ve a una chica guapa.
-Luna...-suspiraron los dos a la vez, cansados.
-De acuerdo... Tampoco hace falta enfadarse.
Pese a mis continuas quejas, acabamos los tres de pie en el borde. Pensé que tenía suerte de que ninguno sufriera de vértigo, porque la verdad que la altura impresionaba.
-¿No era tan difícil, verdad?-se burló Ienzo.
-Calla, traidor-le repliqué.- Además, supongo que si me mato no tendré que ir a la fiesta, ¿no? Tampoco será tan malo.
-Ahora, cerrad los ojos-dijo Zora.
Bajé los párpados, y el ángel empezó a musitar palabras ininteligibles. El viento se paró de pronto, y por unos instantes perdí el equilibrio. Entonces, sentí que alguien me empujaba. Sentí como la gravedad me precipitaba hacia el suelo. Me ardían los ojos, y los cerré con aún más fuerza. Empecé a ver mi vida pasar por delante de mis ojos como si se trataran de diapositivas. Con los miembros extendidos y la adrenalina por todo mi ser, caí gritando lo más fuerte que mis pulmones me permitían, esperando la colisión.

Pero el choque no llegó. De repente, me quedé paralizada en el aire y sentí un fuerte calor que emanaba del interior de mi cuerpo en forma de ola. Después, el calor cesó y sentí tierra firme bajo mi cuerpo, sentí una fina y suave hierba acariciando mi rostro.
-Ya podéis abrir los ojos-dijo entonces una voz familiar. La voz de Zora.- ¿Qué tal el viaje?
Me di la vuelta y me incorporé. Me encontraba en una llanura de hierba de un tono rojizo, con un lago de agua amarillenta a mi lado que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Zora e Ienzo que estaban tumbados a mi izquierda. El cielo tenía un extraño color anaranjado, y en el horizonte, de entre las aguas aparecían dos soles. Estaba amaneciendo. Era un espectáculo memorable.
-¿Estamos vivos?-era lo único que se me ocurría decir.
Zora me pellizcó el brazo izquierdo. Yo reaccioné y le pegué en el suyo.
-Ay, sólo era una broma para que lo comprobaras, tranquila-se quejó mi amiga.- Por cierto, buenos reflejos.
-Gracias -tantos años de entrenamiento tenían que dar sus frutos.
Ienzo también se incorporó y me miró extrañado.
-Vaya, nunca había visto tu iris de ese verde. Parece radioactivo.
-Bueno, no soy una experta de los tonos del color verde que hay, pero la verdad que es extraño-le secundó Zora.- Me recuerdan a alguien... Y no sé a quién.
Me encogí de hombros.
-Será una reacción a que el Ángel de la Muerte intente matarte tirándote desde una azotea-señalé, intentando parecer enfadada.- Por cierto, ¿dónde nos has traído, psicópata asesina?
-Venga, lo tenía todo calculado-le quitó importancia Zora.- Pero supongo que tendremos que dar una explicación cuando volvamos, tu chillido se debe de haber oído en todo Vergel Radiante. Estamos en Babylonya.
-¿Babylonya?-preguntamos los dos a la vez, mi hermano y yo.
-Veréis, -se explicó Zora- antes de ir a Vergel Radiante, vivía en un planeta que ya no existe llamado Galifray, y tenía una luna llamada Babylonya que, por suerte, sí que existe, una pena que no esté habitada…
-Espera, espera, ¿estamos en un satélite sin planeta?-le interrumpió Ienzo.
-Bueno, no exactamente-respondió.
-¿Y por qué el agua es amarilla, el cielo naranja y la tierra roja?-quiso saber mi hermano.
-Por compuestos de la atmósfera -replicó ella.
-Mmm...- reflexionó Ienzo.- Interesante.
-Supongo, pero no hemos venido a hablar sobre el color de la hierba, ¿sabéis?-nos advirtió el ángel.
-¿Ah, no?-repliqué yo, divertida.- ¿Entonces, que hacemos aquí?
-¿No te dije que necesitabas descansar?-Zora sonreía de oreja a oreja.



Capítulo 29: La Calma de Antes.
Spoiler: Mostrar
Sentados sobre la mullida hierba de Babylonya, Zora, Ienzo y yo disfrutábamos del amanecer de doble sol.
-¿Qué le pasó al mundo, Zora?-le pregunté.
-Hubo... una terrible guerra, y el mundo acabó... digamos que desapareciendo.
-Lo… siento. Supongo que es duro perder el hogar donde has vivido...-me disculpé.
-No lo sientas, sólo viví allí relativamente poco tiempo. Mi "infancia" la pasé en una tribu en un páramo helado-dijo, con los ojos distantes.
-¿En serio? -exclamó Ienzo.- ¿Cómo las de los indios?
-Sí, supongo que serán parecidas-no parecía saber muy bien que eran los indios.- Me crio el chamán y la madre de mi mejor amiga.
-¿Y tu... familia biológica?-preguntó Ienzo.
-No los conocí jamás. Me dijeron que me encontraron en la orilla de un río de bebé. Supongo que si los conociera serían para mí unos desconocidos.
Miré a Zora y pensé en Zor y en Ahriel, lo mucho que la buscaba. En parte Zora tenía razón, no podían esperar recuperar una vida entera con ella. Pero me entristecía que pensara de ellos así. Traté de disimular mi pensamiento y le dije:
-Bueno, siempre podrás formar una...
Ienzo me miró angustiado. Por suerte Zora no lo vio. Se rio y me dijo:
-Eres la segunda persona que me dice eso, ¿sabes?
-Ah… Esto… Oíd, ¿qué tal si hacemos un... concurso de dibujo?-cambió de tema Ienzo, parecía incomodarle hablar de la futura familia de Zora.
-Esto, Ienzo, hermanito, no quiero lastimar tu orgullo, pero...
-No hablaba de mí, sé perfectamente que soy un negado dibujando. Pero tú sí, y Zora puede que...
-¿Y de dónde sacamos los lápices y hojas?-apunté.
-Yo siempre llevo-informó Ienzo.- Con Even siempre hay que llevar algo para apuntar encima. Supongo que también son válidos para los concursos aleatorios de dibujo.
-De acuerdo, que Ienzo sea el juez. Pero te aviso que no dibujo nada mal-le aseguré, sonriendo.
-Lo mismo digo, hermana-me replicó, también sonriente.
Cogimos los lápices y los papeles que Ienzo nos tendió, y tras dirigirnos una mirada retadora, nos pusimos a ello.

Tras casi una hora de trazar y borrar, las dos acabamos nuestras obras: yo había dibujado a nosotros tres cayendo desde la azotea del castillo.
-Lo he llamado: el ángel asesino-dije, con amargo sarcasmo.
Zora silbó como gesto de inocencia y nos enseñó el suyo, un extraño retrato: era un chico muy parecido a Ienzo, aunque tenía una especie de complicado peinado tapándole el ojo derecho, estaba girado con la cabeza hacia atrás, portaba una túnica negra y una expresión seria y pensativa. Ienzo y yo nos miramos con expresión extrañada.
-Lo he llamado: el conspirador velado.
-¿Quién es?-le pregunté.
-No lo sé-respondió Zora.- No le conozco. El chamán de la tribu me enseñó a prever elementos del futuro, con el fuego o con el lápiz. Tal vez le conozca tarde o temprano.
-Vaya...-murmuró Ienzo.- es extraño, me suena familiar. Es raro.
-Se parece a ti-dije.
-¿En serio? No lo había notado-dijo él, no supe si era sarcasmo o no.
-Quédatelo-dijo Zora.- considéralo... un regalo.
-Mmm... Gracias-dijo Ienzo.- Eh... Supongo que esto es un empate, los dos son muy buenos.
Observé a mi hermano y a Zora. La verdad que, pese a sus abismales diferencias, se complementaban bien. Aunque sonara raro, parecía que fuera... el destino había querido que se chocaran en aquellos jardines. Sé que sonaba muy cursi, pero me acababan de tirar desde un tejado, no estaba en mi momento más lúcido.
Sólo se me ocurría hacer una cosa, y la hice.
-Esto, chicos, creo que voy a volver al castillo, me he... mareado un poco del viaje-mentí, frotándome la sien para fingir. Esperaba que colara, no se me da bien mentir.
-¿En serio? ¿Quieres que te ayudemos?-me preguntó Zora, preocupada.
-No... Hace falta, abriré un... pasillo oscuro.
No me podía creer que hubiera funcionado. Me levanté con aparentada dificultad e hice como si perdiera el equilibrio. Les di un débil adiós y abrí un pasillo oscuro.
-Ten cuidado-me dijo Ienzo.
-No os... preocupéis por mí, chicos. Estaré bien-les aseguré, antes de cruzar el portal.
Aparecí en mi cuarto, pensé, que si se enterasen de mi estratagema, seguramente terminaría con la alma maldita o algo así. Sonreí. A veces, una hermana mayor tiene que hacer lo que tiene que hacer.
Mi sonrisa desapareció cuando vi que la puerta de mi cuarto estaba abierta de par en par. Salí al pasillo. No había nadie. Y yo no me había dejado la puerta de mi habitación abierta desde que tengo memoria.
<<Xehanort>> No pude evitar pensar en él. Pero, ¿qué querría llevarse él de mi cuarto? A menos que...
Agarré rápidamente la silla, y al lado del armario, me subí a ella. En efecto, no estaban. Tanto la llave-espada como la armadura de Aqua habían desaparecido.



