---> (!!!) Saga Psique - Primer Semestre

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---> (!!!) Saga Psique - Primer Semestre

Notapor Zee » Sab Sep 24, 2011 4:49 pm

KINGDOM HEARTS PROLOGUE: THE KEYBLADE WARS

You probably tought this FanFiction was alive...
NOPE! It's just Chuck Testa, Psique I.

Sí, perdón a todos aquellos que entraron con la ilusión de leer un fic de tercera sobre cómo Sora se embarca en una aventura más, se encuentra con Sonic y Link, revive a Roxas y extrañamente lo separa de su cuerpo, se fo**a a Kairi en un callejón y logra encontrar un hechizo para que Donald hable normalmente... En serio, mis disculpas.

Pero vengo a ofrecer de la manera más humilde el único talento que he encontrado en mí desde el inicio de mis días. Una vez más, ofrezco la historia a la que más empeño le he puesto, ofrezco los personajes de quienes más me he enamorado, ofrezco la trama que he tejido desde que tenía quince años...
Ofrezco Psique, una vez más. Aunque, esta vez, una versión corregida y mejorada de la historia; así que si eres viejo lector, te animo a que sigas leyendo.

Y bueno, no había manera de atraer nueva gente con el nombre usual, así que perdón por mis malas estrategias publicitarias. Pero creo que no pierdes nada por echar una ojeada y dejarme un comentario, ¿no? c:
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Psique I


FAQ (Preguntas frecuentes)

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¿De qué va Psique?

Felix Flynn es un común adolescente que regresa a su ciudad natal, Port Lagune, después de haber vivido 12 años alejado de ella.

El gran cambio parece ir para mejor, si no fuese porque Felix comienza a experimentar cambios nada normales en su cuerpo, como un sexto sentido y visión fantasmal. A los pocos días, el chico descubre que los humanos convivimos con espectros transdimensionales que se alimentan de los sentimientos que emanan de nosotros. Muy pronto Felix desarrolla un extraño poder llamado Psique. Con su nueva habilidad, el joven iniciará una nueva vida, muy distinta a la de los demás.

Risa, llanto, ternura, miedo, romance, desdicha... Acompaña a Felix y a sus inseparables amigos en una aventura que te cautivará desde el inicio.

No querrás ser el único sin leerla, ¿verdad??


¿Por qué se llama Psique?

Psique es un morfema griego que quiere decir "alma". Me pareció perfecto como título debido a que muchos personajes creen que su Psique (su poder) es una representación de su alma.


¿Psique tendrá secuela, o toda la historia terminará con un solo libro?

Efectivamente, Psique tiene secuelas planeadas. Si todo sale como lo espero, se convertirá en una trilogía de nombre Psique, donde el primer libro seguirá llamándose así; el segundo, Sangre; y el tercero, Sueño.


¿Cuántos capítulos tendrá Psique?

No puedo contestar a esa pregunta porque ni yo lo sé, pero la idea es que se acerque a los 25 capítulos.


¿Por qué muchos nombres están en inglés?

La historia se desarrolla en una ciudad ficticia de USA, por lo que los nombres de los personajes, organizaciones y lugares están en inglés.

Edito: Últimamente he dejado eso de poner los nombres de los lugares y organizaciones en inglés. Lo único que permanece en dicho idioma son los nombres de los personajes.


¿Por qué escribes Felix sin tilde?

Como ya he dicho, la historia se desarrolla en USA. En inglés, las tildes no existen. A pesar de que Félix es un nombre propio, y debe llevar la tilde, no la lleva escrita, incluso si la pronunciación es la misma.


¿Puedo salir en Psique?

A menos que seas una persona muy importante para mí, no. Y aún así, sólo serías un personaje secundario sin importancia alguna, como un gato o el tío que pregunta "¿Dónde está el baño?" en un sólo cap.


¿Cada cuándo estará un nuevo capítulo en línea?

Cada dos semanas. Debido a que cada vez me encuentro más y más ocupado, mis límites auto-impuestos se iban extendiendo más y más. Gracias a NLL, puedo publicar en intervalos regultares.

¿Corregirás los errores ortográficos en los capítulos?

Ésa es la idea, sí. También algunos argumentales ;)


¿Los capítulos están sujetos a cambios?

Es una obra en desarrollo, así que sí. Si hago algún cambio argumental avisaré. Aunque generalmente serán cosas diminutas como si alguien es diestro o zurdo, o en qué piso tiene su casillero.


¿Psique cuenta con Extras?

¡Sí! Por ahora tenemos cinco secciones extras, más una en proceso de planeación. Éstas son:
1.- Breakin' the Fourth Wall - Pequeños Omakes donde los personajes aparecen hablando sobre novedades.
2.- Bitácora de Corrupted's - Los apuntes escritos por el mismo Felix Flynn, donde expresa los puntos fundamentales de cada especie de Corrupted.
3.- Perfiles de Personajes - Si bien empezaron como una guía para mi persona, se transformaron en una pequeña sección extra para estar al tanto de los detalles de nuestros protagonistas. Escritos por el director Reynolds y el Dr. Robinson.
4.- Non-Original SoundTrack - Recopilatorio de temas musicales, ideales para ser escuchados mientras se lee.
5.- FanArt - Una sección donde se juntan dibujos, tiras cómicas, momentos épicos e incluso imágenes con personajes parecidos a los de la obra.

Muy pronto
6.- Capítulos Extra - Sección donde se recopilan los capítulos de la obra que no tienen relación alguna con la trama principal.



¿Has publicado Psique en otros sitios de Internet?

Sí. Actualmente publico en un blog y en la revista literaria No Lo Leas. Si estás interesado, ambos links están en mi perfil y en mi firma.


¿Quiénes son los que están en el Banner? No los reconozco.

(En orden de izquierda a derecha y de arriba a abajo) James Reynolds, Vince Miller, Samantha Parker, Ethan Parker, Nebiros, Felix Flynn, Mike Johnson, Michelle Rivers y Miranda Jacobs.
Leo Anderson y Chase no aparecen porque fueron personajes que nacieron más tarde (además, el gato no es tan importante).


Personajes

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¡Atención! ¡A partir de este punto, spoilers del capítulo 18!


Felix "F" Flynn - Placeholder: Keiichi Maebara (Higurashi no Naku Koro ni)
--Un chico de 16 años, alto, delgado y de cabello y ojos café, que recién ha llegado a Costa Laguna. Responsable, organizado y con la capacidad de mantenerse frío en situaciones graves, se ha ganado el lugar como estratega y líder de campo del grupo, aunque no haya habido un nombramiento formal. Su arma de preferencia es una espada retráctil de color verde. Aprecia mucho a sus amigos y desea con toda su alma ser capaz de defenderlos de los Corrompidos usando su Psique de Viento.

Michael "Mike" Johnson - Placeholder: Yosuke Hanamura (Persona 4)
--Mike, de 16 años de edad, tiene un cabello totalmente asombroso, una sonrisa radiante y unos pícaros ojos miel. Sería todo un casanova si no fuese un molesto payaso inmaduro que rompe todas las reglas que puede. Su activa y explosiva personalidad hace honor a su poderoso Psique de Fuego, y debido a ello se ha convertido en el principal atacante cuerpo a cuerpo, acompañado por sus puños de fuego y su par de sais.

Michelle Rivers - Placeholder: La verdad es que no tengo ni idea...
--Michelle, al igual que sus amigos, también tiene 16 años. A pesar de que es considerada una preciosidad por los muchachos, con su largo y lacio cabello marrón y sus dulces ojos color miel, es tímida gran parte del tiempo, excepto con sus confiables amigos. Y no obstante, su Psique de Agua combinado con su afilada naginata la convierten en una certera, veloz y casi artística luchadora.

Vince Miller - Placeholder: Sho Minamimoto (The World Ends With You)
--Vince, del mismo grado que Felix, es un joven bastante admirado en la escuela, como todos los miembros del equipo de fútbol americano. Tanto al jugar como al luchar, su voluntad y perseverancia son incomparables y tan inquebrantables como el más duro acero. Con su peligroso bardiche y su potente Psique de Tierra, todos los Corrompidos tiemblan ante la mención de su nombre.

Ethan Parker - Placeholder: Satoshi Houjou (Higurashi no Naku Koro ni)
--El mayor de los hermanos Parker y, sin duda, el miembro más prudente y enigmático del Project Psique. Ethan tiene el cabello rubio y los ojos azules, iguales a los de su hermana Samantha. Siendo sus manifestaciones de sentimientos muy poco usuales, sus amigos han aprendido a respetar su fría personalidad. Para optimizar el uso de su Psique de Electricidad, ha elegido un manriki para atacar.

Samantha "Sammy" Parker - Placeholder: Mikoto Kondou - Kämpfer Mode (Kämpfer)
--La menor de los hermanos Parker, y también la más pequeña del Project Psique. Comparte un característico cabello rubio y un par de ojos azul eléctrico con su hermano Ethan, a quien admira como a nadie. Como arma, ha elegido una voluminosa guadaña, imponente y peligrosa, para compensar los puntos débiles de su Psique de Sonido.

James Reynolds - Placeholder: Protagonist (Persona 3)
--James, el miembro mayor del Project Psique, estando un año adelante de Felix, e hijo del director de la academia, es una persona realmente seria, madura y calculadora... tal vez demasiado. Con su mechón blanco cubriendo su ojo de color esmeralda, y su imponente Psique de Oscuridad, James es realmente una autoridad para los muchachos. Y sin embargo, se esforzará por llevarlos por buen camino, protegiéndoles con su fiel espada.

Jacqueline Reese - Placeholder: Sekine (Angel Beats!)
--Una adorable, amistosa y divertida chica rubia perteneciente al equipo especial de la rama de encubrimiento. Su Psique de Espíritu le permite hacer grandes cosas relacionadas con la mente, como leer los pensamientos, doblegar la voluntad, interactuar con los recuerdos... Sólo se ha encontrado con el Project Psique una vez, pero durante ese tiempo algo pareció pasar entre ella y Felix.

Miranda Jacobs & Leo Anderson - Placeholder's: N/A y Ryoji Mochizuki (Persona 3)
--Dos estudiantes de intercambio que llegaron a la Academia el mismo día. Ambos coinciden en todas las clases con Felix, pues sus horarios están basados en el de él. Miranda, famosa hija de un diseñador y una modelo, parece ser una chica fría que ignora a los "plebeyos", mientras que Leo aparenta ser bastante abierto y amigable. Felix sospecha que uno de los dos (¿o ambos?) posee un Psique latente.

Nebiros - Placeholder: No fuckin' idea
--Un misterioso encapuchado, de espada roja como la sangre, que parece disfrutar dándole problemas a Felix. Aunque sólo F y Michelle se han encontrado con él, todo el Project Psique le considera su enemigo, además de los Corrompidos. Jamás ha mostrado su rostro, pero Felix ha creído ver mechones apagados de cabello marrón y unos ojos de color gris.

