Re: [Espacio Profundo] Entre escombros y recuerdos
Publicado: Vie Ene 06, 2017 3:35 pm
Light esperó sentado en una estancia de aquella estación, no muy alejado del lugar donde estaban Dos y el Doctor, así que la droide no tardó en encontrarle: estaba inmerso en sus pensamientos, cruzado de brazos.
—¡Señor, Light! ¡Acepto! ¡Vámonos a Tierra de Partida!
Asintió, bastante contento de escuchar su respuesta, y levantó el dedo pulgar.
—¡Perfecto! Aunque... puedes omitir de momento lo de señor, no soy tan mayor. —Se rascó la mejilla—. Me alegro que al final hayas aceptado. Espero que tu ausencia no cause demasiados problemas al Doctor —confesó—. Bien, pues empecemos los preparativos aquí mismo.
Light se levantó, se colocó delante de la droide y materializó su Llave Espada, objeto que Dos ya había podido ver en la nave de la pirata. Se trataba de un arma de gran tamaño, que contaba con algunos ornamentos que la diferenciaban bastante de las espadas corrientes, era azul y dorada principalmente. Le extendió el mango ceremoniosamente para que lo cogiera por ahí.
—Si aceptas convertirte en Aprendiza de la Llave Espada y luchar contra la oscuridad que amenaza los mundos, coge esta llave. Una vez lo hagas, no habrá vuelta atrás —advirtió.
A los pocos segundos de cogerla, Alma Inquebrantable desaparecería en las manos de la droide y volvería a las de su dueño original. Dos debería ser capaz de invocar la suya propia a partir de ese momento. Le sugirió que lo intentara:
—Prueba a invocarla: simplemente desea que aparezca en tus manos. —Sonrío en cuanto lo consiguiera—. Felicidades, ya eres oficialmente una aprendiza. Mi primera aprendiza de hecho. Pero no hemos acabado.
»Ahora, lo siguiente… —Se mostró pensativo: se notaba que era el primer aprendiz que reclutaba—. Vale, sí, la armadura. A ver… —Buscó entre sus bolsillos hasta dar con una pequeña pieza metálica con forma de aro—. Equípate esta pieza donde te parezca, y haz lo mismo que hago yo.
Presionó su propia pieza metálica que se encontraba adherida en su traje, en la zona de su pecho, convocando la armadura azul que Dos ya conocía.
—Esta armadura te protegerá cuando viajes por el espacio, úsala siempre que salgas, ¿de acuerdo? Y ahora toca el glider. Lanza la Llave Espada como hago yo.
Lanzó su llave Alma Inquebrantable al aire y ésta, tras un breve resplandor, se transformó en un vehículo azul y gris. Una vez descendió, el Maestro se montó sobre su glider y a continuación se limitó a observar cómo Dos lo hacía.
—Usaremos esto para ir a Tierra de Partida. Mola, ¿eh? Bien, pues esto es todo, cuando quieras nos vamos. Despídete de tus amigos, prepara lo que te quieras llevar al castillo y todo eso. Recuerda que podrás volver, así que no te molestes en llevar mucho equipaje, solo lo imprescindible.
Otra vez, esperaría allí a que la droide hiciera todos los preparativos para su marcha.
—¿Ya? Pues nos vamos. Un placer contar contigo, Dos. —Le dio una palmada en la espalda.
Por cierto, se le había olvidado mencionarle las reglas de los Portadores, así que se las contaría durante el viaje.
—¡Señor, Light! ¡Acepto! ¡Vámonos a Tierra de Partida!
Asintió, bastante contento de escuchar su respuesta, y levantó el dedo pulgar.
—¡Perfecto! Aunque... puedes omitir de momento lo de señor, no soy tan mayor. —Se rascó la mejilla—. Me alegro que al final hayas aceptado. Espero que tu ausencia no cause demasiados problemas al Doctor —confesó—. Bien, pues empecemos los preparativos aquí mismo.
Light se levantó, se colocó delante de la droide y materializó su Llave Espada, objeto que Dos ya había podido ver en la nave de la pirata. Se trataba de un arma de gran tamaño, que contaba con algunos ornamentos que la diferenciaban bastante de las espadas corrientes, era azul y dorada principalmente. Le extendió el mango ceremoniosamente para que lo cogiera por ahí.
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—Si aceptas convertirte en Aprendiza de la Llave Espada y luchar contra la oscuridad que amenaza los mundos, coge esta llave. Una vez lo hagas, no habrá vuelta atrás —advirtió.
A los pocos segundos de cogerla, Alma Inquebrantable desaparecería en las manos de la droide y volvería a las de su dueño original. Dos debería ser capaz de invocar la suya propia a partir de ese momento. Le sugirió que lo intentara:
—Prueba a invocarla: simplemente desea que aparezca en tus manos. —Sonrío en cuanto lo consiguiera—. Felicidades, ya eres oficialmente una aprendiza. Mi primera aprendiza de hecho. Pero no hemos acabado.
»Ahora, lo siguiente… —Se mostró pensativo: se notaba que era el primer aprendiz que reclutaba—. Vale, sí, la armadura. A ver… —Buscó entre sus bolsillos hasta dar con una pequeña pieza metálica con forma de aro—. Equípate esta pieza donde te parezca, y haz lo mismo que hago yo.
Presionó su propia pieza metálica que se encontraba adherida en su traje, en la zona de su pecho, convocando la armadura azul que Dos ya conocía.
—Esta armadura te protegerá cuando viajes por el espacio, úsala siempre que salgas, ¿de acuerdo? Y ahora toca el glider. Lanza la Llave Espada como hago yo.
Lanzó su llave Alma Inquebrantable al aire y ésta, tras un breve resplandor, se transformó en un vehículo azul y gris. Una vez descendió, el Maestro se montó sobre su glider y a continuación se limitó a observar cómo Dos lo hacía.
—Usaremos esto para ir a Tierra de Partida. Mola, ¿eh? Bien, pues esto es todo, cuando quieras nos vamos. Despídete de tus amigos, prepara lo que te quieras llevar al castillo y todo eso. Recuerda que podrás volver, así que no te molestes en llevar mucho equipaje, solo lo imprescindible.
Otra vez, esperaría allí a que la droide hiciera todos los preparativos para su marcha.
—¿Ya? Pues nos vamos. Un placer contar contigo, Dos. —Le dio una palmada en la espalda.
Por cierto, se le había olvidado mencionarle las reglas de los Portadores, así que se las contaría durante el viaje.
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