Capítulo 30: La tormenta de después
Spoiler: Mostrar
Salí de mi cuarto hecha una tormenta. Estaba enfadadísima. No, aún más. Estaba furiosa. Xehanort se iba a enterar. Lo iba a tirar desde la azotea de una patada. Y sin viaje a otro mundo. Que fuera el cuerpo de Terra no me iba a detener lo más mínimo.
Fui al sótano del castillo. Los laboratorios. Ienzo me había comentado una vez que había conseguido que Ansem los construyera, y que Even, y él los usaran. Tal vez Xehanort también lo hiciera. Después de todo, él mismo dijo que ser científico en el castillo iba a ser su vocación.
Cuando entré en los laboratorios, los encontré extrañamente vacíos. Fui abriendo una puerta tras otra, buscando a Even o a otro conocido. Pero nada. Parecía que se hubieran ido todos de vacaciones. Tal vez hubiera sido posible, si no supiera que para Even tal cosa no existía.
Subí a la planta baja algo frustrada, con la cabeza gacha. Se me estaba disipando el enfado, aunque yo no lo quisiera. Quería estar enfadada, lo suficiente para hacerle lo que había pensado antes. Ahora, como mucho le tiraría desde el quinto piso y hasta le pondría una almohada.
Estaba tan ensimismada que por poco choqué con Ansem el Sabio. Levanté la cabeza justo a tiempo y me aparté dando un pequeño salto.
-¡Lo siento! Tenía la cabeza en otro sitio…-exclamé, algo avergonzada.
-No pasa nada-le quitó él importancia con un ademán.- Yo mismo me encierro en mi interior muy a menudo. Es bueno pensar.
-Supongo…-me encogí de hombros.- Por cierto, ¿ha visto usted a Xehanort?-tal vez él lo supiera, ya que, de hecho, este es su castillo.
-No, no lo he visto-me respondió. Me desanimé un poco.- ¿Para qué lo necesitas?
-Bueno, si se lo dijese trataría de detenerme-bromeé.
Pero Ansem no sonrió. Se puso serio, algo que yo hice en el acto.
-Luna… ¿Tú sabes algo acerca de la investigación que hizo tu hermano junto a nosotros?
-Me… comentó algo, sí-respondí, algo extrañada.
-¿Qué te dijo exactamente sobre ella?
-Pues…-vacilé.- Me contó que usted, Even y él estaban realizando con Xehanort unos test psicológicos. No mencionó mucho más. La verdad, no sabía que habían acabado hasta que ha sacado el tema.
-Ajá… Bueno, que no sepas nada será lo mejor.
Se dispuso a seguir con su camino, pero yo antes le agarré del brazo antes de que se marchara.
-¿Sobre qué eran los test psicológicos, Ansem?
Él no me respondió, pero yo insistí:
-Por favor. Es mi hermano pequeño y mi única familia. Y se ha metido en algo relativo a Xehanort. Y eso no me gusta nada. Si le pasara algo…-bajé la mirada.
Ansem me miró interrogativamente y me preguntó:
-¿Por qué no te gusta nada que se haya metido en las investigaciones?
-No me fío absolutamente nada de Xehanort. Hizo algo que jamás le perdonaré. Es más, le he preguntado donde estaba porque quería tirarlo desde el quinto piso.
Ansem suspiró. Supuse que creyó que mi odio hacia el peliblanco se debía a algún asunto de adolescentes. No me importaba. Era asunto mío.
-De acuerdo. Subamos a mi despacho, por favor. Allí te lo contaré todo.
-¿Todo?
-Eres una chica algo desconfiada, ¿sabes?-apuntó.- De acuerdo, te juro por mi nombre que te contaré toda la historia.
Arrugué la nariz. Sí, puede que fuera desconfiada, pero supongo que la gente es según lo que le ocurre a lo largo de su vida.

Subimos hasta el despacho de Ansem. No había cambiado desde mi última visita. Bueno, tal vez un poco: había un cuadro gigante de Xehanort en la pared. Estaba pensando en bastantes comentarios sobre él, pero al final no quise criticar su estilo de decoración.
-Siéntate, por favor-me pidió educadamente.
-Gracias -me senté en una silla frente al escritorio. Estaba bastante más limpio que la vez que fuimos Ienzo y yo. Además, había muchos papeles arrugados en una papelera. <<Se nota que ha acabado una investigación, -intuí-, que no ha salido muy bien>>.
Ansem se aclaró la garganta y comenzó a hablar:
-Como bien sabes, gobierno sobre todo Vergel Radiante, y estoy orgulloso de su luz. Pero siempre acecha la oscuridad en cada corazón, y por miedo a ella, me puse a investigarla. Esto empezó con unos simples test para estudiar los corazones humanos, a los que Xehanort se ofreció voluntario y de los que Even se mostró muy interesado. Entonces, tu hermano Ienzo me alentó a construir en el sótano de este mismo castillo un gran laboratorio, que tú ya conoces. Pero los experimentos empezaban a dar problemas, y decidí ponerles fin y destruir los resultados de todos mis aprendices. Y así seguirán mientras yo esté sentado en esta silla, Luna. No debes preocuparte.
Asentí, y Ansem pareció conforme. Me levanté y tras una leve reverencia, me dirigí a la puerta. Cuando la abrí, me giré.
-¿Qué… experimentos hicieron Xehanort y los demás? ¿Por qué dieron problemas?-aventuré, aunque ya intuía la respuesta.
-Ellos… empezaron a reunir sujetos para realizar peligrosas investigaciones. Dejémoslo ahí.
-De acuerdo. Gracias por su explicación, Ansem- le gratifiqué, algo amedrantada.
Me dispuse a salir, y antes de cerrar la puerta, Ansem el Sabio me dijo:
-Luna… Tú eres la única de mis aprendices que no se vio involucrada en esos experimentos. Espero poder confiar en ti.
-Siempre que lo necesite-le aseguré, sonriendo.
Ansem asintió, y yo me marché por donde habíamos venido.
Última edición por 15nuxalxv el Lun Nov 04, 2013 1:40 am, editado 1 vez en total
Avatar de Usuario
15nuxalxv
49. Mandrágora
49. Mandrágora
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 1461
Registrado: Dom May 20, 2012 3:55 pm
Dinero: 13,680.84
Banco: 33,068.83
Ubicación: Kimbolton Castle
Sexo: Femenino
Estantería de objetos
Karma: 14

Re: Nescientes, por 15nuxalxv.

Notapor 15nuxalxv » Mié Oct 30, 2013 9:53 pm

¡Buenas!

Con un poco de retraso por estudios, os traigo dos capítulos nuevos. Enjoy!

Capítulo 31: Luz y oscuridad (y viceversa).

Spoiler: Mostrar
Tras salir del despacho de Ansem, decidí salir a tomar un poco el aire y asimilar toda esa información. Tampoco me vendría mal un poco de helado de sal marina, siempre apetece. Y más si tienes tantos problemas como yo en este momento
Así pues, tras comprar un helado, comencé a deambular por los jardines. Los jardines que tanto amaba Ansem el Sabio. Mientras rompía con los dientes el frío hielo y saboreaba aquel familiar sabor medio dulce medio salado, observé las flores, de todos los colores existentes, y los árboles, cada uno de una forma distinta. Oí la sinfonía de los pájaros, cada especie con su timbre y melodía; el susurro de las aguas corrientes, el murmullo de las hojas del suelo mecidas por un suave viento de levante que acaronaba mis cabellos.

Cualquier persona hubiera dicho que toda esa flora estaba dispuesta de cualquier manera, que todos esos cantos mezclados resultaban disonantes; pero en aquel momento, sentí que todo encajaba, que todo formaba un precioso puzle formado por piezas que jamás se creería que encajaran.