¿Anti-Felix? - Placeholder: Keiichi Maebara (Higurashi no Naku Koro ni)
--Durante el tiempo que Felix estuvo afectado por la Sangre Corrompida, se encontró con una copia suya en lo que parecía ser un espacio metafísico en el interior de su mente. No estuvieron mucho juntos, pero el doppelgänger aparentaba ser una criatura sedienta de sangre, poderosa e imponente. Se desconoce si fue una simple alucinación o una mutación del Psique de Felix afectado por la sangre.

Director Reynolds & Médico Robinson - Placeholder's: Ryotarou Dojima (P4) & Rudolph Ushiromiya (Umineko no Naku Koro ni)
--El director de la academia y padre de James, y el médico líder de la enfermería. De jóvenes tuvieron el mismo talento que los muchachos, así que ahora se encargan de reclutar a todos los estudiantes con el poder del Psique. No se sabe mucho de su pasado como poseedores, simplemente que prefirieron ayudar a los jóvenes a cambio de conservar su memoria.

Chase - Placeholder: Cualquier gato negro
--La mascota del club. Un tranquilo gato de color negro que parece odiar a Mike de manera recíproca.


--->Listado de Capítulos
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El prólogo no está en un post individual. Baja un poco más para encontrarlo.
Capítulo 3 - Un primer día algo agitado
Capítulo 2 - El pequeño tour de Mike
Capítulo 1 - Seis de septiembre

Prólogo - Tras la tormenta...
Plop. Plop. Plop.
La avenida principal de aquella tranquila ciudad costera se hallaba a rebosar de automóviles y atareados peatones que esperaban finalmente regresar a casa tras un largo y extenuante día de duro trabajo. La luz que escapaba de las ventanas de los edificios, farolas y coches le daba a las nubes de tormenta un brillante y poco natural tinte anaranjado. Y, como burlándose de las urbanas creaciones del hombre, un rayo surcaba de vez en cuando el cielo nocturno, iluminando y ensombreciendo a la vez los relieves de las negros nubarrones que parecían tener sus propios valles y cordilleras.
Las incalculables gotas de lluvia cantaban una arrítmica melodía al rebotar contra el abrigo de cuero negro que una elegante y autoritaria figura llevaba puesto. De pie en el camellón que dividía la gran calle, bajo aquel interminable torrente de agua, aquel joven encapuchado comúnmente hubiera sido un espectáculo para los transeúntes. Y sin embargo, durante aquella noche lluviosa, no fue así.
Plop. Plop. Plop.
El muchacho miró hacia ambos lados y contempló la dinámica ciudad. Decenas de personas andando bajo la lluvia, más interesados en resguardarse de ella o en llegar temprano a sus citas que en aquel individuo, quien se encontraba completamente cubierto por monótonas prendas de un constante color negro: un largo impermeable que le llegaba hasta los pies con una capucha que le ensombrecía el pálido rostro, el cual llevaba cubierto a medias por un burdo y raído pañuelo. Su abrigo ocultaba su torso y vientre por completo, pero el cierre estaba abierto a la altura de la cadera y dejaba ver su cinturón, repleto de artefactos y armas desconocidas, y el sencillo pantalón. Finalmente, el joven cubría los últimos trozos de piel visible con unos ajustados mas cómodos guantes de látex negro y unas toscas botas de punta cuadrada.
Aquella lluvia veraniega combinada con su atuendo indudablemente favorecía su anonimato. Era incuestionable que ninguna persona lo consideraría un individuo sospechoso; simplemente pensarían que se trataba de un peatón que no tenía la más mínima intención de mojarse. Aunque era cierto que en un principio destacaba un poco, los transeúntes se olvidaban de él al cabo de unos segundos y continuaban su recorrido.
El joven profirió un leve gruñido que se perdió bajo el constante traqueteo de la lluvia. Llevaba ya varios minutos de pie allí, intentando recordar, en vano, qué fecha era. ¿Era veintiocho... o tal vez veintisiete de julio? No. ¿Sería agosto, acaso? ¿Finales de junio, quizá...?
Había pasado ya bastante tiempo desde que el muchacho había perdido la noción del mismo. Probablemente dos estaciones atrás, cuando era necesario llevar un liviano suéter para adaptarse al fresco clima de región. Había pasado a guiarse por las fases lunares para llevar a cabo sus misiones: “dos noches después de la media luna”, “cuando la Reina del Cielo estuviese en todo su esplendor”, “pasados tres ciclos lunares...”
Pero ahora era necesario llevar un preciso seguimiento del paso de los días, pues era sencillamente imposible llevar a cabo la misión si no tomaba en cuenta el calendario escolar. Su superior le negaba medir el tiempo de la manera usual, puesto que no quería que pasara por alto eventos importantes en los cuales pudiese presentarse una oportunidad para cumplir el objetivo.
El joven volvió a gruñir. Simplemente era un fracaso. Su memoria no podía retroceder tantos ciclos y regresar al punto inicial reemplazando las fases por noches. Tendría que depender de alguien más:
—Disculpe, ¿podría decirme qué fecha es hoy? —le preguntó a un joven de unos veinte años que caminaba por el borde de la cuneta, con paraguas en mano.
—Cinco de septiembre —respondió, sin siquiera detenerse a observar a su tenebroso interlocutor. El joven se alejó sin dar las gracias apenas escuchó la información necesaria. Cruzó la avenida sin mirar a ninguno de los dos lados, pues sabía que ningún coche podía tocarle mientras estuviese utilizando su peculiar talento. Tras llegar a la acera, se escabulló en el mar de gente hasta encontrar la boca de un callejón; se metió por él sin dudar ni un segundo y recorrió el laberinto urbano que ya sabía de memoria, esquivando sucias bolsas de basura y repugnantes charcos que habían estado allí mucho antes de que empezara a llover. Una vez en su destino, se las arregló para subir a una escalera para incendios, utilizando la pared de ladrillos y un contenedor como apoyo con una destreza digna de un magnífico felino. Finalmente, se apresuró a recorrer la estructura hasta la cima del edificio que había elegido con anticipación.
Allí, en el borde de aquella construcción que consistiría de unos seis pisos, el encapuchado volvió a observar su entorno antes de fijar su mirada en la no tan lejana vivienda que ya conocía. Tras pensar en su objetivo, una sonrisa se dibujó en su rostro, oculto bajo el pañuelo.

Simultáneamente, un muchacho con cabello castaño se esforzaba por sacar de la camioneta de su familia una pesada y vieja caja de cartón. Tras confirmar que era la única que le faltaba, puesto que llevaba una F, la letra inicial de su nombre, pintada con rotulador verde en un costado, intentó cargarla hasta la puerta principal. La intensa lluvia le suponía un obstáculo, sin embargo, puesto que los contenidos de dicha caja —y ésta como tal, también— no podían mojarse. Corría el riesgo de que con semejante diluvio tanto él como su carga terminaran empapados en el corto trayecto del vehículo a la puerta principal. Por esa razón el chico ahora se hallaba contemplando con admiración, desde la seguridad del coche de su familia y a través del techo solar del mismo, aquella bellísima tormenta eléctrica que envolvía la ciudad costera.
Plop. Plop. Plop.
El canturreo provocado por las gotas de lluvia rebotando en el techo se le antojaba relajante y un tanto adormecedor. No tenía ganas de levantarse a mover la última caja de la mudanza; allí recostado —y bastante apretujado— en el suelo de la minivan, con el arrullador sonido de la tormenta estaba más que cómodo.
Y es que después del largo camino que su familia había recorrido para mudarse, el cual había consistido de aburridos trayectos en carretera que llegaban a durar más de medio día, subsistir a base de comida rápida o botanas chatarra y dormir en moteles viejos y repugnantes, el joven se había acostumbrado a caer dormido donde fuese. Sinceramente, el suelo de su camioneta se le figuraba mil veces más cómodo que la mayoría de los colchones en los cuales había dormido la última semana.
La familia del joven era de lo más normal, excepto por el hecho de que se veían obligados a mudarse, si tenían suerte, cada verano. A su padre le había costado conseguir un empleo fijo en una empresa estable, por lo que muchas veces tenía que trasladarse y tomar algunos riesgos. A sus hijos no les agradaba en lo más mínimo forjar amistades para después perder el contacto con la mayoría de ellas tras el paso de algunos meses.
Plop. Plop. Plop.
Finalmente, la tormenta se calmó hasta convertirse en una ligera llovizna. El joven se levantó de su improvisado lecho con un gruñido mientras se apoyaba en uno de los asientos de piel; una vez de pie —o por lo menos tanto como su altura lo permitía—, presionó con un puntapié el botón que abriría la puerta eléctrica a la par que rodeaba la caja de cartón con sus brazos. Salió del vehículo de un salto y dejó su carga en el suelo un momento para cerrar la puerta de nuevo, para después continuar su camino.
Cruzó el jardin de aquella poco ostentosa casa de dos plantas que sería su hogar durante otro año más. El chico empujó la entreabierta puerta de madera con una leve patada. No tenía muchas ganas de caminar hasta su habitación en la segunda planta, por lo que dejó su carga de nuevo en el suelo y la deslizó por el suelo con otro puntapié. Y como para despedirse de lo que fue su primer día en su ciudad natal después de doce largos años, el muchacho de cabello castaño alzó la vista al cielo e inhaló fuertemente el aire de la costa, ignorante a que un encapuchado todavía lo contemplaba desde la cima de un edificio.
Plop. Plop. Plop.
Poco o nada sabían aquellos dos jóvenes sobre cuánto cambiarían sus vidas una vez cesara aquella tormenta veraniega.


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Re: --> Kingdom Hearts Prologue: Keyblade Wars

Notapor Sombra » Sab Sep 24, 2011 11:03 pm

OHNOES Psique. Es la tercera vez que me leo el prologo, lo cual es gracioso. Un consejo, en "Personajes" te has acabado haciendo un par de spoilers, deberías de poner esas cosas según fueran apareciendo los pj para evitar esas cosas.

Me despido, Madafacka.
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Re: --> Kingdom Hearts Prologue: Keyblade Wars

Notapor ita » Mar Sep 27, 2011 1:37 pm

Iba a dejarte un comentario antes pero tardé tanto que se cerró la sesión en el foro... Y no pude recuperar el mensaje. Así que ahora, escribiendo de memoria, voy a ver si puedo dejarte, por lo menos, algo parecido a una crítica.

Siento si es muy breve o mala.