Comprendí porque Ansem amaba todo aquello, y descubrí que yo también lo amaba, porque aquel era mi hogar.

Suspiré. Pensar que Xehanort podría destruir todo aquello… En realidad no conocía su plan, pese a que sabía que tenía uno. Pero según lo que dijo Isa, Xehanort no dejaría en paz este mundo. Eso me destrozaba el alma.

Me senté en las escaleras, y me puse reflexionar. Sabía que Xehanort había experimentado con sujetos (recé para que no fueran personas) para realizar indagaciones sobre la oscuridad del corazón. Sabía que se había aliado con Isa y que había “robado” alas de ángel. Entonces, las nubes descendieron y dejaron que un rayo de sol alumbrara mi cabeza.

¿Qué quería el “antiguo” Xehanort? La Llave-Espada X. ¿Dónde tenía información sobre ella? En el libro que me llevé de la biblioteca de Lumaria.

Me apené un poco al recordar la impresionante biblioteca, que fue reducida a cenizas por Xehanort, pero sacudí la cabeza intentando olvidar aquello y me levanté de un salto. Tiré el palo del helado, y sin vacilar, corrí hacia el castillo, alegre por dar con una pista. Si Xehanort quería eso, puede que aún la quisiera.

En cuanto cerré la puerta de mi cuarto, cogí el libro, Oscuridad, apresuradamente. Me senté en la cama y comencé a hojearlo. Tal y cómo recordaba, allí estaba toda la información sobre la llave en cuestión.

Me salté la “Descripción”, había visto la espada con mis propios ojos. El siguiente apartado era “Características y obtención”. Leí:

>>La Llave Espada X, o X-Blade, es una mítica Llave Espada. Posee un poder colosal, tanto mágico como físico. Jamás ha llegado a crearse, por lo que se cataloga como leyenda. <<

<<Eso es que el autor no conocía las últimas noticias—pensé. >>

Continué leyendo:

>>Esta llave-espada solamente puede ser obtenida por una persona cuyo corazón tenga un completo equilibrio entre oscuridad y luz.
Se dice el poder de invocar el Reino de los Corazones, Kingdom Hearts, la puerta que conecta todos los mundos. Se han oído testimonios que incluso decían que con ella podrías obtener poder sobre este Reino que nadie ha visitado jamás. Esto es algo que debería dejarse para la ficción, ya que podría ocasionar una guerra entre maestros de la Llaves-Espada por su luz, sumiendo sus corazones en el ansia de poder y por tanto, la oscuridad. <<


Así que es lo que quería Xehanort. Kingdom Hearts. Quería desatar la Segunda Guerra de las Llaves Espada. Pero, ¿por qué? ¿Qué retorcida idea tenía (o tiene) en la cabeza para realizar semejante salvajada?

Cerré el libro. Esto era frustrante. Intenté recapitular todas las conversaciones con Xehanort para intentar detectar algo que pudiera llevarle a cometer semejante atrocidad. Le interesaba la oscuridad del corazón, algo que los Maestros de la Llave Espada debíamos detener, incluido él, supongo.

Traté de meterme en la piel de Xehanort. Si yo fuera él y me dijeran que debo eliminar la oscuridad, ¿Qué haría?

De pronto, recordé las palabras que le dijo a Terra cuando no sabía que yo esta allí: La oscuridad no debe ser destruida, sino canalizada. Xehanort estaba en contra de lo que los Maestros defendíamos, pensaba que podía haber un equilibrio entre luz y oscuridad, que intentó demostrar con Venitas. Y si… ¿y si planeara hacer lo mismo que con Ventus, pero a gran escala? ¿Y si quisiera desatar la guerra para cubrirlo todo de oscuridad, y encontrar así la luz? La oscuridad y la luz eran cosas opuestas, pero a la vez recíprocas. No podía existir la sombra sin el sol, y no conoceríamos la luz si no hubiera sombra con la que diferenciarla. Toda luz creaba oscuridad, cuanto más te acercabas a la luz, mayor era tu sombra.

Eso es lo que quería Xehanort: que la oscuridad lo engullera todo, para encontrar la verdadera luz, y establecer el equilibrio.

Sonreí; lo había conseguido. había conseguido comprender el plan de Xehanort. Ahora la pregunta era… ¿quería este Xehanort lo mismo? ¿Por la misma vía?

Me froté la sien. Me dolía la cabeza de tanto pensar como un calvo retorcido y maléfico.

<<Espero que no se me caiga el pelo— me reí. >>

Necesitaba reírme.


Capítulo 32: Los corazones de los niños.

Spoiler: Mostrar
Devolví Oscuridad a su estante, absuelta en todo lo que acababa de plantearme. En todo lo que Xehanort podría ser capaz de hacer, en un mundo lleno de luz como este.

Necesitaba saber qué se traía entre manos Xehanort. Necesitaba encontrar cualquier cosa que formara parte de la investigación que Ansem echó por tierra. Un resultado, una hipótesis, una conclusión. No podía haberse deshecho de todo, era imposible. Las clases de Física y Química del instituto me lo habían demostrado. Solamente necesitaba saber dónde buscar.

Ir al despacho de Ansem era demasiado arriesgado, además, no quería que desconfiara de mí. No, necesitaba registrar a alguien que guardaría información para que Ansem no la destruyera. Lo más lógico era que ese alguien se tratara de uno de los científicos que participó en esos “test”. Es decir: Xehanort, Even o… Ienzo.

Ienzo. Lo había dejado con Zora en Babylonya. Me pregunté cómo le iría, y sonreí. Ahora que lo pensaba, las posibilidades de que pasara “algo” eran ínfimas, conociendo a mi hermano. Pero bueno, todo era posible.

Saqué el reloj y lo miré. Eran las nueve de la noche. Sinceramente, me sorprendí. Entre que no sabía cuánto tiempo había estado inconsciente, cuánto había estado en aquella luna perdida y que en verano el día duraba más horas, se me había hecho tardísimo.

Bajé a cenar. Tampoco había comido nada en todo el día, excepto el helado de sal marina. Empezaba a preocuparme por mi capacidad de recordar cosas corrientes como comer o la hora.

Pese a que el comedor estaba tan lleno como de costumbre, fue inevitable percatarse de la ausencia de varias personas: Xehanort, Even, y... Zora e Ienzo.

<<Parece que su... estancia en Babylonya aún no había concluído—pensé, sonriendo>>.

Así pues, sola; así una bandeja y me dispuse a hacer cola. Pero en cuanto me llegó el turno, advertí que alguien más faltaba. Se trataba de Arlene. En su lugar, se encontraba una mujer anciana, con el pelo canoso recogido en un moño alto, y el rostro poblado de profundas arrugas, que no camuflaban su mirada afable y su sonrisa simpática. Tenía un aire a alguien conocido.

—Buenos días, señora —me presenté, tras dejar la bandeja en la barra.— No es que dude de las aptitudes culinarias que seguro que tiene, pero me gustaría saber que ha sido de la anterior cocinera.

—¡Qué joven tan educada! —me elogió.,mientras vertía comida (ensaladilla rusa) en la bandeja— Arlene no ha podido venir hoy, así que por ahora yo soy su sustituta.

-Con todo el respeto posible, ¿no es usted un poco mayor para trabajar?

—Nunca está de más ayudar a los demás, ¿no? Además, esta anciana necesitaba algo más que hacer aparte de cuidar de su nieta.

—Ah, de acuerdo. En fin, espero volver a verla en otra ocasión.

Agarré la bandeja, y tras serpentear entre mesas, sillas y personas, me senté en un asiento vacío. Mientras tastaba la ensaladilla (había hecho bien en no dudar de la capacidad que tenía aquella mujer en la cocina), me pregunté por qué Arlene habría faltado a su trabajo. ¿Habría pasado algo? ¿Y si había tenido una especie de recaída en el trauma que Isa y Xehanort les originaron a Lumaria, Demy y ellas? ¿Y si Xehanort les había hecho algo? ¿Y si...?

Suspiré. Empezaba a ponerme melodramática. Que una persona faltara al trabajo un día era lo más normal del mundo, ¿no? Aunque esa persona no fuera una persona exactamente.

Mientras estaba sumida en mis pensamientos, una pequeña cabeza pelirroja se aproximaba a mi asiento. No pude ver quién era hasta que se sentó frente a mí. Era Kairi.

—¡Hola!

—¡Hola! Has crecido mucho —le apunté con el tenedor. —¿Qué haces aquí?

—Estoy con mi abuela. Antes hablabas con ella.

—Oh, ¿esa era tu abuela?— la busqué con la mirada. Estaba repartiendo comida todavía.