Tu manera de narrar está bien, me gusta, pero a veces es un poco redundante y se vuelve un poco lenta. Además, repites algunas palabras, ten cuidado con ello porque da una sensación de pesadez y tú puedes evitar hacer dichas repeticiones. También recuerdo haber encontrado algunas expresiones que se me antojaban fuera de lugar. No incorrectas, pero igual hay otras más precisas para lo que querías expresar. Y otras que, simplemente, no encajaban en el contexto.
Sobre la temática, pese a que ya sé de qué irá (lo sé, lo sabemos, ¡Todos! Ya es la segunda o tercera vez que subes el tema de Psiqué xD) pero en el prólogo aún se mantiene un tanto en suspense, no se sabe exactamente de qué irá.

Y bueno, ahora que vuelves a subir la historia, procuraré seguirla y comentarla siempre que tenga ocasión.
¡Mucha suerte y espero que no te desanimes por tener pocos lectores! Mejor pocos pero buenos que muchos pero... que dicen lo mismo.

PD: ¿Qué vas a hacer con el anterior tema de Psiqué? ¿Quieres cerrarlo?
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Re: --> Kingdom Hearts Prologue: Keyblade Wars

Notapor Drako » Mar Sep 27, 2011 10:52 pm

Pues ya que me estaba pasando por Fan-Place he decidido mirar el prólogo para ver cómo estaba. Me interesa. No había leído el anterior Psique, pero si esta es una versión mejorada, paso de leerme el anterior. Tu forma de narrar ha hecho que lea de nuevo el prólogo, para enterarme más que nada como iba, ya que no estoy acostumbrado a tu forma de escribir... Aunque bueno, eso es algo mío.

Por lo demás ya te lo ha dicho Ita, y más que te podría haber dicho, pero yo no soy crítico y no veo esas cosas tan rápido. Solo te he dicho esto para que no sea el típico comentario de: Oh que bien, espero que sigas escribiendo... etc. Bueno, me gustaría ver el primer capítulo (a ver si logro enterarme de algo xD).
No veo camino mejor que el que he elegido...

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Muchas gracias por el pin, melodia ;D

¿Quieres conocer mi fic? ¡Pues abre el spoiler y entra a ver que te parece!
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Re: ---> (!!!) Saga Psique - Primer Semestre

Notapor Zee » Lun Oct 10, 2011 2:05 am

Voy a dejar esto aquí, con la esperanza de que...

Capítulo 1
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Capítulo 1
Seis de septiembre


Aquel chico con gafas rotas y maltratado cabello castaño se levantó de su silla de una manera un tanto torpe, tambaleándose al intentar ponerse pie y sacudiendo un poco la mesa mientras trataba de sujetarse del borde. Su pequeña demostración de “agilidad” provocó que algunos de los muchachos que se encontraban en el aula soltaran varias risas burlonas, aunque bien disimuladas; o por lo menos lo suficiente para que la profesora no fuese capaz de distinguirlas, pero el pobre muchacho perjudicado pudiese escucharlas claramente.
—Esto… Me llamo Felix Flynn —expresó apenado, mientras en su interior maldecía los largos pantalones que le habían hecho tropezar. Intentando evitar la vergüenza, habló con la mayor seguridad que pudo. Después de todo, ya había hecho esto tantas veces que se había acostumbrado, tanto como un orador memoriza su discurso tras exponerlo decenas de veces—: Tengo dieciséis y nací aquí, en Costa Laguna. He vivido en muchas otras ciudades, como Denver, Nueva York, Chicago, Detroit y Seattle... Hmm, soy hijo único y… Me gusta el atletismo. Eso es todo.
—Muy bien. Gracias, Felix. —expresó, pese a que realmente no le importaba, la anciana mujer que se encontraba sentada frente a los treinta y un alumnos de la clase de Lengua de las tres de la tarde. Uno de los mencionados alumnos era Felix Flynn, el chico que recién se había presentado ante todos los presentes y que se encontraba sentado en la última silla de la primera hilera, quedando así en el rincón del aula. Su posición lo había convertido en el último en presentarse, por lo que sus ansiosos compañeros, quienes esperaban desesperadamente la campana, no habían dejado de contemplarlo expectantes, mientras le apresuraban con la mirada.
Felix Flynn, de dieciséis años de edad, era un adolescente atrapado en el bullicioso mundo adulto debido al empleo de su padre, el cual le obligaba a él y a su familia a cambiar de residencia cada año por lo menos. El 2010 no había sido muy distinto para el joven: su padre había dado la noticia, como ya era costumbre, y los Flynn se habían visto forzados a dejar atrás personas, experiencias, logros, sentimientos... y dejar que se convirtieran en distantes recuerdos una vez más. De nuevo, a Felix lo inscribieron en una prestigiosa escuela poco antes de que iniciara el semestre, como solían hacerlo cada vez que se mudaban a otra ciudad. Aquel año en particular, el chico había sido matriculado en la Academia de la Laguna, una escuela considerada como poco común debido a la cantidad de modelos extranjeros que tomaba para organizar su funcionamiento.
Finalmente, el alargado timbre de la campana le puso fin a aquellos 45 minutos que antes parecían interminables. Tras aquello, el primer día de clases había terminado finalmente. Los alumnos no tardaron ni un segundo en tomar sus pertenencias y salir apresurados del aula; incluso la profesora se apresuró a dejar el lugar. Felix, sin embargo, se tomó su tiempo para ordenar sus cosas dentro de la mochila. Era el primer día, después de todo; no tenía mucho que hacer y no había razón para correr.
Cuando tuvo todo listo, el chico salió al pasillo con su mochila al hombro. Se encontró con que el lugar estaba lleno de estudiantes que conversaban con otros compañeros en medio del pasillo o que se hallaban hurgando en sus casilleros; incluso ambas al mismo tiempo, bloqueando el paso. Las pláticas, los sonidos de puertas abriendo y cerrando, los clicks de las cerraduras, y alguna que otra canción reproducida en un teléfono móvil... Todos esos sonidos por sí solos no eran desesperantes; pero unidos, hicieron que a Felix le rechinaran los dientes de la desesperación. Asimismo, la gente que le impedía andar por el pasillo lo exasperaba. Por lo tanto, el chico se dirigió a los jardines sin siquiera pasarse por su casillero.
*

Felix cruzó caminos de concreto y tramos de césped adornados por verdes y altos árboles, adorables arbustos podados en formas llamativas y coloridas flores llenas de vida. A pesar de que la decoración de la academia era prometedora, el joven decidió que podía admirar las zonas verdes de su colegio después. Por ahora sólo debía sacar un libro de la biblioteca para hacer una pequeña investigación, pero al fin al cabo seguía siendo una tarea y eso le daba prioridad sobre las demás cosas, incluida la apreciación de la naturaleza.
Mientras recorría el campus, se cruzó con algunos estudianes que parecían señalarle a la par que soltaban varias risitas. No le quería dar mucha importancia, pero en el fondo se sentía molesto por la actitud de todos aquellos que se habían burlado de él durante el transcurso del día.
Era su aspecto, y él lo sabía. No era feo, estaba consciente de ello; de hecho, estaba bastante satisfecho con su físico y algunas veces se permitía sentir un poco de orgullo: medía casi 1'80 y su complexión, aunque ciertamente un poco delgada, era algo atractiva; y, cuando lo cuidaba bien, su castaño pelo lacio combinaba con sus ojos del mismo color y le daba una apariencia, si bien bastante común, simpática. Pero aquel día, Felix tenía un aspecto curioso y divertido que atraía muchas miradas: primero que nada, su cabello castaño oscuro, el cual no había cortado en varias semanas, estaba completamente alborotado, maltratado de las puntas y enredado en muchos sitios, haciendo parecer que tenía un nido de aves en la cabeza. Por otro lado, sus voluminosos anteojos de color negro resaltaban por la cinta adhesiva que llevaban en el puente y por la grieta que recorría uno de los cristales. Además, tenía una llamativa bandita en la mejilla, ya que se había hecho un enorme rasguño mientras ayudaba en la mudanza. En cuanto a su atuendo, Felix llevaba un enorme suéter color vino cubierto por pelusas y raído de los bordes que le ocultaba las manos por completo. Sus pantalones de lino color marrón claro estaban rasgados de las rodillas y de los tobillos y una extraña mancha verde nacía de uno de los bolsillos. Su calzado, por otro lado, era tal vez lo único normal que llevaba puesto: unos sencillos deportivos de color blanco con algunos detalles en gris. No obstante, los cordones sucios y desatados rompían la poca armonía que tenían.
—¡Caminando con un ñoño! —cantó algún alumno que caminaba con un grupo mixto de estudiantes. Se rieron a carcajadas del pobre Felix sin descaro alguno mientras éste entraba a la biblioteca por la puerta giratoria. Incluso dentro del edificio el joven puedo escuchar las risas de los muchachos que congratulaban al listillo bromista de la banda, pero finalmente se hicieron débiles a la par que el grupo se alejaba y Felix se adentraba en el edificio.
Llegando a casa amenazaría a su madre para que le comprara el uniforme de una vez.
*