—Sí. ¿Sabes? Siempre me cuenta un historia que me gusta mucho.

-Ah, ¿sí?

-Sí. ¿Te la cuento?

—¿Por qué no? —le respondí, encogiendo los hombros.

Kairi comenzó a relatar aquella historia sin titubear, como si la hubiera oído millones de veces hasta aprenderla:

>>Hace mucho tiempo, cuando había paz, la gente vivía al calor de la luz.
Todos amaban la luz.
Pero un día empezaron a luchar unos contra otros para acapararla... y la oscuridad creció en su interior.
Se extendió y engulló la luz y los corazones de los que luchaban.
Lo cubrió todo, y el mundo desapareció.
Pero algunos fragmentos de la luz sobrevivieron... en el corazón de los niños.
Con esos fragmentos, los niños reconstruyeron el mundo perdido.
Y ese es el mundo en el que vivimos.
Pero la verdadera luz está oculta en la más profunda oscuridad.
Por eso los mundos siguen aún dispersos, alejados unos de otros.
Pero algún día se abrirá una puerta a la más profunda oscuridad... y volverá la verdadera luz.
Presta atención.
Aun en la más profunda oscuridad... siempre habrá una luz que te guíe.
Ten fe en la luz y la oscuridad nunca te derrotará.
Tu corazón brillará con su poder... y ahuyentará las sombras<<.


—¿Qué te ha parecido? —tras terminar, me encontré con Kairi escutrándome con la mirada.

—Es... preciosa, Kairi —no lo podía creer. Aquella historia trataba sobre la Guerra de las Llaves Espada.

—A mí también me gusta —sonrió.— Siempre le pido que me la cuente.

Sí la historia era cierta; tras la guerra, la luz lo engulló todo. Y sólo entonces, fue cuando apareció la verdadera luz. Para que esta aparezca, debe abrirse la puerta a la oscuridad absoluta. Esto era lo que Xehanort quería: abrir la puerta a la oscuridad para encontrar la luz. Había acertado con mi teoría.

—Perdona, Kairi — le dije.— Pero tengo que irme.

—¿Adónde? —me preguntó, adonadada.

—Emm.. A buscar a un amigo.

Me levanté, nos dijimos adiós con la mano y salí del comedor.

No le había mentido a Kairi, al menos no del todo. Pese a que no era exactamente mi “amigo”, sí iba a buscar a alguien.

Tenía que decírselo a Lumaria. Por todo lo que Xehanort hizo, debe saberlo.
Avatar de Usuario
15nuxalxv
49. Mandrágora
49. Mandrágora
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 1461
Registrado: Dom May 20, 2012 3:55 pm
Dinero: 13,680.84
Banco: 33,068.83
Ubicación: Kimbolton Castle
Sexo: Femenino
Estantería de objetos
Karma: 14

Re: Nescientes, por 15nuxalxv.

Notapor Naxid » Mié Oct 30, 2013 10:09 pm

Narrativa magnífica.
Imagen
Avatar de Usuario
Naxid
88. Commantis
88. Commantis
The Unknowns
 
Mensajes: 2638
Registrado: Dom Oct 25, 2009 8:14 pm
Dinero: 322,437.40
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: The Unknowns
Estantería de objetos
Karma: 33

Re: Nescientes, por 15nuxalxv.

Notapor 15nuxalxv » Dom Jul 27, 2014 1:59 pm

¡Nueva y (última) actualización de Nescientes! Tras varios meses de parón, os traigo los últimos capítulos ^^. Sorry por haber tardado tanto.

Bueno, sin más dilación, aquí están (los PDF en el post principal):

Capítulo 33: La Voz

Spoiler: Mostrar
Decidí ir a buscarle a la floristería. No había ido muchas veces allí. La recordaba como un establecimiento pequeño y silencioso, con una gran variedad de flores por todas partes : en mesas y estanterías de madera de abedul, en el suelo de mármol e incluso colgando del techo. Todas ordenadas, catalogadas e organizadas, sin embargo. Por fuera, el edificio era de color como la luz del sol (no se podía describir de otra forma), con un cartel que creía decir : «floristería», pero que, en cambio, nadie conseguía descifrar.

Al menos así era la floristería en mis recuerdos. Porque, en cuanto llegué a la zona residencial, me la encontré bastante diferente : el color sol de los muros había perdido el brillo, convirtiéndose en un amarillo pálido, desvaído. El cartel había desaparecido.

Extrañada, anduve cautelosa hasta la puerta. Al tocar el pomo, esta se abrió silenciosa y lentamente. Ante mí apareció un paronama desolador : las estanterías y las mesas estaban hechas astillas, que estaban apartadas en una esquina del local, dejando la sala totalmente vacía. Bueno, totalmente no, ya que todas las flores estaban esparcidas por todo el suelo cual alfombra llena de vivacidad y color. El collage que formaban era ante todo bello, lo que resultaba irónico, ya que no había duda de que la tienda había sido asaltada, o abandonada.

Me acerqué al manto floral, y me puse de cluquillas. Observé cómo un leve viento proviniente de una ventana abierta mecía aquellas flores arrancadas. Aquellos bellos cadáveres. Porque eso eran, eran cadáveres cuya belleza era efímera antes de que se marchitaran.

Mi corazón no pudo evitar reblandecerse. Lumaria amaba estas flores. ¿Qué ha podido pasar para que alguien les hiciera esto?

Entonces, escuché un ruido de algo cayendo. Provenía de detrás del mostrador. No me había percatado de la presencia de aquel mueble, pese a que era el único que quedaba en pie. Era, como las antiguas mesas y estantes, de madera de abedul, con la encimera de granito.Supuse que debía de ser algún cesto que se hubiera quedado colgando, o algo parecido, así que no le presté más atención. Mientras decidía si ir a avisar a los guardianesde Vergel Radiante o ir a casa de Lumaria, oí otro sonido. Por un momento me pareció un llanto humano, y me erguí dispuesta a aproximarme a investigar. Pero tardé poco en darme cuenta que me había equivocado: no era un llanto, era más bien un canto triste y desvaído, parecido al susurro de la hierba mecida por el viento, al murmullo del agua que cae de un arroyo. Pese a que apenas podía oírse, sentí como el canto me rodeaba, y me incitaba a acercarme a su fuente de origen; a lo que hubiera tras el mostrador. ¿Pero a lo qué hubiera, o más bien a quién hubiera? No, aquel sonido no podía ser humano. Si me ponía a escuchar con atención, casi podía oír una voz, suave y atractiva :

Acércate...

Y, sin habérselo yo ordenado, mi pierna izquierda, comenzó a moverse lentamente, y tras ella, la derecha. Estaba caminando. Pero, ¿cómo ? Yo ni lo había pensado siquiera. Intenté detenerme, pero no me obedecían. Intenté materializar mis Llaves Espada, pero tampoco podía mover las manos. Intenté gritar, pero ni mi boca, ni mi lengua ni mis cuerdas bocales se movieron un ápice.

Acércate... Ven aquí... No tengas miedo.

Y, cómo si con sólo oír sus palabras bastara, mi temor se diluyó, como la tinta cuando el papel se moja de agua. ¿Cómo podía tener miedo de aquella voz tan dulce ? Es más, ¿cómo había podido existir durante todos estos años sin escucharla ? Era como oxígeno para mis pulmones, como sangre para mi cuerpo ; la necesitaba. Y la necesitaba cerca. Más cerca.

Eso es... Acércate... Eres una chica lista.

Pero una parte de mi cerebro, oh ilusa, se negaba a aclamar la Voz. Gritaba, como una demente, que me detuviera, que echara a correr. Pero no lograría detenerme, no.

Ni mi cuerpo ni mi mente me hacían caso. Creían que aquella voz era su salvación, pero mi instinto me decía que era todo lo contrario. Y allí estaba yo, en una lucha interna, intentando salvarme, intentando que el resto de mí viera el peligro. Pero no me escuchaba.

No la escuches... No quiere que seas feliz, no quiere que estés conmigo. No la escuches y acércate.

Ya estaba frente al mostrador. Tan cerca, y a la vez tan lejos. Necesitaba estar aún más cerca. Rodeé el mostrador. Cada segundo era una eternidad. Sentía que desfallecía, que moría por no poder alcanzar aún la Voz. Quedaba tan poco...

Mi cuerpo se acercaba cada vez más. Intenté que mis brazos, que mis piernas, reaccionaran, pero era en vano. Sólo podía esperar a que alguien viniera, mientras me seguía gritando a mí misma que me detuviera. Si me hubiera dado cuenta antes del peligro... Si no me hubiera confiado en que ni habría nada en la floristería...