—“Historia de la Europa Moderna”. Sí, éste servirá —pensaba Felix, a la par que examinaba la portada un libro de la sección D de la biblioteca escolar. Tras corroborar que le serviría para hacer sus únicos deberes del día, lo metió con cuidado en la mochila que se había colgado en un solo hombro. Tras ponerse ésta como era debido y acomodarse la ropa, el chico dio media vuelta y comenzó a andar por el estrecho pasillo en dirección a la salida.
La biblioteca no era realmente tan imponente como las de otros colegios, donde las estanterías se alzaban tan altas como montañas y Felix tenía que subir una escalera comparable a la de los bomberos para alcanzar un solo libro. En la de la Academia de la Laguna, por otro lado, llegaba a tocar el techo con un salto y, aunque había muchos más libreros que en otros lugares debido a la organización —y por tanto resultaba más fácil perderse—, era mucho más cómodo buscar las cosas. Simplemente pasearse por los pasillos era algo agradable.
Sin abandonar su embelesamiento, Felix continuó caminando en círculos. Distraído, daba la vuelta en el primer recodo que se le cruzaba, pues había dejado de pensar en la salida para concentrarse en recordar cada detalle de aquella confortable biblioteca. Como era de esperarse, su actitud tuvo consecuencias: al girarse en una de las esquinas, sintió un fuerte empujón que le hizo perder el equilibrio y caer al suelo.
—¡Ay! —soltó el desconocido con el que Felix acababa de estrellarse.
—¡Lo lamento! —se apresuró a disculparse éste último, mientras intentaba observabar al otro desde el piso alfombrado de la biblioteca. El joven se frotaba el brazo, mientras dejaba que en su rostro se dibujara una ligera mueca de dolor. Felix se levantó y se sacudió los pantalones más por costumbre que por nada, mientras que el otro muchacho finalmente se dignó a mirarle.
Era unos cuantos centímetros más bajo que Felix, pero un poco más fornido. Tenía los ojos de color miel y en ellos se podía notar un brillo de picardía. Su cabello alborotado, partido por la mitad, también tenía el mismo tono y le cubría las orejas y gran parte de la frente. No llevaba mochila consigo, pero tenía puesto el uniforme escolar: saco y pantalones de color azul marino, una camisa color blanco y la corbata negra. Iba muy a su estilo, con el saco sin abrochar y la camisa fuera del pantalón; además, llevaba zapatillas deportivas de color negro en lugar de calzado formal.
—Deberías ver por donde vas —recriminó, mirando a Felix con algo que parecía casi repulsión. Sin embargo, su actitud cambió casi instantáneamente y comenzó a examinarlo desde todos los ángulos, mientras se llevaba la mano al mentón. Dio varias vueltas alrededor del chico, dejando salir algunos “Hmm...” y murmurando cosas indescifrables. Después de varios segundos de meditación, el joven dio por terminada aquella curiosa examinación al chasquear los dedos y señalar a Felix, a la par que apuntaba:
—Novato, por lo que veo.
Felix se quedó en silencio. La actitud de aquel muchacho lo había desconcertado en un principio, pero ahora le resultaba fascinante. Tanto de hecho, que se quedó sin habla cuando escuchó la frase del otro chico. ¿Se había estrellado con él, casi tirándolo al suelo, y ahora simplemente salía con una declaración tan evidente? Uno no necesitaba conocer el expediente de Felix para notar que era nuevo en el colegio de inmediato: su aspecto lo delataba.
—Soy Michael, pero puedes llamarme Mike, mucho gusto —se presentó el muchacho, con una sonrisa pícara, mientras le tendía la mano a Felix. Éste último dudó un poco, pero finalmente decidió responder a su gesto.
—Me llamo Felix... Felix Flynn...
—¡Ah, doble efe! —exclamó Mike, haciendo el mismo gesto de chasquear-señalar que había hecho unos momentos antes—. ¿Puedo llamarte F?
—S-Supongo que... sí, supongo que sí... Bueno, yo.. me tengo que ir...—balbuceó Felix, girándose sobre sus talones e intentando alejarse del tal Mike. No tenía interés en relacionarse con alguien tan híperactivo y problemático como él lo parecía... No obstante, mientras comenzaba a caminar hacia la salida, una mano le tomó por el hombro, a la par que la voz de Mike decía a sus espaldas:
—¿A dónde crees que vas, F? —inquirió el chico, con un burlón tono de voz, mientras hacía girar a Felix tomándole de los hombros.
—A mi casa. Ya tengo lo que quería, así que...
—¿Pero quién te crees? —sollozó Mike de pronto, cubriéndose el rostro con el brazo, con una tristeza evidentemente fingida—. Eres tan cruel, Felix Flynn. Después de haberme arrollado de una manera tan horrible, ahora te vas como si no hubiese sucedido nada.
—Esperaba ir a comer algo —explicó el chico, haciendo caso omiso a los gestos de Mike.
—¡Ya sé! —Mike volvió a señalarle mientras chasqueaba los dedos—. Tenemos muy buena comida en la cafetería, ¿te parece quedarte a comer a...?
—No —soltó Felix, tajante.
—Hoy tienen pastel de carne con...
—No.
—Podríamos ir al centro de computación después para...
—Definitivamente no.
Mike se giró, dándole la espalda a Felix. Alzó la cabeza hacia el techo y dijo con un solemne tono de voz:
—Tienes razón.
Felix le agradeció y le dio una leve palmadita en el hombro a manera de despedida. Sin nada más que decir, el muchacho comenzó a caminar en dirección a la salida una vez más. Pensaba que Mike ya no le molestaría; y sin embargo...
—... creo te verías ridículo al andar por el campus con esas pintas...
Esa fue la gota que derramó el vaso. Felix ya había tenido suficiente con un día entero de burlas y carcajadas, por lo que aquella afirmación por parte de Mike encendió una chispa en su interior: no soportaría que se burlaran más de él.
—¡Bueno, ya está bien, ¿no crees?! —estalló. Mike abrió los ojos por la sorpresa y retrocedió un poco, aunque de su cara no desapareció la sonrisa—. Deja que te lo ponga claro, que todo el día me he quedado con las ganas de hacerlo. ¡Uno! Mi cabello —Felix alzó un dedo para ilustrar lo que estaba explicando—: no lo he cortado desde hace meses, y las puntas se me han maltratado por el poco cuidado que le doy. ¡Dos! Las gafas: eran de mi abuelo. Mis antiguas gafas se rompieron durante el movimiento. ¡Por último! Mi ropa: sabes que me acabo de mudar, ¿no? Todas mis cosas están metidas en cajas. Sólo encontré estas viejas prendas de mi padre. ¡A mí tampoco me gusta traer esta mierda puesta!
Un pesado silencio cayó sobre ambos. Felix se sintió arrepentido al instante por haberle gritado a Mike: ¿y si era un individuo violento con problemas para controlar la ira o algo por el estilo? ¿Y si de pronto le daba un puñetazo o algo? Acababa de gritarle en la cara, después de todo; no podía culparle, pero aun así no le agradaba la idea de meterse en una pelea.
La reacción de Mike, sin embargo, no fue ninguna de las esperadas:
—Qué cabronazo estás hecho, F. Me caes bien.
—¿Qué? Estás de broma, ¿verdad? —exclamó Felix, incrédulo, en su mente, debido a que se hayaba tan boquiabierto que no pudo articular palabra.
Y de pronto, Mike se hallaba frotándose el mentón en señal de meditación, sentado con las piernas cruzadas en el suelo. A Felix no dejaban de sorprenderle sus repentinos cambios de actitud, como sacados de un programa de televisión. Eran tan repentinos que lo único que podía hacer era mirarle, intrigado, mientras intentaba adivinar qué era lo que pasaba por su cabeza.
—¡Ya lo tengo! —exclamó Mike, chasqueando los dedos por enésima vez y mirando al cielo como si de pronto hubiese sido iluminado por un ser superior.
—¿Uh? —balbuceó Felix, volviendo a mirar a su compañero sin comprender. Deseó que no fuese nada tonto o ridículo.
—Tengo una amiga en el club de Teatro... Suelo ir con ella a cortarme el cabello, ¿sabes? —expresó Mike, mientras levantaba una ceja.
—¡Qué! —soltó Felix, percatándose de pronto sobre lo que Mike intentaba hacer. ¿En serio pretendía mejorar su aspecto llevándolo a que una amateur le diera un corte de pelo? Asustado, el chico intentaba negarse mientras movía los brazos frenéticamente—: ¡Ni lo pienses, no iré a que...!
—¡Venga, sólo una despuntada! —cantó Mike, moviendo los dedos de su mano para simular el movimiento de unas tijeras.
—¡No!
—¡Venga, F!
—¡No, he dicho!
*

—Me sorprendes, Mike —confesaba Felix, quien caminaba al lado del mencionado por un sendero de piedra. Tras ver que la discusión no iba a ninguna parte, Mike le arrancó la mochilla a su compañero y salió disparado de la biblioteca. El joven se vio obligado a llevar a cabo una larga y cansada persecución, la cual por suerte terminó con Felix recuperando su mochila. Los dos tuvieron que regresar, sin embargo, puesto que F aun debía sacar el libro para sus deberes.
No podía negarlo: había sido un tanto divertido. Por alguna razón, ahora conversaba con Mike con toda naturalidad y lo seguía a quién sabe dónde sin rechistar. Lo único que sabía era que ahora caminaban por lo que los alumnos conocían como “El Túnel”, un sendero delimitado por árboles cuyas ramas se entrelazaban para crear la forma mencionada. Según Mike, dicho camino llevaba a la parte no-escolar del instituto: allí se encontraban las canchas, la cafetería, la piscina, el centro de computación y los dormitorios para ciertos estudiantes.
—Eres un novato, ¿qué podrías hacerme? —reía Mike, orgulloso.
Aunque el estudiante era prácticamente un desconocido, Felix le sonrió como si le conociera de toda la vida. Tal vez fuese su activa personalidad o tal vez porque había sido el primero que se había acercado a él en todo el día. Y aunque era cierto que tenía repentinos cambios de humor (mas F pronto notó que eran intencionales), no era nada desagradable pasar el rato con él. En pocas palabras, Mike era un típico payaso escolar; y como tal, lograba caer bien.
Tras caminar unos cuantos metros más, el túnel de árboles finalmente desapareció para dar paso a una escalinata en su lugar. Descendía unos tres metros y llegaba a un camino de baldosas que mediría unos cinco metros de ancho. Éste seguía derecho hasta toparse con un largo edificio de cuatro pisos. Antes de llegar a él, el camino tenía cuatro ramificaciones: tres daban a edificios de variados tamaños, pero que no superaban la primera planta; mientras que el último se perdía detrás de una de las ya mencionadas estructuras.
Mike saltó los primeros siete escalones, aterrizando en el descanso de la escalinata. Tomó un poco de impulso y saltó los siete restantes, cayendo limpiamente en el ancho camino de baldosas. El chico se giró y le hizo un gesto a Felix, pidiéndole que lo siguiera. Éste, al contrario que su nuevo amigo, bajó la escalera entera sin precipitarse.
Ambos jóvenes continuaron su camino hasta que llegaron al último sendero, el que se perdía detrás de un edificio, aunque hicieron pequeñas paradas para que Mike pudiese explicarle a Felix dónde estaba cada cosa.
—Verás —le había dicho—, el primer edificio que hemos pasado es la cafetería. Generalmente comen allí los que quieren pasar tiempo con sus amigos o los que viven en los dormitorios. La comida no es mala, no me quejo, pero supongo que podría ser mejor. Eso sí, los tacos de carne secreta: buenísimos, tienes que probarlos.
>>Luego está ese edificio, el segundo. Bueno, ése es el gimnasio. Dentro de él hay caminadoras, pesas, cuerdas para escalar, tres paredes de rapel, costales de arena... En fin, todo lo que un buen deportista necesita. Es grande, sip, pero no tenemos canchas interiores. Supongo que... sí, supongo que está bien.
>>Ése, el tercero, es el centro de computación. Te cobran alrededor de dos dólares la hora por usar alguna de las máquinas, aunque en realidad no vale la pena: una vez se cierra sesión en una máquina, la información de ésta se borra. Si vas a usarla, lo mejor es traer un Pendrive contigo. Eso o cómprate una laptop, que conviene más por eso de la red wi-fi del campus y ese rollo.
>>Ah, y bueno, ese edificio alto que ves a lo lejos... Bueno, allí están los dormitorios. Muchas habitaciones están vacías, pues sólo sirven para los que tienen beca especial o vienen de intercambio. Puedes solicitar una habitación, pero debes pagar un buen monto y tener una buena razón para pedirlo. Se divide en las secciones B, C, D y E, una por cada piso.
—¿Y la sección A? —inquirió Felix
—Dormitorio especial. Está separado de los demás —fue lo único que respondió Mike, impasible—. En fin, éste último camino por el que giraremos lleva a...
No hizo falta decirlo. En cuanto el par de muchachos se giró, ante su vista se desplegó un gigantesco campo de pasto artificial. A la derecha de éste, había dos campos de baloncesto; y a la izquierda, dos canchas de tenis, una pista para correr y otro edificio pequeño. Todo rodeado por gradas de color blanco.
—Ya lo ves —expresó Mike, sonriente—. Somos muy flexibles en cuanto a los deportes. Dos canchas de fútbol, que a veces sirven para el soccer; dos de baloncesto, dos de tenis, que muchas veces se usan para el voleyball con simplemente subir la red... Y ese edificio que ves allá... Bueno, es la piscina.
—¡Pero si tenéis pista! —exclamó Felix, emocionado, admirando la magnitud del área deportiva.
—Sí, F, tenemos pista, también —repitió Mike, con una sonrisa de oreja a oreja, mientras le ponía la mano en el hombro—. ¡En fin, F...! —Felix finalmente volvió al mundo físico cuando sintió la mano de su compañero apretar más de lo necesario—. No sé si recuerdes una desviación que había en el túnel de árboles, pero...
Sin previo aviso, Mike aprisionó a Felix con una llave al cuello, obligándolo a agacharse. El chico intentó liberarse, pero nunca había sido bueno para defenderse, por lo que se rindió a los pocos segundos de forcejeo. Aún sin soltarle, “su amigo” lo obligó a dar la media vuelta con un tirón y a caminar de regreso por el sendero por el que habían llegado. Con un tono de voz algo sombrío, Mike simplemente dijo:
—Necesito que me acompañes.