Perfecto, muchacha... Ya casi estás. Acércate, ven a mí, sólo un poco más...

Entonces la vi. Vi la Voz. Era una esfera luminosa, brillante, hermosa, perfecta. Me arrodillé ante ella, mientras avanzaba poco a poco. Extendí las manos. Sólo unos centímetros...

Entonces la vi. Vi a lo que parecía una mujer desnuda de cabellos negros como la noche; pero había algo en ella que sin duda no era humano: su piel estaba completamente quemada, adquiriendo tonos rojos; no tenía ombligo y sus senos eran desproporcionadamente grandes. Pero lo peor era su rostro. También quemado, tenía una nariz plana, casi inexistente; una boca de labios finos y color rojo sangre con una sonrisa de locura histérica; y unos dientes caninos y afilados. Sus ojos... sus ojos eran completamente amarillos, y brillaban mirándome con deseo. No quise saber que deseaban de mí.

Acércate... Acércate... Acércate... Acércate... Acércate... Acércate... Acércate... Acércate...

Era evidente estaba herida: estaba sentada en el suelo, apoyada en el mostrador, con las piernas y los brazos laxos. Completamente inmóvil, lo único que se movía era su boca, que se abría y cerraba acompasadamente. Cantando. Pronunciando la sinfonía de mi perdición.

Acércate... Acércate... Acércate... Acércate... Acércate...

La Voz resonaba en mi cabeza, incitándome a tocar la esfera, a ser uno con ella. Ya lo había logrado. Sólo quedaba un centímetro y sería totalmente feliz, totalmente libre. Sólo...

La mujer levantó los brazos, como si quisiera abrazarme. Entonces, no sé por qué, me pareció un demonio del Averno. Una diablesa que había venido a llevarme con ella. Intenté resistirme una vez más, inútilmente de nuevo. Si sólo...

De pronto, una sombra apareció entre la esfera y yo, entre la Voz y yo. Me empujó hacia atrás, me alejó de ella. Me levanté de un salto, furiosa por la interrupción, y vi quién me no me había permitido unirme a la voz. Era una muchacha bajita y delgada, con el pelo negro azulado, liso y largo. Estaba de espaldas, y de estas aparecían dos enormes alas. Estaba situada entre la Voz y yo. No me permitía oírla tan bien como antes...

Cuando creía todo perdido, de prente una figura alada me alejó de la mujer y se interpuso entre nosotras. Mi cuerpo se levantó. En cuanto la miré supe que era Nela. En aquel momento el canto de la mujer comenzó a bajar en intensidad. Recobré un poco el control sobre mi cuerpo, pese a que la otra parte se resistía por ceder. Me dispuse en posición de alerta, algo agachada y con las manos hacia atrás. Si quería mantener el control de mi cuerpo, debía situarme detrás de Nela. De su mano apareció un reluciente estoque de platino, con la empuñadura de cuero. La otra Luna se revolvió. Quería detener a Nela, pero... ¿acaso Nela iba a atacar a la mujer ? ¿Nela, el angelito de corazón puro que jamás le haría daño a una mosca ? En efecto. Para mi sorpresa, Nela se abalanzó contra la mujer y le asestó un tajo horizontal que la partió en dos.

Aquella niña me impedía refugiarme en la Voz. Intenté apartarla, pero mi cuerpo ya no me pertenecía. La parte insensata de mi mente se había hecho con el control. Situó mi cuerpo tras la figura de la chica. ¡No ! No debía hacer eso. Debía apartar a la chica y correr hacia la Voz. ¿Cómo hacer entrar en razón a aquella parte de mi cabeza, que con su testarudez cerraba sus oídos ? La chica morena sacó un estoque. ¿No iría a atacar a la Voz, verdad ? Intenté chillar para que no lo hiciera, intenté embestirla para arrancarle la cabeza, pero nada. Ella corrió hacia la Voz, hacia mi verenada Voz, y la dividió en dos con el arma. Sentí como me iba deshaciendo, como la muerte de la Voz implicaba la mía... La ira llenaba mi ser. Ira hacia la chica alada, ira hacia mi misma. Aunque, ¿si ya no existes, cómo puedes sentir ira?

Mientras los dos trozos del cadáver de la mujer se desintegraban entre sangre negra, recobré el control de mi cuerpo y mente, esperaba que totalmente. Nela volvió a su postura inicial y se volvió hacia mí. La miré a sus ojos, atónita. ¿Cómo podían esos ojos color almendra, tan dulces, haber acabado con esa criatura?

—Gra... cias —conseguí articular.

—De nada —me respondió, componiendo una sonrisa—. ¿Estás bien?

Asentí. Cuando conocí a Nela, me había parecido que era muy pequeña, que era una niña que aún tenía que crecer. Ahora, todos mis esquemas se habían roto. Lo que tenía delante de mí era a un ángel adulto.

—Te ha cambiado el color del pelo. Es más... azulado. Eso significa que eres adulta, ¿no? —dije, más que nada por decir algo.

—Sí... Y eso significa más de lo que crees. Ven. Te llevaré a mi casa —era más una orden que una petición.

Pasó su brazo alrededor del mío y me ayudó a salir de allí, aunque podía caminar bien. Me fijé en que había dicho « mi casa », no « la casa de Lumaria ». Tal vez fuera una tontería, pero me puso en alerta de nuevo. Acabábamos de salir de la floristería. ¿Qué había pasado?

—Esa cosa, esa mujer... ¿era un demonio? —me acordé de lo que había pensado al verla. Además, no podía esquivar la pregunta más.

—En casa te lo explicaré todo. Aquí no —dijo, señalando a la calle en general.

Y anduvimos hacia el ático. Cabe destacar que no pasé por alto que al salir de la floristería, Nela había escondido sus alas totalmente. ¿No se fiaba de alguien ? ¿Creía que estaba en peligro ? ¿Qué había pasado con la floristería?


Capítulo 34: Explicaciones

Spoiler: Mostrar
—En fin... Será mejor que te lo cuente desde el principio… —dijo Nela.

Estábamos en el sofá del ático de Nela. Bueno de lo que queda de él: al igual que la floristería, alguien (o algo) había arrasado con él. Las ventanas estaban rotas y dejaban pasar un suave viento de levante, la mesa estaba partida por la mitad, las paredes arañadas, el suelo sucio, la lámpara del techo colgando de un cable... Lo único que quedaba en pie era el ya nombrado sofá y la puerta de entrada. Y, pese a que desde mi posición no podía ver las demás habitaciones, podía jurar que no estaban impecables precisamente.

Crucé las piernas y me apoyé en el respaldo del sofá. Bebí un sorbo del té que había preparado Nela, dulce y caliente. Siempre se ha dicho que se escucha mejor con una bebida en la mano. No seré la que lo desmienta.

Nela suspiró. Se atusó un poco el pelo y abrió la boca, lista para comenzar a hablar:

—La última vez que viniste, Lumaria había descubierto algo gordo. Tú lo sabes, Luna. Había descubierto que fue el Maestro Xehanort el que nos había atacado. Pero Lumaria no podía dejar de preguntarse, ¿cómo había llegado él hasta nuestro hogar, considerando su naturaleza humana?

>>La respuesta es... que hizo un pacto con un demonio. A cambio de llegar hasta allí, prometió que nos destruiría, que destruiría uno de los pocos lugares seguros que nos quedaban a nuestra especie desde que cayó Aleian, la ciudad resplandeciente, nuestra “metrópolis”. Aunque no tan seguro, después de todo.

>>Supongo que algo pasó con el trato, porque ahora se encargan de nuestra exterminación los demonios menores. Como el que te ha atacado, Luna. Me sorprende que no hubieras muerto en el instante en el que te vio. Supongo que estaba demasiado herido o... tal vez el tener una Llave Espada ayudase.

—Por eso destruyeron la floristería, os estaban buscando... —Nela asintió—. Pero no tiene sentido. Si los demonios van a por vosotros, ¿por qué han tardado tanto tiempo?

—El tiempo no se mide igual en el Infierno, Luna. Además, lo que para ti es mucho tiempo para alguien inmortal es un suspiro.

>>Continuemos. Cuando los demonios se enteraron de nuestro paradero, enviaron tropas a Vergel Radiante. Tal vez nosotros seamos su objetivo, pero… son demonios, Luna, acabarán con todo lo que encuentren a su paso.

>>Por eso estoy aquí, por eso me he convertido en un ángel mayor. Para protegeros.

—¿Estás? —inquirí—. ¿Dónde están Lumaria, Demy y Arlene, Nela?