Respuestas al lector:
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Sombra.- Creo que el primer párrafo del apartado de "Personajes" dice "¡Atención! ¡A partir de este punto, spoilers del capítulo 18!" y lo has pasado por alto, lol.
Ita.- Gracias por la crítica. Le daré una revisada a los caps de ahora en adelante (porque estoy seguro que me esforcé en evitar la repetición de palabras en el prólogo >_>). Y el otro tema lo cerré desde antes de abrir éste, lol. POr cierto, Psique (mi Psique) no lleva tilde; a veces me desespera verlo escrito así ^^U
Drako.- Bienvenido a Costa Laguna c: ¡Muchísimas gracias por leer! Ojalá que te quedes con Felix hasta el final, que eso nos haría muy felices.


En otras noticias, para aquellos que seguían la primera versión (cap 18), ésta se atrasará hasta que termine el semestre, y con él, la primera versión de Sangre. Nos vemos en diciembre~~~
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Re: ---> (!!!) Saga Psique - Primer Semestre

Notapor ita » Lun Oct 10, 2011 7:27 pm

Vale, capítulo leído.

El argumento, sencillo, simple pero bien. Lo básico para presentar a los personajes protagonistas.
Ahora bien, he encontrado que fallan algunos signos de puntuación (en mi opinión, empleas poco las comas xD) y hay alguna que otra expresión mal formulada o empleada en lugar erróneo.

Pero, por lo general, está bien y me gusta.

¡Mucha suerte!
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Re: ---> (!!!) Saga Psique - Primer Semestre

Notapor Sombra » Sab Oct 15, 2011 1:05 pm

Me he leído el capítulo pero noté algo raro...¿Desde cuándo Felix es hijo único? Creía que tenía dos hermanos (Lily y el mayor, que no recuerdo su nombre) No sé si es un fallo tuyo, pero quería marcarte eso por si las moscas.
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Re: ---> (!!!) Saga Psique - Primer Semestre

Notapor Zee » Jue Dic 08, 2011 10:43 pm

¡Perdón por la tardanza! D:

Capítulo 2
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Capítulo 2
El pequeño tour de Mike