—Ellos —reprimió un gemido, pude notarlo en su expresión—. Después de lo que pasó… La Resistencia Angélica decidió transformarlos totalmente en humanos y borrar de sus memorias todo lo relacionado con esto… la guerra, nuestra mansión… yo.

Unas lágrimas brotaron de los ojos de Nela. Me acerqué a ella y le apreté la mano. Estaba con ella.

—Pero… ¿Por qué?

—Para protegerles. La condición en la que estaban era muy peligrosa: los demonios intentaban matarlos a toda costa, y ellos no podían utilizar poderes angélicos para defenderse. Era lo mejor.

—Aun así… ¿Por qué no se podían quedar aquí, aunque fuera como humanos?

—Sin un borrado de memoria, la transformación no es completa. Y estar en un lugar donde han vivido dificultaría el proceso.

>>Intenté hacerles cambiar de idea. Por eso decidí convertirme en un ángel adulto. Pensé que así podría protegerles… Y aunque así hubiera sido, ellos no quisieron. Prefirieron marcharse.

En cierto modo, les entendía. No querían ser una carga para Nela ni para la Resistencia. Además, no creí que les gustara su situación, no del todo ángeles y no del todo humanos. Pero… ¿borrar sus memorias? Quitarle los recuerdos a alguien era como borrar su personalidad. Yo misma lo sabía. No recordaba nada antes de los trece años. Podría haber sido una psicópata y no acordarme.

—Nela…

Escuchamos un gritito procedente de la entrada. Acto seguido, unos pasos apresurados. Apareció una melena pelirroja que reconocí como Ena. Estaba muy alterada, casi histérica.

—¿Qué ha pasado? ¿Estáis bien? ¿Dónde está Demy? ¿Y Lumaria y Arlene? ¿Por...?

—Tranquila, Ena. ¿Por qué no te serenas mientras te preparo un té? Ahora mismo te explico…

Nela me miró, queriendo decir con su cara <<Tranquila, ya me encargo yo>>. Asentí a su mensaje mental y me levanté.

—Tal vez… Debería irme… ¿Entonces estáis bien?

Nela, antes de marcharse rumbo a la cocina asintió. Ena no me contestó; seguía de pie, observando toda la habitación. Le puse una mano en el hombro como despedida y me marché.

Ienzo y Zora ya deberían de haber vuelto.


Capítulo 35: La Caída de Vergel Radiante.

Spoiler: Mostrar
Me despertó un extraño ruido. Me volteé y pegué la cara a la almohada. Aún estaba enfadada con Ienzo. En cuanto llegó de Babylonya, lo hizo solo, y sin dar ninguna explicación. Se comportaba de un modo muy inusual en él; huraño. Me preguntó por Even y siguió su camino. Le seguí, buscando explicaciones (dónde estaba Zora, qué le pasaba, qué habían hecho…) y me gruñó que le dejara tranquilo de una vez.

No sabía si Zora había vuelto. Estaba preocupada, lo admití. Me había sentado en el lecho esperándola (dormía en la habitación de la derecha, así que esperaba oírla), y me había quedado dormida.

Más ruidos. Más vueltas en la cama.

Cuando había decidido que debería ir a ver, noté un pinchazo y un dolor agudo en la espalda. Salté de la cama y me puse en posición de defensa. Vi, por el rabillo del ojo, una sombra negra. No me lo pensé más: invoqué mis Llaves-espada y acometí contra ella.

Un sincorazón Sombra se desvaneció en el aire. ¿Un sincorazón? ¿En Vergel Radiante? ¿Pero qué demonios…? Salí de mi cuarto rápidamente, abriendo la puerta enérgicamente. Habían más. Si es que esas cosas eran Sincorazón.

Eran conos voladores de color rojo, azul y amarillo; con una especie de sombrero en la cabeza. En su pecho llevaban un extraño símbolo, un corazón cruzado por dos rayos perpendiculares. Uno rojo invocó una bola de fuego sobre su cabeza y la arrojó hacia mí. La esquivé rodando y miré adónde había ido a parar el proyectil. Genial. Mi puerta estaba en llamas.

Les dejé con las palabras en el aire a los conos y entré en mi cuarto, esquivando el fuego. Tenía que salvar mis cosas. Lo imprescindible.

Cogí mi bandolera con todo lo que había dentro e incluí mi muda de respuesto y los dos libros de la biblioteca de Lumaria. Mientras salía, me puse el activador de la armadura al hombro derecho. Noté su peso, era una sensación que añoraba sin percatarme de ello.

Los conos habían rodeado mi salida. Tal vez podría haberme librado de ellos, si fueran cinco o seis, incluso siete; pero juraría que había más de quince. Mejor buscar un método de huída alternativo. Decidí echar mi armario abajo y tapiar la puerta (al menos así no entrarían tan fácilmente). Después, un simple vistazo me dejó claro por dónde ir: la ventana. Sólo tendría que ir hasta la habitación más cercana a las escaleras y salir pitando de allí. La abrí y salí al alféizar. Hacía una noche de mucho viento, así que debía tener cuidado y agarrarme bien. Para ello, agarré al marco para tener otro asidero (no quería morir, gracias). Comencé a avanzar hacia la izquierda, pero me detuve. Me había olvidado de Zora. Llegué y le di un par de golpes. Zora abrió la ventana. Estaba totalmente vestida.
—¡Tenemos que irnos! —exclamé.

—¿Qué es lo que pasa?, He oído ruidos... —preguntó, asomándose desde el alféizar.

—No hay tiempo para explicaciones. Vamos, deprisa.

Zora asintió, saltó por la ventana y echó a volar. Yo bufé (lo hacía demasiado fácil) y me dirigí de nuevo a la izquierda. Era mecánico: pie, mano, pie, mano, voltear columna, y vuelta a empezar. Cuando soplaba fuertemente el viento, me apretaba contra la pared; y tras ello proseguía con mi marcha. Zora ya estaba en la habitación. Entré por la ventana abierta.

—Gracias por ayudarme —Zora pilló el sarcasmo. Sonrió tímidamente y se encogió de hombros.

—No estoy acostumbrada a llevar carga… de tanto peso.

—¡Eh! ¿Qué insinúas?

Sonreímos, pero después nos volvimos a centrar en la huida. Me acerqué a la puerta, y tras compartir con Zora un par de asentimientos de cabeza, la abrí.

Los conos se habían desperdigado por el pasillo, buscando alguna presa. Me moví rápido hacia la escalera. Cuando llegué, me senté y levanté el dedo pulgar como señal para Zora. Ella hizo lo propio. Pero ya nos habían visto. Esquive un rayo que podría haberme paralizado, y lancé Piro hacia un cono de color azul. Quedó aturdido, pero no me quedé más tiempo para comprobar si había caído. Zora y yo bajamos las escaleras ý llegamos al Ala Masculina. Aporreé la puerta de Ienzo, gritando su nombre. La puerta cedió, y entonces vi su cuarto: estaba lleno de libros y muy desordenado, y había un elemento que no pasaría por alto: su cama no estaba desecha. No había vuelto a su habitación.

Fuimos abriendo las puertas una a una: Eleaus, Even, Dilan, Braig… No había nadie. Me detuve frente a la puerta de Xehanort, pero entré de todas formas. La palabra para describirla sería… vacía. Sólo había un escritorio y una cama (obviamente hecha), y ningún tipo de decoración. Cerré la puerta. Allí no había nada.

Salimos de la Zona de Internos. Allí, había una especie de piratas voladores que acometieron contra nosotras. Me tiré al suelo para evitar el ataque y tras erguirme continué corriendo. Ay, si tuviera tiempo… Mi instinto de Maestra me gritaba que los crujiera a golpes.

Pero debía encontrar a Ienzo. Bajamos a todo correr las escaleras y salimos del Castillo. Vergel Radiante estaba desolado. El cielo había adquirido una tonalidad violácea, las casas estaban o cochambrosas o incendiadas, incluso desde aquí se oían los gritos. Intenté contener la rabia. Aquel había sido mi hogar. Y ahora… estaba siendo destruido.

Zora apoyó su mano en mi hombro. Al principio pensé que era como consuelo, pero entonces dijo:

—¡Luna, mira!

Me volví. Lo que quería enseñarme era el Castillo: aquellos seres, parecían emerger de él, desde los sótanos hasta lo más alto… ¡Lo más alto!

—¡Zora! Tengo que ir a ver a Ansem el Sabio. Tal vez él sepa qué ocurre, y dónde está Ienzo.

—Voy contigo.

Negué con la cabeza.

—Ni hablar. Tú ve al pueblo y busca a Lea, Ena, Nela… a todos. Procura llevarlos a un sitio seguro. Confío en ti.