—Necesito que me acompañes —demandó Mike, sin soltar todavía a Felix, quien había comenzado a luchar contra la llave una vez más. A pesar de que las palabras que componían la frase eran de lo más cotidianas, el tono con el que el chico las pronunció convirtió aquella común oración en una orden especialmente fría y amenazante.
—¡Michael! ¡¿Qué... qué crees que haces?! —gritó Felix, intentando liberarse. Tras varios segundos de forcejeo, y como el apretón de Mike sólo se hacía más y más apretado, el joven decidió tomar medidas desesperadas y le dio un fuerte pisotón a su captor. Éste perdió la fuerza, por lo que el chico pudo liberarse del abrazo, para luego girar sobre su talones y enfrentarse al otro con los puños en alto.
—¡Viejo...! Ay... ¿Cuál es tu problema? —se quejó de pronto Mike, sosteniéndose el pie con las manos y saltando graciosamente de un lado a otro para mantener su equilibrio—. Sólo estaba... ¡Ay, jugando! No te pongas así...
—¿Que... que no me ponga así...? —repitió Felix, incrédulo—. ¡Aplícate el cuento! ¡Acabas de conocerme hace menos de una hora y me golpeas como si fuera tu amigo de toda la vida!
—Es porque así lo siento, F... —aclaró el chico de ojos color miel, poniéndose el dorso de la mano en la frente en un gesto teatral y exagerado. Felix bajó los puños, mas sólo un poco. Miró a Mike con desconfianza, pues parecía que iba a decir algo más—: Además... No me digas que ésa —señaló a Felix con el dedo— es tu guardia. Quiero decir, ¿qué clase de guardia es ésa, por Dios? Con una simple patada ascendente te rompo por lo menos cuatro dedos.
Mike le guiñó un ojo y le dedicó uno de sus handguns tras chasquear los dedos y sonreír pícaramente. Por alguna razón, Felix lo perdonó al instante. Tal vez era cierto lo que había escuchado alguna vez, que las amistades se hacían más fuertes tras un par de puñetazos...
—...o algo así
Felix siguió a su nuevo amigo Michael de regreso al Túnel. El par pasó de nuevo frente al centro de computación, el gimnasio y la cafetería. El primero sólo era un rectángulo de concreto con una puerta de vidrio, por lo que no podía verse mucho; no obstante, el segundo y el tercero tenían el muro frontal hecho de cristal, así que el interior pudo ser apreciado por los estudiantes sin necesidad de entrar a los edificios. El gimnasio, como había explicado Mike, estaba equipado con variados equipos deportivos: en un principio, Felix sólo pudo ver las máquinas para ejercitarse del lado izquierdo, como caminadoras, bicicletas y escaladoras; y las pesas, que estaban del lado contrario de la puerta. Sin embargo, unos instantes después distinguió al fondo dos rings de pelea, algunos costales de arena y varios maniquíes. La pared del final, como pudo ver poco antes de que dirigiera su atención a la cafetería, podía escalarse en su totalidad.
La ya mencionada cafetería, por otro lado, apenas pudo ser contemplada por Felix antes de que el Túnel bloquara su vista: además del muro frontal, uno de los costados también había sido construido con cristal. No había mucha gente comiendo, puesto que se trataba del primer día, y probablemente los únicos que estuviesen haciéndolo eran estudiantes que vivían en los dormitorios, pero el chico pudo ver que disfrutaban de su comida y de las animadas pláticas con sus compañeros. En el interior cabrían poco más de una centena de estudiantes, aunque Felix creyó ver una terraza en la parte trasera tras una transparente puerta de vidrio.
El par de jóvenes, mientras tanto, subía de nuevo la escalinata de baldosas que llevaba al Túnel, para después caminar unos veinte metros por el interior de éste. Se detuvieron frente un arco de piedra caliza que señalaba una división del camino; estaba cubierto por enredaderas, cuyas hojas casi ocultaban una pequeña señal que decía con letras góticas “Teatro”, y dos delgados cipreses limón lo adornaban a los lados. Si uno se asomaba por dicho camino, se podía distinguir claramente cómo el túnel de árboles era reemplazado por una especie de cerca formada por arbustos, la cual terminaba por encontrarse con un gran edificio de caliza.
—¿Cómo es que no lo vi? —pensó en voz alta Felix, mientras se acercaba para oler la fragancia cítrica que los dos pinos desprendían.
—Estabas bastante ocupado quejándote de un tío que te había robado la mochila—respondió Mike, tomándole de los hombros e incitándole con suaves empujones a que siguiera el sendero.
Felix observó con sorpresa el lugar donde se alzaba el auditorio de la academia. No estaba muy alejado del arco de piedra: unos quince metros, solamente. El edificio era muy grande para lo que una escuela común necesitaría; mediría poco más de treinta metros de ancho, quizás unos diez de alto y F estuvo seguro de que de largo serían cerca de treinta y cinco, o tal vez cuarenta, aunque desde su posición no podía calcularlo.
Al igual que el arco que señalaba la entrada, el edificio tenía los muros cubiertos por piedra caliza, de color rosado, cortada en largas losas rectangulares. Lo que más llamó la atención del chico fue que el muro donde se encontraba la puerta no estaba hecho de ningún tipo de piedra. En realidad, estaba constituido por gigantescas placas de cristal unidas por soportes metálicos, como en el gimnasio, acomodados limpiamente dentro de un delgado marco de la misma piedra que las demás paredes. Hechas de cristal también, cinco puertas dobles estaban abiertas de par en par, como incitando a entrar a cualquiera que pasara por allí.
—Y allí tienes, F, el edificio que más nos enorgullece: El auditorio —expresó Mike, a espaldas del chico. Los dos muchachos caminaron los escasos veinte metros que restaban hasta la entrada del teatro, para luego entrar al edificio. Felix dejó salir un “Woa...” cuando advirtió que el muro de cristal no estaba en una posición de noventa grados, sino que se encontraba inclinado hacia afuera, como si el edificio hubiese sido cortado en diagonal.
Felix no pudo decidir qué le resultaba más impresionante, si el interior o el exterior del teatro. La parte interna no estaba hecha por ninguna piedra especial y no tenía ningún relieve, como el muchacho espero en un principio. Era completamente lisa y estaba pintada de color vino, aunque las esquinas tenían detalles en pintura dorada. Para cubrir todo ese espacio, se habían colgado varios anuncios que mostraban escenas de obras anteriormente exhibidas, de las cuales F reconoció “El Fantasma de la Ópera”, “El Lago de los Cisnes” y “Hamlet”. Sin embargo, había otras tres que el chico no pudo adivinar, por lo que se lo preguntó a Mike.
—“Grease”, “La Bella y la Bestia” y —el chico se sacudió, fingiendo que lo recorría un escalofrío— “High School Musical”.
—Bonito. ¿Actuaste en alguna? —preguntó F.
—Oh, sí. Una amiga me convenció de hacerlo los últimos dos años, aunque nunca tuve un papel influyente. Fui un guardia del teatro en “El Fantasma” y... —de nuevo, Mike se retorció— un miembro del equipo de baloncesto... en “HSM”...
—¿Cantarías la parte de Zefron para mí? —pidió Felix, burlón. Su amigo forzó una carcajada y negó con la cabeza.
—Nunca jamás —añadió—. Pero si quieres puedo gritar “¡Puerta asegurada!” con todas las ganas del mundo. Gané muchos aplausos esas dos noches, sabes.
Felix no respondió. Se había quedado embelesado mirando un precioso mural que decoraba el techo. Éste exhibía un hermoso bosquecillo, con árboles pequeños y flores de vivos colores, donde un alegre dios griego o romano iba montado sobre un asno, sosteniendo una copa de vino y siendo seguido por decenas de ménades bailarinas que llevaban racimos de uvas en la mano y un cantante que se acompañaba a sí mismo con una lira.
—Dionisio-Baco, ¿no? —preguntó, aún sin dejar de mirar el mural, aunque en realidad, gracias a sus conocimientos de literatura y mitología, ya estaba seguro de que ésa era la deidad que había sido retratada.
—Y Morfeo es el tipo de la mini-harpa. Grandes representantes de las artes o algo así —explicó Mike, a la par que le daba una leve palmada en el hombro a su amigo, invitándole a continuar andando, aunque al instante caminó hasta las taquillas sin esperar una respuesta. Ni siquiera giró la cabeza para ver si Felix lo seguía cuando desapareció tras una de las dos puertas dobles de madera que llevaban a la zona de las butacas y escenario.
—Orfeo... —corrigió Felix, en voz baja, mientras echaba andar de nuevo.
Como en la mayoría de los teatros, los asientos retráctiles, al igual que el suelo y las paredes, estaban cubiertos por mullido terciopelo de color vino y le daban al lugar una apariencia familiar y conservadora. Éstos se encontraban divididos en tres grupos para facilitar la organización de los boletos, aunque también había palcos y un segundo nivel. Felix después sabría que cada grupo estaba constituido por veinte filas de diez a quince asientos cada una, las cuales aumentaban su capacidad conforme la galería en forma de cono iba haciéndose más ancha. Si se añadía el segundo nivel y los palcos, probablemente cabrían cuatrocientas y cincuenta personas.
El escenario había sido, como todos, construido en madera, aunque de color negro, igual a la que constituía las medias columnas que adornaban las paredes. Se alzaba dos metros del suelo, sin contar los otros dos de la zanja artificial donde los músicos se alojaban para así tocar, casi invisibles para el público, durante toda la función.
—¿Qué sucede? —preguntó Felix apenas entró al lugar. Había llamado su atención que varios grupos de alumnos caminaban apresuradamente de un lado al otro, principalmente arriba del escenario y tras bambalinas.
—Descuida, es cosa de todos los años —aclaró Mike, mientras apremiaba a Felix con un gesto de la mano. Ambos atravesaron el teatro hasta el final, donde el primero subió al escenario de un salto, ignorando las escaleras que el último utilizó para llegar arriba sin complicaciones. Una vez allí, Michael continuó—: El club de teatro es uno de los pocos que se reúnen antes de que las actividades hayan empezado, aunque sólo trabajan con la escenografía y el vestuario. El próximo lunes, cuando empiecen las actividades extracurriculares, será cuando comiencen con las audiciones para los papeles de la obra de este semestre.
—¿Sabes de qué irá? —inquirió Felix, interesándose al ver que un estudiante de último año examinaba con repugnancia unas medias de color negro.
—De una princesa y un sirviente, o algo por el estilo —respondió el otro, a la par que se aventuraba a la parte trasera del teatro. Felix le siguió, tropezándose torpemente con un par de cables y ensuciando el telón con los zapatos. Inmediatamente recibió quejas por ello, pero Mike le rescató con apresuradas explicaciones y una que otra amenaza a estudiantes menores.
El par de chicos caminó hasta la parte del teatro oculta por el telón del fondo, donde se encontraban las puertas a los camerinos. El pasillo estaba bloqueado casi en su totalidad por carritos de vestuario, cables enrollados, bolsas de arena colgantes y montones de escenografía vieja. Mike dio algunas vueltas por el lugar, hablando brevemente con algunas personas y asomándose en algunos camerinos abiertos. Cuando pareció perder las ganas de seguir buscando lo que fuese que estaba buscando, Mike se le acercó por detrás a un chico que iba vestido de campesino (aunque del disfraz colgaban trozos de tela sobrante y alfileres) y llamó:
—¡Oye, Joseph!
El estudiante dio media vuelta y le dedicó a Mike una mirada fulminante, aunque después pareció reconocerle, agrandó los ojos por la sorpresa y saludó:
—¡Ey, Michael! ¿Qué onda, qué tal todo? —ambos se saludaron con un entusiasta abrazo. Tuvieron una breve conversaciones sobre lo que habían hecho en sus vacaciones y qué planeaban hacer ese semestre, por lo que Felix se quedó solo e incómodo ante la situación recargado en la pared al lado de una esfinge de cartón cubierta de purpurina dorada.
—Amigo, ¿no sabrás dónde está Michelle? —preguntó Mike de pronto—. Verás, necesito su ayuda… Este tío, F —el chico lo señaló sobre su hombro con el pulgar—, necesita un cambio. ¡F, ven y preséntate!
Felix dejó salir un “Oh”, para después caminar en dirección al supuesto Joseph; dubitativo, le ofreció su mano y se sintió un poco más tranquilo cuando recibió una cálida respuesta.
Joseph era casi una cabeza más alto que, y más fornido, además; era por ello por lo que Felix se sentía intimidado. Como bien se enteró el chico más tarde, solía ir al gimnasio del colegio frecuentemente. Su cabello, de color negro, estaba cortado casi a ras, como suelen llevarlo los militares, lo cual le hacía parecer alguien rudo, contrario a su personalidad. Por otro lado, también se encontraban sus vivaces ojos negros que manifestaban lo amigable que era.
—Michelle está en ese camerino de allí —apuntó una puerta que estaba detrás de Mike—, haciendo algunas cosas sobre el vestuario. ¿Es él, Michael? —preguntó Joseph, señalando a Felix sin siquiera mirarle, como si simplemente no estuviese allí.
—Mike —corrigió el chico, antes de decir—: Y sí, es él. Sólo mira su cabello —el muchacho tiró de un mechón del cabello de su compañero—. Realmente necesita que Michelle le haga algunos cambios.
Fue entonces cuando Felix descubrió a qué se refería Mike: ¡Le iban a cortar el cabello! Su amigo no estaba dándole un tour por la escuela (o tal vez sí, pero mataba dos pájaros de un tiro), estaba llevándolo directamente a donde quería. Recordó lo que Michael le había dicho en la biblioteca, sobre cómo tenía una amiga en el club de Teatro, la cual se encargaba de cortar su pelo de vez en cuando. No se había olvidado del asunto, ¡no, estaba llevándolo a la boca del lobo!
—¡Mike, no! —se negó Felix, intentando echar a correr por el pasillo, pero la gran figura de Joseph y varias cajas de cartón se lo impidieron. Su amigo de inmediato se dio cuenta de las intenciones y se apresuró a tomarlo de los hombros. Sin darle tiempo a reaccionar, lo jaló hacia la puerta que tenían detrás suya.
—¡Mike, sí! —insistió el chico, mientras le daba el último tirón a Felix. Éste fue mucho más fuerte que los demás, por lo que ambos jóvenes perdieron el equilibrio y trastabillaron en dirección a la puerta. Con un estruendo, la abrieron con su peso completo y se precipitaron sin reparo alguno al interior del camerino.


Respuestas al lector:
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Ita.- Gracias por tu comentario~~ Le daré una revisada al cap para ver si encuentro esos errores a los que te refieres.
Sombra.- We'll see... about that ;)


En otras noticias, he terminado de escribir el segundo libro de la saga. No saldrá a la luz hasta que terminemos éste, pero quería decirlo para hacerles saber que tenemos Psyche para rato ^^ (Y que no he perdido el tiempo por nada, ¿eh?)
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Re: ---> (!!!) Saga Psique - Primer Semestre

Notapor Choco » Vie Dic 09, 2011 1:23 am

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Re: ---> (!!!) Saga Psique - Primer Semestre

Notapor kairy@16 » Lun Dic 12, 2011 1:34 am

Choco escribió:E-espera, qué?! Hay libro?! Físico?! Dime que te lo podemos comprar...


Yo también espero respuesta a esta pregunta! O_O
Me encanta el relato *_*

Saludos :D
Soltad amarras! Y marras salió y se los comió a todos~~ lol xDDDD
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Imagen-> Gracias por encontrarla Xurraa :D

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Re: ---> (!!!) Saga Psique - Primer Semestre

Notapor ita » Lun Dic 12, 2011 2:13 am

¡Enhorabuena por el libro!

Y... en otro orden de cosas, comentario al capítulo de la semana:

Creo que te detienes mucho en descripciones que no tienen mucho interés o que, en cualquier caso, podrían hacerse de manera más breve.
Sobre la narración... repites algunas palabras, y si no he visto mal, hay una frase incompleta. Si lo relees lo verás enseguida, estoy segura.
Creo que, para explicar todo esto no era necesario un capítulo. Me parece que te has detenido mucho en detalles que, al menos a mi y por ahora, parecen irrelevantes. No sé... Esa es la sensación que tengo.

Por lo demás, no tengo mucho más que agregar. Espero leer el próximo para ver cómo avanza y como se va desarrollando la trama y los personajes.

¡Ánimo!
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Re: ---> (!!!) Saga Psique - Primer Semestre

Notapor Sombra » Lun Dic 12, 2011 8:46 pm

Give me m0ar :D ¡Queremos más Psique!
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Re: ---> (!!!) Saga Psique - Primer Semestre

Notapor pokeexp » Lun Dic 19, 2011 12:37 am

ojala ubiera libro... me lo podra leer en un dia XD!

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http://khworld.webcindario.com/phpbb/viewtopic.php?f=2&t=23488 viene un salvador... muy gilipollas. entra, te va a gustar. ah, por cierto... Encuestas, encuestas everywhere!
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Re: ---> (!!!) Saga Psique - Primer Semestre

Notapor Zee » Mié Dic 21, 2011 11:47 pm

Capítulo 3
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Capítulo 3
Un primer día algo agitado


Para los miembros del club de drama de la Academia de la Laguna, pasar el rato en el auditorio pintando escenografías o diseñando vestuarios mientras se conversa o se juega con los amigos es algo de lo más normal y agradable. Era probablemente por eso que los estudiantes realmente no le prestaban mucha atención a Mike y a Felix, quienes tuvieron un breve forcejeo en medio del pasillo que se encontraba oculto detrás del telón en el teatro de la academia. El primero había intentado arrastrar al otro para que una chica desconocida le hiciera un corte de cabello, mientras el último quería liberarse y escapar de allí para volver a casa y terminar con aquel extraño primer día. No obstante, un mal cálculo de fuerza provocó que ambos chicos se precipitaran a través de la puerta abierta de uno de los camerinos y cayeran con todo el peso de sus cuerpos en el suelo de concreto del interior.
F se hallaba atrapado bajo su amigo y se encontraba adolorido por el golpe y algo confundido por la situación. Desde su posición, no podía ver mucho más sino el frío, uniforme y brillante piso del camerino, algunos percheros, muebles cuya forma no pudo distinguir con aquella perspectiva y alguna que otra prenda abandonada en el suelo. Mientras su mente se aclaraba poco a poco, el muchacho advirtió que —el pesado— Mike y él no eran los únicos en la habitación: Joseph había señalado que en el interior se encontraba una chica, y Felix pudo confirmarlo cuando distinguió un par de piernas femeninas aparecer en su limitado campo visual.
—¡Michael Johnson! —regañó la dueña de aquellos lustrados zapatos de piel marrón, pulcras calcetas blancas y diminutas pantorrilas. Su voz sonaría dulce y reconfortante si de otra situación se tratara, pero en aquel momento Felix podía teorizar, por su tono, que no dudaría ni un instante en colgar a Mike del cuello de lo más alto del teatro y que confiaba plenamente en que éste le daría su permiso para hacerlo. En otras palabras, podía tratarse de la amiga que maltrataba a manera de expresión de afecto.
Finalmente, Felix sintió a su amigo levantándose, por lo que se incorporó de inmediato para estirar sus ahora lastimadas extremidades. El joven reconoció que aquel camerino hacía las veces de bodega de vestuario, pues estaba repleto de carritos y percheros, que a su vez se hallaban ocupados por completo por una amplia variedad de atuendos y disfraces. Sólo dos solitarios peinadores, con sus respectivos espejos, y un par de banquillos metálicos trataban, en vano, de romper la monotonía de la habitación y darle un poco más de sabor.
—¿Pero qué crees que estás haciendo? —cuestionó la chica, inflando un poco los mofletes y frunciendo el ceño, ignorando por completo a Felix y dirigiendo su pregunta únicamente a Mike. Sus mejillas estaban sonrojadas, aunque F sospechó que se trataba de un efecto del enfado que ahora experimentaba—. Entrando al camerino sin permiso alguno. Es una falta de educación y respeto, Michael. ¿Qué hubieras hecho si alguien se estuviera estado cambiando?
—Bien sabes, Michelle, que hubiera disfrutado de la vista —respondió el muchacho con una gran sonrisa, de manera pícara y descarada, mientras chasqueaba los dedos y simulaba una pistolilla con ellos. La chica soltó un bufido.
La supuesta Michelle era bastante bonita. No era alta, tal vez medía un metro sesenta y algo, y su cuerpo no tenía atributos muy definidos, pero, con su tersa y brillante piel aperlada y complexión delicada, resultaba muy adorable. La chica reparó en Felix, así que se peinó su liso cabello azabache con las manos, se acomodó el broche en forma de flor que lo adornaba un poco más arriba de la sien y miró apenada a Felix con sus grandes y brillantes ojos de color café.
—Ah… —fue lo único que alcanzó a decir cuando notó la mirada de extrañeza e incomprensión que Felix le dedicaba desintencionadamente. La joven se sonrojó y apartó la mirada, posándola en el suelo, mientras se frotaba las manos y movía el tobillo izquierdo en círculos.
—Es un poco tímida con los desconocidos... —aclaró Mike, a la par que se acercaba a la chica, se paraba a un lado suyo y la rodeaba cariñosamente con el brazo. No de una manera muy íntima, sino tal y como lo hacían los viejos amigos. El chico la miró sonriente y le dijo—: Éste es F, Michelle. Estuve pensando, verás...
—Mike, no —amenazó Felix, tajante, pero su amigo lo ignoró y fingió sacudir su frase con un gesto de la mano.
—Estuve pensando si podías ayudarlo con su peinado. Ya sabes, ¿hacer tu magia y eso?
—He dicho que no... —insistía Felix.
—F, realmente necesita que le hagas un cambio, ¿ves? —el chico señaló el cabello alborotado de su compañero.
—Ah, no le hagas caso —se excusó el aludido—. Decide cosas por su cuenta, realmente no necesito que hagas algo como eso.
Sin previo aviso, Mike soltó a su amiga y se paró en frente de Felix. Le sostuvo una mirada retadora, a la que el castaño sólo pudo responder con una sonrisa nerviosa y un ligero encogimiento de hombros. Se quedaron en silencio unos segundos, contemplando su reflejo en los ojos del otro, sin moverse ni un ápice.
Y de pronto, Felix sintió un fuerte tirón y la sensación de ardor en su mejilla izquierda. Antes de que pudiese darse cuenta de que Mike le había arrancado la bandita sin ninguna clase de delicadeza, éste ya se había apresurado a arrebatarle las gafas con un movimiento tan rápido como un manotazo.
—Te ves bien y no pareces notarlo —aclaró Mike, mientras giraba los anteojos entre sus dedos—. Y en esta academia, créeme, el aspecto importa muchísimo para algunos —añadió, señalándolo con el dedo índice de la mano libre—. Si no quieres que te coman vivo, tienes que resaltar, F. Así que pongámosnos las pilas, ¿de acuerdo?
—Y... y... y... —intervino Michelle, mientras se ponía de pie entre los dos muchachos. Estaba demasiado nerviosa, debido a la presencia de Felix, como para hablar, aunque finalmente encontró las palabras adecuadas—: ¿¡Y yo por qué debería hacerlo!?
—Porque... —murmuró Mike, solamente. Tomó a su amiga de los hombros y la acercó delicadamente hacia su cuerpo. La acarició suavemente en la barbilla, provocando que ella se estremeciera ante su tacto. Con una voz suave, el chico le dijo algo al oído que ni se preocupó por ocultar:
—No querrás que lo haga… Y menos frente a él, ¿no…?
Michelle se tapó la boca con la mano, ahogando un grito, a la par que daba varios pasos hacia atrás. Mike se acercó a ella lentamente, acorralándola contra la pared. La chica retrocedió tanto que parecía que estaba sosteniendo el muro con la espalda. Felix, en cambio, aún seguía parado en el mismo lugar desde que había entrado, lleno de curiosidad y, de cierto modo, miedo.
—¿Son sólo amigos o es que hay algo más aquí...? —se cuestionó él, ensimismado.
Pero Felix se sintió aliviado cuando advirtió que no tendría que presenciar ningún espectáculo amoroso o algún acto de intimación:
—¡Ah, las cosquillas! —gritó Mike, entre risas, a la par que comenzaba a picarle el abdomen a la chica con la punta de sus dedos. Ésta comenzó a reír y a sacudirse de manera incontrolable, mientras intentaba apartar a su amigo por medio de rápidos manotazos.
—¡¡M-Mi-ike!! ¡¡Pa-a-ara yaaaa!! —pedía entre carcajadas involuntarias, con los ojos cubiertos de lágrimas. Había parado de darle manotazos a Mike y los había sustituido por puñetazos poco certeros, que el chico podía esquivar fácilmente al agachar la cabeza o arquearse un poco hacia atrás.
Finalmente Felix decidió intervenir. Con una bien calculada zancada, se colocó detrás de Mike y, sin hacer notar su presencia, le presionó fuertemente a ambos lados del vientre con los dedos índices. El muchacho, que aparentemente tenía también una debilidad ante las cosquillas, dio un respingo e intentó alejarse de su amigo, entre risas. No obstante, al intentar alejarse, tuvo el disfortunio de poner el pie sobre lo que parecía una capa; la prenda resbaló en el liso piso de concreto, llevándose a Mike consigo. El chico perdió el equilibrio y agitó las manos en el aire intentando recuperarlo, pero accidentalmente golpeó a Felix en el labio con el dorso de la mano y luego cayó con todo su peso sobre él.
Felix sólo recordaría el estruendo de sus cuerpos cayendo al suelo por segunda vez y la dureza del frío concreto en la parte trasera de su cabeza.
*
—¿Estará bien? —preguntaba una dulce voz femenina.
—Me parece, no le golpeé tan duro —respondió otra voz, esta vez perteneciente a un chico.
Felix recordó de golpe quién era y qué había estado haciendo. Abrió los ojos de súbito sólo para encontrarse con el rostro de Mike muy cercano al suyo. Soltó un grito e intentó apartarse, únicamente para darse cuenta de que era incapaz de hacerlo, pues algo lo tenía aprisionado del torso y tobillos.
Miró hacia abajo y descubrió que una cuerda lo mantenía en su lugar. ¡Lo habían atado a una silla!
—¿¡Qué habéis hecho!? ¿¡Por qué estoy atado!? ¿¡Cuál es el maldito problema!? ¡Desatadme ya! —vociferó desesperado y furioso, moviendo la silla de un lado para otro en un vano intento por liberarse.
—¡F, tranquilo! ¡F! —Mike intentaba calmarlo, sin saber de dónde podía agarrarlo para detener sus sacudidas. Pero, desafortunadamente, sus intentos no tenían resultado alguno.
Felix continuaba moviéndose frenéticamente, provocando que la silla se fuese desequilibrando cada vez más. Finalmente, tras un salto extremadamente alto, una de las patas cedió ante el peso y la silla se desplomó inevitablemente, con el chico todavía encima, hacia el frío suelo.
—¿Habéis visto lo que ocasionáis? —reclamó desde su posición, todavía más encendido por el golpe que se acababa de dar en el lado izquierdo del cuerpo. Apenas podía mirar hacia arriba, pero pudo notar que Michelle se hallaba recargada, casi pegada, contra la pared, haciendo lo posible por no mirarlo a los ojos. Adivinando lo que había pasado gracias a su expresión, el estudiante añadió—: No, no “habéis”. ¡”Has”, que estoy seguro que esto es tu idea, Michael! No sé qué estabas intentando al atarme a una silla, pero si no me desatas…
Felix se interrumpió repentinamente al sentir que algo parecido se le metía a la boca. Por impulso, comenzó a toser lo más fuerte que sus pulmones le permitían. Tras casi expulsar sus órganos internos, finalmenet logró escupir al suelo lo que se había pegado en su garganta.