Antes que pudiera reprocharme o recalcarme nada, yo corría de nuevo al castillo. En cuanto entré, tuve que rechazar de nuevo una buena pelea para encaramarme por las escaleras. Tras subir como una centella los ocho pisos, abrí de golpe la puerta de su despacho.

—¡Señor Ansem!

No estaba. No había nadie. Pero algo estaba claro: acababa de haber alguien. Todos los libros, la lámpara de la mesa; todo estaba en el suelo tirado. Además, la entrada secreta al ordenador donde Ienzo fue recluido durante un breve período de tiempo estaba abierta. La crucé, cautelosa. Oí la voz de Braig, gritando:

—¡Hey! ¿Esto es lo que querías?

Me escondí tras la esquina y espié. Braig y Xehanort parecían estar discutiendo.

Xehanort miró a su izquierda, y yo hice lo mismo. Eran… ¡Even e Ienzo! ¡En el suelo! ¡Desapareciendo! Miré a mi hermano. Quería correr a ayudarlo, quería matar a esos dos, quería… pero debía quedarme aquí de momento.

—¡Xehanort! ¿Quieres explicarme esto?

Xehanort extendió la mano y apareció… una Llave-Espada.

Lo sabía. Lo sabía. Sólo podía pensar en eso. Me mordí el puño para no gritar de rabia, y mis dientes me hicieron pequeñas marcas en la piel.

—Yo soy... —oí decir a Xehanort.

—¡Hey! Te acuerdas ahora, o… Espera… ¿Nunca has perdido la memoria?

Muy perspicaz, Braig. En tu línea.

Entonces, Xehanort se abalanzó contra Braig y la clavó la Llave-Espada en el pecho.

—Ese no es mi nombre. Yo no soy “Xehanort”.

Brilló en mi un rayo de esperanza. ¿Tal vez fuera Terra, que había regresado?

Braig se desplomó en el suelo, inerte. Pude ver cómo su corazón salía de su cuerpo, mientras su asesino decía:

—Mi nombre… Es Ansem.

No podía soportarlo más.

—¡Tú no eres Ansem! ¡Tú eres un vulgar asesino!

Me interpuse entre el cuerpo de Ienzo y Xehanort. Este último miró a mi hermano y dijo:

—Muy útil, tu hermano. Sin él no habría podido averiguar cómo entrar aquí. Ni qué decir que te mantuvo… ocupada.

—¡Mientes! ¡Ienzo nunca se uniría a ti!

—Qué poco lo conoces, siendo de tu propia sangre… En fin, ahora que hemos desterrado al olvido al dueño de este castillo, es hora de que la única fiel que le queda vaya a… su encuentro.

Sin más preámbulos, comenzó la lucha. Dio una estocada, yo la bloqueé y lo empujé hacia atrás; luego contraataqué dándole en el costado. Xehanort resistió y me asestó un golpe ascendente, haciéndome retroceder unos pasos. Paré dos golpes, pero el tercero me dio en el hombro, tirándome al suelo. Rodé hasta salir de la habitación y me levanté ayudada por la barandilla. Escupí al suelo y me limpié los labios con la manga de la camisa. Xehanort corrió hasta mí pero se detuvo: algo detrás de mí le había llamado la atención. Aproveché esa distracción para derribarlo. Pisé la mano que llevaba el arma y clavé Prometida muy cerca de su oreja, haciéndola sangrar.

Aquello no pareció importarle. Se limitó a gritar:

—¡Contempla el nacimiento de una nueva especie de Sincorazón que poblarán los mundos! ¡Los Sincorazón Emblema!

Me giré hacia más allá de la barandilla, y ahogué un grito.
Cientos. Miles. Millones de seres surgiendo del suelo, de los sótanos. Todos diferentes pero con algo en común: el símbolo de un corazón cruzado por dos rayos. Sincorazón Emblema.

—¡¿Qué habéis hecho?!

—Qué más da. Después de todo, tú no vas a ver el resultado.

Me había distraído. Xehanort se levantó de un salto y me agarró del cuello, justo como hizo con Aqua hace tres años. Pataleé intentando alcanzarle, pero ya estaba fuera de la barandilla. Me quedé quieta, agarrando su brazo.

—¡Terra! ¡Sé que estás ahí! —estaba desesperada. No quería morir. No sin llevarme a Xehanort conmigo.

Él se rió en mi cara. Una risa malvada y retorcida, que no encajaba en el rostro de Terra. Apreté los dientes. Me estaba quedando sin aire.

—Saluda a Ansem de mi parte.

Me soltó. Comencé a caer a plomo hacia el suelo, hacia el nido de los Sincorazón Emblema. Pero me negué a gritar. No delante de él. Lo miré con odio. Y también me odiaba a mí misma, por ser la idiota que no había aprendido a usar Planeador.

Me giré hacia el suelo, hacia los Sincorazón, y extendí los brazos, abrazando mi destino.


Epílogo

Spoiler: Mostrar
Llovía. Yo andaba sobre aquella tierra yerma. Llevaba allí… ¿Cuánto tiempo? ¿Días, semanas, meses? Había perdido la noción del tiempo. Es más, no recordaba nada que hubiera pasado antes de despertar en esta árido terreno. Ni siquiera sabía si era la realidad o si era un sueño. Bueno, más bien pesadilla.

Pero el paisaje cambió. Se transformó en una ciudad de hormigón, farolas y luces de neón. Seguía lloviendo. No sabía cuándo había empezado a correr, pero lo estaba haciendo. Corría salpicando mis botas en los charcos de lluvia y lodo, en medio de la calle.

Entonces, junto a una farola, resbalé. Me atraparon unos fuertes brazos que me levantaron del suelo. Entonces vi que mis ropas también habían camiao. Llevaba un jersey de cuello alto sin mangas y pantalones largos y cómodos. Volví la mirada hacia mi salvador: un joven algo más mayor que yo, de ojos electrizantemente verdes y cabellos albinos. Sonrió de forma algo pedante y dijo:

—Tendrías que tener más cuidado, Jixxi.

Era la voz que me hablaba en mis sueños, en la habitación blanca.


Me desperté tosiendo, buscando aire. Estaba boca abajo, y me ahogaba. Seguí tosiendo sobre mi mano y la miré: nada de sangre. No me estaba muriendo, perfecto. Pero casi.

No sentía la pierna derecha, me había roto un par de costillas y mi brazo izquierdo estaba en una posición extraña que no parecía ser natural (lo había aplastado con mi cuerpo). Además, la cabeza me daba pinchazos. Traté de sentarme usando otro brazo, y tras unos intentos lo conseguí.

Estaba en un cuarto sin ventanas, de paredes oscuras. No vería nada de no ser por las luces que emitía la máquina situada frente a mí: era grande y tosca, y emitía sonidos robotizados. A la altura de mi cintura había un panel con letras escritas. Si había aterrizado allí, entonces los Sincorazón Emblema debían de generarse aquí. Me levanté a duras penas, cojeando, y leí.

<<¡Oh, hijos de la oscuridad, nacidos del corazón pero carentes de él! Devorad todos los mundos, sed artífices de su fin. Reunid todos los corazones en un corazón grandioso. Un corazón de todos. Todos los corazones en uno.
Ese es vuestro destino: El reino de los corazones. En su interior, la oscuridad última y definitiva.
Hijos de la oscuridad, regresad a la oscuridad última y definitiva.
El Reino de los corazones lo han de abrir corazones puros. Son siete los corazones límpidos, a la vez cerradura y llave. Son dos llaves las que guardan la puerta de la oscuridad. Nadie que albergue luz ha de atravesar la puerta, solo han de pasar las sombras de regreso a la oscuridad.
¡Oh, hijos de la oscuridad, nacidos del corazón pero carentes de él! Devorad todo corazón hasta que llegue la hora>>.


El estupor y el entumecimiento que sentía se disiparon de golpe. Abrí los ojos lo máximo que pude. Aquello era… Era terrorífico. Kingdom Hearts… ¿de verdad era oscuridad? Y con él, ¿todos los corazones?

La respuesta era clara: no tenía ni idea. Y quedándome aquí no lo iba a descubrir. Seguían emergiendo Sincorazón, y en algún momento tendrían que reparar en mi presencia. Miré la máquina: la tecnología no era mi punto fuerte. No tenía ni idea de cómo desactivarla. Busqué esperanzada un enchufe, pero nada. No podía ser tan sencillo.

Así que el plan era salir de allí enseguida. Comencé a cojear hasta la salida. Aparecí en un pequeño pasillo con unas escaleras al fondo. Tras pensarlo, decidí subir: si los Sincorazón Emblema emergían del suelo; esto sería un sótano.

Acabé en el laboratorio de Even. No había que ser muy listo para darse cuenta que estaba compinchado con Xehanort. ¿Lo estaban todos? ¿Había sido la única en no enterarme? ¿Por qué?

Por Ienzo. En los tres años que llevaba aquí, siempre que iba a entrar en el laboratorio, Ienzo me cortaba el paso. Seguro que lo del baile de fin de curso era una estratagema para alejarme del Castillo. Me dolió el corazón al pensar que nunca se celebraría, que no existiría ninguna fiesta donde relajarme con mis amigos. Y me dolió aún más al descubrir la traición de mi propio hermano, sangre de mi sangre. De la única familia que había tenido, o que recordaba. Y ahora estaba muerto, un traidor muerto.

Había salido al exterior. Vergel Radiante había sido destruido por los Sincorazón. Por Xehanort.

Una vez más, me había quitado todo lo que tenía.

No iba a salir impune.

Se lo juré al viento, a las ruinas del mundo. A Aqua, a Ven, a Terra, a Zora, a Nela, a Demy. A todos.

Tal vez fuera el fin de mi vida tal y como la conocía.

Pero un fin siempre implica un comienzo. Siempre.


Fin de la primera parte


Bueno, y hasta aquí llegó Nescientes. Ha sido para mí una novela muy personal, creé a Luna cuando era una niña, y ha ido creciendo conmigo. He tardado dos años en escribirla, y estoy deseando empezar con la segunda parte (si, jeje, tendréis más). Bueno, aquí van algunos agradecimientos:

A Orbook, por haber creado a Zora y ser mi compañera de escritura.

A Lucía y Cristina, por haberme ayudado a crear a Nela y Ena, dos personajes que adoro.

Al Clan Bohemia Lectura, por acogerme todo este tiempo y seguir haciéndolo, y por estar lleno de personas tan talentosas que me inspiran día a día. ¡Continuad así, chicos!

A todos los usuarios de este foro, lo hayáis leído o no (si no lo habéis leído, ¿a qué estáis esperando?), por ser mi segunda familia.

Y a Tetsuya Nomura, por haber creado el universo de Kingdom Hearts. Aunque a veces nos das dolores de cabeza, nos has dado algo que amar.
Avatar de Usuario
15nuxalxv
49. Mandrágora
49. Mandrágora
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 1461
Registrado: Dom May 20, 2012 3:55 pm
Dinero: 13,680.84
Banco: 33,068.83
Ubicación: Kimbolton Castle
Sexo: Femenino
Estantería de objetos
Karma: 14

Re: Nescientes, por 15nuxalxv.

Notapor xXOrbOOkXx » Dom Jul 27, 2014 6:52 pm

!Cielo santo! Por fin.

Por fin has acabado Nescientes y... estoy tan orgullosa. Me prometí que no iba a llorar...
Pero bueno ya sabes... mientras nuestra querida Luna está atrapada en un infiernito... ojalá hubiera sabido más mecánica XD. En fin, nos vemos en Sincorazón... que yo también avanzo en mi novela. Gallifrey es una parte algo delicada y todos los capítulos que tenía se borraron D:.
~Un cuarto de hora de risa, equivale a un año más de vida...~


Proyectos:



UseBars:

Spoiler: Mostrar
Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen


Rol:

Ficha

Wiki

Spoiler: Mostrar
Tercera Saga:
"Evento Global" El esclavo del olvido
"Evento Global" Ruta de los perdidos

Prólogo de Simbad
"Bastión Hueco" Choque de culturas (Encuentro)
"Bastión Hueco" Novatos bajo la lluvia (Primer encuentro - Saga Novatos)
"Tierras del Reino" El nacimiento de un príncipe (Trama)
"Islas del Destino" ¡Buscad a mi perro! (Misión)
"Castillo de Bestia" Solos entre lobos (Primer encuentro - Saga Délaissé)
"La Cité des Cloches" Los miserables (Encuentro)
"Villa Crepúsculo" Una visita guiada (Encuentro)
"Selva Profunda" Día de monos (Encuentro)
"Port Royal" Los muertos no cuentan cuentos (Trama)
"Tierra de Dragones" Linda Flor (Misión)
"Bastión Hueco" Novatos bajo el amanecer (Segundo encuentro - Saga Novatos)
"Ciudad de Paso" Lo que vale la pena (Encuentro)
"Ciudad de Paso" The Game Never Ends (Trama)
"Torre de los Misterios" Orden en la Biblioteca (Misión)

Evento Halloween 2014
"Especial libre" El laberinto de los corazones
"Especial libre" San Valentín III
"Islas del Destino" Yincana veraniega
"Evento libre" La Mansión Encantada II: La Venganza

Cuarta Saga:
"Ciudad Inexistente" Dos velas para el diablo (Encuentro)
"Port Royal" De copas con la muerte (Encuentro)
"Bastión Hueco" De magdalenas y vicios franceses (Encuentro)
"La Cité des Cloches" Insomnia (Primer encuentro - Saga La Musique du Silence)
-¿? M
-"Port Royal" El barco que desaparece en la niebla (Misión)
"Tierras del Reino" Donde duermen los gigantes (Trama)
"País de los Mosqueteros" Todos Para Uno (Trama)
"Ciudad de Paso" Un nuevo Crepúsculo (Trama)
"Ciudad de Halloween" El ataque de Boogieman (Trama)
"La Cité des Clochés" Fuego Infernal (Trama)
"Mundo Inexistente" Pasajes Oscuros (Trama)
-¿? L y 3
-¿? F

"Especial libre" El laberinto de los corazones II: Escape
"Especial libre" World War Christmas
"Especial libre" El San Valentín está aquí
"Especial libre" ¡Exámenes finales
"Especial libre" La inocencia perdida
"Especial libre" Misión: Salvar la Navidad
Avatar de Usuario
xXOrbOOkXx
47. Rastreador
47. Rastreador
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 1387
Registrado: Jue Dic 27, 2012 10:39 pm
Dinero: 73,452.53
Banco: 0.00
Ubicación: Detrás de tí. !Bu!
Sexo: Femenino
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 7

Re: Nescientes, por 15nuxalxv.

Notapor Tidus Cloud » Mar Jul 29, 2014 6:36 pm

Debo reconocer que no me lo he leído tan profundamente como querría y que quizás he ido demasiado rápido, pero sí puedo darte una impresión general.

Primero y simplemente como anécdota, me resulta curioso que metas personajes de otras historias, en este caso de libros de Laura Gallego. A mí particularmente no es algo que me guste, pero es perfectamente legítimo, sobre todo en el mundo de los fan fics donde todo puede ocurrir XD Aunque también es verdad que están usados de una forma bastante digna.

Cosas buenas que me he visto: Mucho trabajo, tienes mucha disciplina (cosa que admiro, porque yo no la tengo), me gustan las ideas que tienes, la escritura a rasgos generales es buena y se ve una evolución favorable desde que empezaste la obra hasta que la has acabado.

Pero hay dos cosillas que yo personalmente creo que hay mejorar, sobre todo si vas a escribir una segunda parte.

Primero, creo que debes darle más realismo a los personajes. En la mayoría de personajes me faltan acciones o gestos que los vuelvan más humanos, muchas veces me da la sensación de que están ahí para recitar la lección como si fueran robots en lugar de estar relacionandose con otras personas. Y también creo que el personaje principal, Luna, siendo que narra la historia en primera persona debería profundizar un poquito más en sus emociones y sentimientos, a veces la veo demasiado muñecote.

Segundo y más importante, demasiadas prisas al narrar la situación. Me ha parecido que tenías tantas prisas que la narración se ha convertido más en una lista de tareas que hacer en el lugar de un relato tranquilo y desarrollado. Luna no está a punto de perder el tren y llega tarde a la estación, nos está contando la historia de su vida, puede tomarse su tiempo.

Pero, pese a estos dos fallitos, me gusta bastante y quiero ver la segunda parte.

PD: Creo que se sobrentiende que todo está dicho desde el cariño, la admiración y con ganas de que mejores. XD
Imagen


Spoiler: Mostrar
Imagen
Avatar de Usuario
Tidus Cloud
35. Hechicero
35. Hechicero
 
Mensajes: 1038
Registrado: Sab Sep 27, 2008 4:59 pm
Dinero: 156,626.10
Banco: 15,565.00
Ubicación: Reinando un nuevo mundo lleno de posibilidades...
Sexo: Moriré solo y virgen
Estantería de objetos
Karma: 20

Anterior

Volver a Fan Place

¿Quién está conectado?

Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 1 invitado