—¿¡Cabello!? —exclamó, al ver lo que nadaba repugnantemente en su saliva. Y no era sólo ése, había decenas de montones desperdigados por el suelo. Y, peligrosamente, eran del mismo color que el suyo—. ¡No! ¡¡No!! —vociferó el chico, agitándose de nuevo en la silla—. ¡No puede ser que sea mi cabello! ¿¡Pero qué habéis hecho!?
—F, tranquilízate… —intentaba decir Michelle, pero se veía interrumpida por los ruidosos gritos de Felix:
—¡¡…haciendo eso sin permiso!! ¡¡Ya quiero saber qué le vais a decir a…!!
Mike dejó salir un suspiro. Tranquilamente, caminó hasta uno de los peinadores, abrió un cajón y sacó un espejo de mano del interior de uno. Ignorando las reclamaciones de su amigo, se puso en cuclillas frente a él y se lo puso frente al rostro.
—¡Te ves bien, tío, bien! ¡Así que cálmate! —exclamó, obligándole a mirarse en la superficie reflectora del espejo.
Lo primero que Felix notó fue que tenía sangre seca alrededor de la comisura de la boca, lo cual evidenciaba que Mike le había golpeado fuertemente la mandíbula. También pudo notar que su rasguño estaba limpio. Curioso, miró a Michelle y alcanzó a ver cómo ésta dejaba torpemente un pañuelo húmedo sobre el mueble.
Su cabello estaba cambiadísimo: el volumen había disminuido considerablemente, aunque no el largo, lo cual hacía parecer que el color de su pelo era más claro. Ya sin nudos, sus mechones —Felix no tuvo idea de qué pudo haber hecho Michelle para hacerlos sin ponerle nada en el pelo— apenas le llegaban a las cejas y le cubrían las orejas.También le habían puesto algún líquido brillante, puesto que ahora parecía como si acabara de tomar una ducha, cuando evidentemente no había sido así.
Mike se ocupó de desatar los nudos que tenían inmovilizado a Felix. Cuando las cuerdas perdieron su fuerza, lo ayudó a levantar un poco la silla para que pudiese salir de ella.
—¿Qué... habéis hecho...? —preguntó, incrédulo, mientras se ayudaba de la mano de su amigo para incorporarse. Una vez se puso de pie, se sacudió los restos de cabello de la ropa, especialmente de la parte trasera de la camisa, donde había una alarmante acumulación, pues aquél que caía había quedado atrapado entre la espalda del chico y la silla.
Fue Michelle la que lo explicó, hablando con una notable emoción en la voz:
—Primero te empapé por completo y me deshice de los nudos con un peine abierto. Luego te cepillé hasta dejártelo completamente liso. Te quité volumen de la coronilla y te hice un corte especial para que se formen esos bonitos mechones. Además, le di un poco de degrafilado a las puntas y te puse extracto de semilla de uva para el brillo. Puedo darte una botellita en caso de que quieras usarlo cada mañana, aunque también podrías ponerte...
—¿Qué me dices ahora, F? —intervino Mike, alzando una mano, poco educadamente, para silenciar a su amiga—. ¿Confías ahora en nosotros?
—En ti no —respondió Felix.
—Sabía que dirías... —iba a decir el chico, como si tuviese una respuesta preparada, pero se detuvo a medio camino cuando notó que sus expectativas no se habían cumplido—. Espera... ¿Cómo?
—No se trata de que lo hayas hecho bien, Michael, sino que lo hiciste sin mi permiso —explicó el joven—. Aprecio tu preocupación por mi, digamos, “supervivencia” en la academia, pero es realmente innecesario. Me alegra también que Michelle lo haya hecho con gusto —se tomó un mechón con las manos y lo recorrió suavemente hasta llegar a la punta—; también me siento aliviado ahora que (parece) se le ha pasado la pena y creo que podríamos llevarnos bien. Pero en cuanto a ti...
Súbitamente el teléfono móvil de Felix comenzó a vibrar en su bolsillo. Hizo un gesto con la mano, pidiéndole a sus dos compañeros que lo esperaran un instante. Se sacudió la mano para dejar atrás todo cabello que tuviese pegado en ella y luego la metió en su bolsillo, en cuyo interior había guardado también sus llaves y algunos dólares en billetes. Una vez logró separar su aparato de todo lo demás y sacarlo de allí, resionó un botón y la pantalla se iluminó al instante, mostrando la causa del aviso:
23 Llamadas Perdidas
—¡Veintitrés! —leyó Felix, atónito. No necesitaba mirar el teléfono para saber de quién (o quiénes) eran. Les dedicó una mirada de disculpa a Mike y a Michelle, y luego expresó—: Tendréis que… perdonarme, pero me parece que mis padres me buscan con desesperación. Nos vemos otro día, Michelle. Mike, te aseguro que lo pagarás mañana.
—Hasta luego —se despidió la chica, dedicándole una gran sonrisa, finalmente libre de toda vergüenza.
—De nada —expresió Michael, sarcásticamente, mientras agitaba la mano.
*
Felix soltó un gran suspiro una vez se lanzó en su mullida cama. Había tenido bastantes problemas para haber sido el primer día. En demasía.
Había llegado tranquilamente a su casa después de quince minutos de viaje en autobús, para sólo recibir una regañina por parte de sus padres por haberse cortado el cabello sin permiso, por no haber avisado que permanecería en el instituto hasta tarde y por haber perdido sus gafas —Felix prefirió ni mencionar la existencia de Mike, quien seguramente las había guardado en algún sitio—, además, claro, de que no les había respondido las llamadas. Afortunadamente, su madre le prometió que le compraría unos anteojos más delgados y estéticos, como los que solía usar antes de mudarse, o, si así lo prefería, unos lentes de contacto. No pudo relajarse después del largo sermón, sin embargo, puesto que su hermano mayor estaba al teléfono y tenía que hablar con él: uvieron una tediosa conversación sobre lo que Felix podía tocar y lo que no de las pertenencias que había dejado en casa.
La familia de Felix era de lo más normal, salvo por el inusual hecho de que se veían obligados a mudarse cada año. Sus dos padres se habían conocido en la universidad y tenían la misma edad, cuarenta y siete años; su madre se ocupaba de la casa, mientras que su padre trabajaba la mayoría del tiempo, a excepción de las noches y el domingo, además de contar con una pobre hora y media para comer durante el mediodía.
Felix tambíén tenía un hermano y una hermana; mayor y menor, respectivamente. El primero, de diecinueve años, Kyle, ya no vivía en casa, puesto que se había quedado a estudiar la universidad en Seattle, Washington. Cuando todavía vivía junto a sus familiares, constantemente competía contra Felix en todo, ya fuesen deportes, resultados académicos, e incluso trivialescosas sin importancia: por ejemplo, el chico atesoraba un recuerdo de cuando él y Kyle habían competido para ver quién comía más en un buffet. A pesar de todo, los dos hermanos llevaban una buena relación y sus competencias jamás se convertían en peleas serias.
Lo contrario sucedía con su hermana menor, Lily, con quien tenía discusiones constantes. La chica, de apenas trece años, pasaba por una etapa en la que se está en contra de todos. Si no peleaba con sus padres, generalmente por no conseguir lo que quería, se empeñaba en molestar a Felix, a quien solía llamarle “Espécimen”. A Kyle, en cambio, le llamaba simplemente “Neandertal”. Se la pasaba idolatrando a un ídolo de la música pop y había empezado una dieta (obviamente, innecesaria) porque quería convertirse en modelo adolescente un poco más tarde. Sí, era una hermanita bastante molesta.
La casa de los Flynn, por otro lado, no era pequeña, pero tampoco demasiado ostentosa. Tenía dos plantas (con la cocina, sala, comedor y garage en la inferior y las recámaras en la superior) y un bonito jardín conectado a un verde patio trasero. Era perfecta para la familia de cinco personas... excepto por el hecho de que Felix se veía obligado a dormir en una habitación que seguramente había sido construida como una bodega, pues era demasiado pequeña para el chico. Habían tenido que desarmar la cama, meter las piezas y armarla de nuevo en la habitación, ya que era imposible maniobrar con ella en el cuarto. Pese a esto, el chico se animaba pensando que, una vez estuviese bien acomodado todo, podría mudarse a la que estaba planeada para ser la habitación de Kyle.
*
—Quién diría que la Laguna sería una academia tan extraña—murmuró Felix para sí, ya más tarde, mientras se preparaba para dormir. Moviéndose de un lado a otro en la habitación, acomodando algunas cosillas antes de acostarse, evocaba las situaciones que, aunque lo habían molestado antes, ahora le resultaban algo cómicas. Tal vez Mike sí le agradaba, después de todo...
Soltando un largo bostezo, el joven se dejó caer en su cama y dejó que su vista vagara por el cielo nocturno, visible a través de un tragaluz de tamaño mediano. Por alguna razón, el cielo de la ciudad costera le agradaba más, seguramente porque estaba mucho más limpio; o tal vez porque era allí donde había nacido, durante la noche estrellada de un diez de febrero.
Antes de dejarse llevar por el sueño, decidió darle una ojeada a la luna, la cual podía ver por la ventana que se hayaba al lado de su cama, que había sido acomodada pegada a la pared —de esa manera le resultaba más cómodo y podía dorrmirse observando las estrellas. Pero Felix decidió que Morfeo ya lo había arrastrado hasta su reino, porque no había manera de que un hombre encapuchado estuviese de pie, observando su ventana, en la punta del tejado de una de las casas del vecindario...
*
Aquella noche, Felix Flynn experimentó un sueño recurrente de su infancia. Mientras un bebé lloraba el algún lugar inalcanzable, él se encontraba siendo perseguido por un ser de color negro, como la bóveda celeste que había estado observando antes de caer rendido en su cama. Y como la misma luna que había deseado contemplar, dos ojos amarillos resquebrajaban la monocorde oscuridad de aquel rostro humanoide mas monstruoso.
Su perseguidor medía más de dos metros, pero se encorvaba y flexionaba sus rodillas al correr, por lo que parecía que Felix le superaba en altura. Tenía una forma humanoide: cabeza, torso, cuatro extremidades... Pero sus brazos eran aterradores. Eran desiguales al resto de su cuerpo y los baleancaba como péndulos, de una manaera espeluznante y casi asquerosa. Sus largas y huesudas manos tenían repugnantes uñas del mismo coñor (¿garras?) que llegaban hasta el suelo y provocaban un chirrido paralizante.
Felix fue perseguido en cámara lenta hasta que, en algún momento de la noche, despertó sobresaltado. A la mañana siguiente, el joven ya había olvidado su pesadilla.


Respuestas al lector:
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Choco/kairy@16/pokeexp.- No, no hay libro físico... por lo menos de la primera parte. El libro que podéis ver es la secuela de Psique, "Sangre", la cual escribí como un proyecto escolar de Filosofía. Precisamente por eso me ausenté tanto, para concentrarme en el otro libro. Y pues, obviamente, sus contenidos no saldrán a la luz hasta que termine el primero.
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